domingo, 21 de febrero de 2016

Sectarismo, cáncer de la democracia.


Un portavoz nacionalista cree que mis películas no son "equilibradas" para emitirse en la televisión pública vasca. Tenemos casi la misma edad y 11 amigos comunes en Facebook. Qué pequeño es el mundo.

Terrible evidencia de una sociedad enferma. Y no me refiero sólo a la vasca. Ya he comentado desde hace mucho que nuestro gran enemigo como sociedad es el sectarismo. Y, curiosamente, es lo que se viene alentando desde partidos y medios de comunicación, y a ellos se han sumado los activistas en redes sociales. Y los no tan activistas. Y, cada día más, te encuentras con que un amigo te ha eliminado de su lista tan sólo por lo que piensas.

Pero lo verdaderamente grave es que está cuajando una concepción determinada de la democracia que dice que lo democrático es votar sólo entre los que piensan lo mismo, excluyendo al resto como apestados. Cuando no hay nada más democrático que permitir que quienes no piensan como tú puedan opinar y participar, aunque sean esos hijos de puta a quienes les parece que ETA es un movimiento político respetable.

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