jueves, 27 de octubre de 2016

Bocazas y numeritos.

Foto:  Chema Moya (EFE)

Lo que hubiera sido un desfile triunfal de Rajoy ha sido desvirtuado por la inconveniente incontinencia de Hernando que ha querido ser más papista que el Papa. Tremenda torpeza que ha dejado como cobardía la fina sorna con la que Rajoy trató a Iglesias evitando darle el protagonismo de la oposición.

Estoy convencido que Ana Pastor le hubiera dado la palabra a Iglesias -era su derecho- tras preguntar a Hernando si retiraba lo dicho, pero el de Podemos conoce muy bien el poder de los gestos y de la televisión, por lo que no le ha dado la ocasión y ha forzado el numerito de la salida del Congreso.

En cualquier caso, Hernando ha vuelto a liarla cuando todo parecía ir como la seda hacia la votación del sábado. No era el momento. Y supongo que las palmadas que esta noche le dé Rajoy no serán de aprobación.

Creer que Iglesias y Podemos no van a aprovechar cualquier ocasión, por mínima que sea, para usarla a su favor y hacerse propaganda, es ser muy torpe.

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