jueves, 25 de noviembre de 2010

La culpa, al mensajero.



Hacía tiempo que no oía una idiotez semejante para manipular la realidad. Todo porque Pons ha expresado sus dudas sobre si el gobierno está dando toda la información sobre la situación real de la economía. Es absolutamente increíble cómo este PSOE defiende el enroque del Gobierno -enroque último para aplazar el jaque mate definitivo, pero que nos matará a todos de paso- en su inacción ante la que se nos viene encima. Bueno, inacción del todo no, me refiero a falta de acciones efectivas, pues las medidas tomadas hasta ahora no han conseguido nada positivo, pero han perjudicado a funcionarios y pensionistas.

Esta postura de echar la culpa a todo lo que se mueve excepto a su incompetencia, ya es inadmisible. Lo de hacer responsable a Pons y al PP de la falta de confianza de los inversores, a los que llama especuladores contra los intereses de España, es tanto como reconocer que la oposición tiene más credibilidad que el Gobierno. Y cuando eso ocurre, y más en una situación económica extrema, lo inmediato es convocar elecciones. No sé si eso mejorará las cosas, pero desde luego que no las empeorará al ritmo que este gobierno y este PSOE lo están haciendo, mientras no se aplican a ellos mismos medida alguna de austeridad. Y en esos "ellos mismos" incluyo a toda la clase política.

Pero además, ¿quienes son esos especuladores a los que se refiere? Pues ni más ni menos que todo aquel que tiene un fondo de pensiones, una inversión a plazo fijo, o quienes tienen sus ahorros en un fondo de inversiones. Estos ahorradores ponen su dinero en manos de expertos que lo invierten en lo que consideran más rentable y con menos riesgo. Y esos inversores no se fían de este gobierno ni de sus medidas. Así que si se deciden a comprar deuda emitida por el Gobierno de España, exigen más intereses al considerar que su riesgo es mayor que si invierten en la deuda alemana, por ejemplo.

Eso de la confabulación desde el exterior ya me suena, recuerdo aquello de la conspiración judeo masónica. Era lo que se decía en el régimen franquista cuando las cosas no rodaban bien. Hay demasiados herederos de aquel régimen en estos dirigentes de ahora. Claro que para hacérselo perdonar no hacen más que recordar y remover lo que ya tenía que estar más que superado.

La argumentación de que la prueba de que se toman medidas son las protestas que se levantan contra ellas, es una falacia de tomo y lomo. Esas propuestas son la prueba del descontento de quienes se perjudican directamente por dichas medidas, pero no prueban en absoluto que dichas medidas sean eficaces, justas, o las que habría que haber tomado. Tan sólo con recortar la ayuda exterior a organizaciones que no se sabe ni lo que hacen, se podría haber evitado la congelación de las pensiones. Hay en donde recortar antes de cargarse las políticas sociales, pero interesaba aparentar que se tomaban medidas drásticas y los jubilados no pueden hacer huelgas.

No es momento de políticas partidistas, ni de ideologías inexistentes. Es momento de búsqueda de soluciones entre todos, y del gobierno de los más preparados al margen de posicionamientos políticos. Las medidas que habrá que tomar serán duras para todos, pero es momento de que quienes pagamos a los políticos que tienen que tomar dichas medidas les exijamos la máxima preparación técnica y un escrupulos cuidado para evitar derroches innecesarios.

Hoy, el tan denostado Gonzáles Pons ha dicho lo siguiente al hilo de las declaraciones del Comisario Europeo de Competencia, Joaquín Almunia, miembro del PSOE y que ha expresado las mismas dudas:





Y mientras tanto, cada día más pobres, con más paro y con una oposición que lo que espera es a que los otros pierdan, pero sin hacer méritos para ganar ellos.

1 comentario:

  1. Van demasiado lejos con tanto culpar a otros de sus propios errores; el asunto ya resulta esperpéntico porque todo el mundo se da cuenta, incluso en el extranjero que no nos quitan el ojo de encima.

    No sólo es un Gobierno de ineptos e incapaces, sino además, de bobos encantados de hacer el ridículo a cada paso, pensando que sus embustes serán creídos.


    Esperar que hagan algo provechoso para salvar la economía es lo mismo que esperar que llueva maná; son completamente incapaces de ello, no tienen ni idea de por donde empezar. Y precisamente, por su cortedad, se niegan a convocar elecciones anticipadas, convencidos de que saldrán de esta.



    Es con mucho el peor gobierno de España a partir de la transición, ninguno demostró tamaña inmadurez.

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