miércoles, 11 de enero de 2017

Repugnante liquidez.


Hay quienes necesitan huir de sus propias frustraciones emocionales o desviaciones refugiándose en el sexo por el sexo, lo que puede llevar a necesitar cada vez más estímulo que supla la emoción del amor, por lo que buscan situaciones cada vez más morbosas, extremas o pervertidas. Por ello crece el número de personas que necesitan ofrecer a sus parejas para estimularse viendo como otros las disfrutan como objetos sexuales mientras ellos mismos se excitan con otros, o las que buscan el placer en el sufrimiento físico o psicológico, y en otras muchas desviaciones.

Puede que lo anterior tenga explicación en las teorías del recientemente fallecido Bauman sobre la liquidez del momento actual, en este caso la liquidez del amor e incluso la liquidez sexual, entendiendo esa liquidez, como él hace, como lo opuesto a la solidez.

Esto ha hecho que proliferen sitios, páginas de intercambio y personas que se prostituyen para dar satisfacción a esa demanda. En ese camino todo es empezar para llegar a todo tipo de perversión que favorece un negocio que incluye la pornografía y las ofertas pedófilas. En este caso hablamos de otro tipo de liquidez: la económica.

Mientras el disfrute del dinero o el placer obtenidos de la propia prostitución no afecte más que a las personas que se prostituyen -que bastante tienen con la falta de respeto que se profesan al ofrecerse como mero objeto sexual- es cosa de cada cual, pero el obtenido por la prostitución de otros ya tiene otro nombre, al margen de la falta de respeto a esos otros que ya se lo han faltado a sí mismos. Usar fotos propias, de pareja o de amigos como reclamo o como consumo en sí mismo, se llama consecuencia lógica. Llegar a hacerlo con niños carece de nombre, pero hacerlo con la propia hija menor de edad carece de humanidad para convertirse en repugnante.

Estos padres han llegado a un punto muchísimo más grave que el usar a su hija como señuelo para almas caritativas que se dejan engañar por falsas enfermedades y necesidades. Eso era lamentable. Esto otro es monstruoso.