viernes, 12 de septiembre de 2008

De lo divino y lo humano.

Funeral con poco calor humano -aunque caluroso por la temperatura y los focos- en la Almudena.

Treinta y dos bancos reservados para los familiares directos de 154 fallecidos se antojaron pocos. Hubo momentos de cierta tensión cuando familias que tenían a cuatro fallecidos entre las víctimas no tenían sitio ni para dos personas. Una espera de una hora bajo los apabullantes y calurosos focos de la televisión, pues a los familiares se nos citó una hora antes, a las siete.

Pasadas las siete y treinta y cinco apareció el Cardenal Rouco y empezó lo que parecía un pésame personal banco por banco. Pero no, no saludó a todos. Tan sólo doce bancos de los 32. El sacerdote que lo acompañaba miró e hizo ademán de que los demás bancos no eran de familiares. "¿Ustedes no son familiares, verdad?" dijo mirando justo al banco donde yo estaba. "Todos somos familiares, padre" contesté. "Parecen muchos.." dijo, a lo que repliqué no sin cierto enfado: "Son ciento cincuenta y cuatro fallecidos". Después de farfullar que se les agotaba el tiempo, dijo "Dense por saludados" y se llevó al Cardenal.

Digo yo que si de saludar se trataba, podría haber saludado en general, pero si personalizó el saludo, debió hacerlo con todos. Y si le faltaba tiempo, que hubiera venido a las siete, cuando ya estábamos los familiares esperando en nuestros sitios. Vamos, digo yo. A mí no me pareció correcto, pues muy posiblemente la mayoría de los familiares que allí había se hubieran sentidos en cierta medida reconfortados si son creyentes. Y si no lo son, también. Pero se ve que los protagonistas eran otros y no los familiares.

El Rey y la Reina entraron los últimos, detrás de Zapatero y su mujer, tras quienes iban la Vicepresidenta, las Ministras Magdalena y Bibiana, así como Sebastián, Gallardón, Rajoy, Esperanza Aguirre, etc. Ninguno de ellos hizo más que dirigir una superficial mirada y un mohín de pena hacia algunos de los que allí estábamos. Pero sin pararse. Lo mismo se repitió a la salida, con excepción de algún apretón de manos del Alcalde y alguno más; pero al paso, que se hacía tarde.

En cuanto a la ceremonia, brillantes coros, preciosa voz de la solista, muy cascada la de Rouco -y casi ininteligible- aunque su homilía fue leida, y mal, lo que me pareció una falta de cercanía. Como quien cumple un trámite... Nada caluroso o cercano. Poco humano. A lo mejor demasiado divino.

Aunque al mirar alrededor se veían los Hombres de Negro; los de seguridad por un lado y los que ahora se apropian de las iglesias y de sus ritos, por otro; esos neocatecúmenos que se creen más cerca de Dios que los demás. De su Dios, claro.

Y luego, cuando salían, vimos lagrimitas en los ojos de Sonsoles, y los ojos llorosos cual Magdalena de Magdalena, la Álvarez, vamos, la Ministra. A lo mejor se contagiaron de los constantes lloros de familiares que no pararon de llorar. Sobre todo los que estaban en primera fila, lo que no deja de ser curioso.

Los demás tuvimos nuestras lágrimas, claro. El recuerdo de la tragedia, el de los familiares perdidos, la pena, la grandiosidad del fausto, la música, el volver a ver a los que son como amigos con los que se comparte una tragedia que ya es común...

Pero no hubo pésame. Nuestras autoridades pasaron de largo. Como sus lágrimas.

3 comentarios:

  1. Tarde has escrito...me imagino tu desvelo....
    Un mero trámite para ellos.... no así para los familiares que volvistéis a revivir toda la tragedia..... Fuerza y amor....

    ResponderEliminar
  2. Era previsible, todo eso no es más que mero trámite.
    Se anuncia a bombo y platillo, pero luego se trata a los familiares como comparsas de una función que han preparado sólo para lucirse ellos.

    (Te veo en el extremo superior izquierdo, Antonio, y creo reconocer a alguien más, pero no se ve bien)

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Todo mi amor y respeto a los familiares y amigos de las victimas de este trágico accidente. a pesar de nuestro apoyo incondicional, solo vosotros, sabeís por lo que estaís pasando. en ese avión iba un chico al que conocía, joven, dinámico, buena gente, positivo, en un segundo se le fué la vida, Dios les bendiga. un fuerte abrazo, sin palabras. mj

    ResponderEliminar

Si no quiere comentar como usuario de Facebook puede comentar aquí con su ID de Google o de cualquier otro modo.