lunes, 19 de febrero de 2018

Pedro y el lobo.


Que en el PSOE ha habido más democracia interna y contestación que en el PP es un hecho objetivo, otra cosa son los problemas internos que los intentos de compensar esos "delirios" democráticos han tenido en el partido. (Lo de las primarias y sus consecuencias ya son de libro). Y eso les ha llevado a enarbolar como bandera la democracia interna frente a los demás partidos. Pero eso se acabó, Sánchez lo ha enterrado.

Tras los últimos terremotos internos, y su reciente "alianza" con Rajoy para intentar salvar el bipartidismo partitocrático, se ha cargado la posibilidad de la contestación interna y se ha decidido por un modelo faraónico similar al del PP. Lo de las consultas a las bases no es más que maquillaje y un cuento cuyo final se desvela en cuanto se lee la letra pequeña. Las bases hablarán y votarán, sí, pero ello no será vinculante. O lo que es lo mismo, eso servirá como refuerzo de Sánchez y su ejecutiva si lo que hagan las bases es aplaudirles, pero si discrepan "ya se irá viendo".

Aquí lo que se refuerza es la partitocracia de la que viven demasiados, no la democracia. Y lo hacen para defenderse de quienes vienen apretando y "amenazando" con renovaciones en el sistema que pueden poner en peligro el pesebre del que se alimentan demasiados parásitos como pago a sus servicios a la causa partitocrática.

El PSOE ya tiene su faraón al que no podrán toserle las federaciones. La venganza contra los barones (y barona) ya está culminada. Hasta que venga el lobo.