jueves, 19 de octubre de 2017

Cartas de amor y desamor.



Ya no vale repetir que lo habíamos avisado. Ya no vale recordar que en Cataluña se ha dejado hacer mirando para otro lado. De nada sirve ya lamentarse por haber permitido atropellos a la libertad individual y a excesos antidemocráticos e ilegales contra ella. Pero sí vale recordar quienes son los culpables de esta ruptura; más que nada por si se intenta una reconciliación apartar a esos culpables y señalar los errores que no hay que repetir, prohibiéndolos. Que la democracia tiene su precio y la libertad es la de las personas, no de los territorios ni de grupos étnicos o de interés.

En Cataluña la democracia no existe desde hace ya tiempo pero se ha estado disfrazando. Ahora ya no se puede disfrazar y se ha visto claramente. El Parlament ya no sólo no se respeta sino que está inactivo. Se han conculcado todas las reglas y leyes que garantizan la democracia. Y todo ello tapado con una propaganda que presenta todo ello como el súmum de la democracia. Y para ello cuenta con una fuerza política de ámbito nacional. Además de un excelente márketing político de cara a la opinión pública del exterior pagado con nuestro dinero, sin que se haya impedido por quien podía haberlo hecho.

Se dan por supuesto hechos que no son tales, como la "represión" -no se hubiera llegado a este punto si existiera- y el resultado de un "referéndum" que no ha sido tal ni ha sido el que dicen. Los países de nuestro entorno no dan crédito a la dejación y torpeza del Gobierno que ha dejado en evidencia a todas nuestras Instituciones y la ingobernalidad de un Estado fallido.

Hoy se acaba de dar la puntilla con la carta de Puigdemont que dice lo que no dice y no dice lo que dice. Aunque sí recuerda una evidencia: que el Parlament ni proclamó la independencia ni tampco la suspendió, por mucho que el President sí hiciera ambas cosas. Un galimatías que genera una nueva confusión y que seguro que los cobardes Rajoy y Sánchez aprovecharán para retrasar la aplicación del 155, por lo que dudo que hoy se inicie el trámite para ello. La trampa de los independentistas denota una inteligencia de tahúres que ya quisiéramos para el Gobierno de España. Pero lo que sí deja claro esa carta es que hay negociación bajo cuerda y que la situación se va a prolongar con un coste, en todos los sentidos, mayor que el que ya se está pagando.

El Gobierno dirá que Puigdemont no ha respondido lo que se le pedía y que por lo tanto seguirán los trámites para la aplicación del 155. Y los independentistas dirán que el President ha dejado una puerta abierta para el "diálogo". Me suena a paripé para contentar a todos. De momento Rajoy regala dos días, pues no habrá hoy Consejo de Ministros para iniciar el proceso sino que se convoca para el sábado. Aquí todo se hace bajo cuerda; aquello de la transparencia, sólo para los cristales de los vasos del bar del Congreso. Y de cenas secretas.

En definitiva, no me creo nada, excepto que como digo, adiós democracia. Y que aquí, quien tiene la sartén por el mango es Puigdemont, que mantiene su amenaza coaccionando al Gobierno con la amenaza de declarar la independencia por el Parlament si se pone en marcha el 155. Continúa el desprestigio de España y, en consecuencia, la pérdida económica constante y de la confianza inversora.