lunes, 19 de febrero de 2018

A Carmen Calvo, de Teresa Freixes


Querida Carmen:
Me dirijo a ti, aunque no sólo a ti, porque nos conocemos y se que te preocupa todo lo que está pasando en Cataluña. El grave problema que tenemos no son tanto las horas en español (más o menos las de cualquier idioma extranjero que se imparta en los centros) sino el uso del catalán como lengua identitaria, que tiene primacía sobre el resto de lenguas, aunque su utilidad pedagógica y en el futuro profesional de los estudiantes no sea relevante en esta sociedad globalizada en la que estamos insertos.
Como sabes, en mi caso, que soy "bilingüe estructural", no me ha planteado personalmente problema alguno la lengua a utilizar profesionalmente, a pesar de que, por cuestiones de edad, la catalana he tenido que aprenderla, lamentablemente, por mi cuenta. Pero no todas las personas son bilingües; la mayor parte se sirven de una lengua materna como lengua principal en sus primeros años, en la familia y en la sociedad, pero no en la escuela.
Es la escuela la que divide y separa, en aplicación de la práctica (no la legislación ni la jurisprudencia, que son más sensatas) impuesta desde las estructuras educativas del nacionalismo primero y del secesionismo en la actualidad. Es la escuela quien divide y separa porque la práctica de la inmersión, en vez de afianzarla, ha roto la igualdad de oportunidades, al primar el conocimiento y el uso académico de una lengua sobre otra, en vez de facilitar la adquisición correcta y equilibrada de las dos.
Y el problema mayor, se ha usado mi querida lengua catalana (tan querida como la española) para adoctrinar, a veces subrepticiamente y otras en forma directa, en vez de usarla como instrumento de comunicación. Año tras año, eso es lo que ha venido sucediendo en la mayor parte de colegios de Cataluña (no digo en todos porque sé y conozco a múltiples profesionales que han evitado, todo lo que han podido, ser cómplices de tan mala praxis).
Por eso, no podéis, díselo al resto de tus compañeros de fuera de Cataluña (aquí ya se lo decimos nosotros), afirmar que reivindicar la aplicación de la ley y el respeto al pluralismo lingüístico esté dividiendo a los niños y a la sociedad. Nadie pretende que no se use el catalán como lengua vehicular, lo que se pretende es que también pueda ser usado, simultáneamente, el español, como se hizo en los primeros años de la democracia. No se pide una "doble línea" escolar, con escuelas distintas según la lengua de la enseñanza. Se pide que en todas las escuelas se enseñen y se usen las dos lenguas, en condiciones no discriminatorias y, si es necesario, con acciones positivas respecto de la que precise mayor atención, para que los destinatarios de la enseñanza tengan el máximo de facilidades, tanto en su inserción social como en el desarrollo profesional futuro.
Sé que entenderás lo que te escribo. Ojalá puedas transmitirlo con éxito, como tú sabes.
Un abrazo.