jueves, 16 de julio de 2009

Partitocracia Vs democracia.


¿Quién preside la Comunidad Autónoma?

Ante el último hecho, para mí escandaloso, del obligado cambio en el sentido del voto que ha tenido que hacer la Comunidad Autónoma de Madrid -por orden del PP, partido en el que milita su gobierno-, cabe preguntarse si no es hora de dar portazo al sistema y reinventar uno desde cero. Porque, ¿acaso los madrileños han elegido a Mariano Rajoy para que gobierne su Comunidad? Entonces, ¿cómo priman sus órdenes sobre las decisiones de su gobierno autónomo y de su Presidenta?

Esperanza Aguirre había anunciado esta mañana su voto negativo al acuerdo de financiación autonómica decidido por Zapatero y ERC, si bien es cierto que hizo la salvedad de que votaría que no, "salvo decisión contraria de la dirección del partido". Pero hasta esa salvedad sigue demostrando la gravedad de la situación. Hoy esto no es una democracia sino una partitocracia. No estamos gobernados por quienes elegimos para ello sino por los cabezas de los partidos políticos. Las elecciones sólo deciden cual es el partido que gobernará, y las personas elegidas cada vez cuentan menos. Y eso llega hasta el punto de que un mandamás de un partido político puede decidir apartar de un cargo electo a quien quiera y por el motivo que quiera. La decisión de los electores queda secuestrada por la de los órganos del partido, que no necesariamente son elegidos de forma democrática; pero aún siendo así, lo son tan sólo por los militantes de dicho partido, y eso en el mejor de los casos. O sea, estamos regidos por una minoría profesionalizada en la política.

Esto lleva a la perversión de que los cargos electos no son responsables ante sus electores, sino ante los partidos que deciden incluirlos en las listas electorales. Ya se había visto en el caso de los presidentes autonómicos socialistas, que se han apeado de sus pegas al acuerdo de financiación a la orden de "ya" dada por Zapatero. Pero por si alguien tenía dudas, ahí está Beteta - responsable económico del gobierno de Esperanza Aguirre- aceptando ante la prensa que su voto obedece a una orden de Génova, sede del PP, o sea de Rajoy. Y evidenciando que, de no ser por eso, habrían votado en contra.

No entro en si el voto debiera ser en un sentido o en otro, hablo de que el voto lo debería de haber decidido quien ha sido elegido por los ciudadanos para gobernar, no por quien no ha sido elegido para ello por mucho que sí ha decidido a quienes podemos votar. Esto dista mucho de ser una democracia. Esto es una partitocracia clara. Y además, gracias a la increíble ley electoral que padecemos, los partidos no tienen el peso correspondiente a los votos que reciben. Aquí eso de un hombre un voto no es cierto. Por poner un ejemplo, un voto de quien haya votado a IU vale la tercera parte del que haya votado a ERC.

Antes se trataba de disimular, ahora ya el descaro es impresionante y deja claro que los órganos de representación popular no son otra cosa que órganos de representación de los partidos, en donde la opinión popular deja de tener valor una vez ha emitido su voto. Y eso sucede costándonos el doble de lo que nos costaba antes. Este sistema está absolutamente desvirtuado y no es más que una estafa a los ciudadanos, a quienes se hace creer que el hecho de ir a votar de vez en cuando significa que viven en democracia. En Cuba también se vota, e incluso en el franquismo se votaba, así que mejor haríamos en hacérnoslo mirar y en empezar a exigir un cambio. Pero no un cambio de poltronas, no; sino un cambio en profundidad que alcance desde a la Constitución hasta a la estructura del Estado y a su división territorial, administrativa y política. A ver si de una vez en España nos acercamos a vislumbrar un poco de democracia de verdad. No de boquilla.

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