jueves, 7 de diciembre de 2017

El Supremo retira la orden de detención contra Puigdemont.


Me parece una buena jugada del juez Llarena. No sólo impediría que de producirse la extradición sólo se le pudiera juzgar por delitos distintos a la rebelión, con lo que quedaríamos en un tremendo ridículo internacional, sino que le resta protagonismo y victivismo.

Y puede que además haga que se confíe y termine en algún país europeo con leyes similares a las nuestras, donde pueda ser detenido si reactiva la orden. Entonces ya no sería tan sólo una buena jugada, sino un jaque mate al golpismo. Esperemos. El ajedrez es un juego lento.