sábado, 7 de abril de 2018

El lobo es la abuelita.

La Reina Letizia abre la puerta del coche a la Reina emérita Sofía a su llegada para visitar al Rey Juan Carlos tras su operación.  EPV - QUALITY

¿Quién decía de Leticia que era violenta, que no sabía estar, que no daba la talla como Reina? ¿Su "majestad" Peñafiel y demás seguidores del Hola y similares? Pues ahí está, manteniendo la dignidad y tragando sapos para intentar superar el numerito que le hizo montar la abuela imprudente y maliciosa, protectora de corruptos, a la que muchos creen dulce y maltratada. ¡Ja!

A esto se llama hacer de tripas corazón y estar a la altura para salvar la Institución. Una altura muy lejana de la de esos que la ven a la altura del betún porque su abuelo era taxista y no rey ladrón. Lo que no me parece ni medio bien es que todo sea para una operación distinta a la de rodilla: la operación de lavado de cara del emérito y consorte.

Estaría de acuerdo si eso ayudara a reforzar la imagen de la Corona, pero me temo que va a ser todo lo contrario. Don Juan Carlos y Doña Sofía se creerán que tienen derecho a manejar a los Reyes -ya lo hemos visto- y querrán hacer olvidar el motivo de la abdicación: la corrupción, aliñada de sinvergonzonería. Pero con simpatía campechana, claro.

Pero es que Juan Carlos sigue teniendo buenas amistades entre los jeques del petróleo y trae buenos dineros e inversiones, cosa a la que no se dedica su hijo, que no es comisionista ni las leyes le permiten serlo, como a su padre. Y es que aquí todo está en venta. Aunque la cara de la Reina Letizia parece indicar que no está muy conforme con el saldo que le han colado, por mucho que intente disimular. La abuela disimula bien, es experta en ello. Cobra por eso.

Esa abuela -con la que muchas abuelas se solidarizan tan sólo por ser abuela, en un gesto tan disparatado como el que sería que las madres se solidarizaran con Leticia por ser madre- no ha actuado ni como abuela ni como madre del Rey, pues ha provocado una situación que ha perjudicado a la Institución entera. Por no hablar de sus declaraciones en la prensa extranjera haciéndose la víctima "porque no podía ver a sus nietas y la abuela materna sí". Con lo que ha dañado la imagen de su hijo y ha mentido, pues estos dos últimos años estaba en Londres, no a pocos metros de ellas; y se llegó a ese acuerdo tras su posicionamiento a favor de los corruptos y en contra del Rey, su hijo. Además de para que se olvidara un poco el motivo de la abdicación.

Su marido, el Rey Felipe VI, haría bien si dejara de comprar en ese mercadillo. Esta operación de lavado puede pringarlo con la suciedad que se les disimule a otros. Esos otros que lo han dejado solo enfrentándose a los graves problemas de España. Y lo estaba haciendo bien, me temo que mucho mejor que si se rodea de nuevo de determinadas compañías a no ser que las ate en corto. En privado, que esté con quien quiera, que la familia familia es aunque tenga sus defectos. Pero es la suya, no la nuestra. La familia real de todos debe ser él, su mujer y sus hijas.

Y mientras, la "dulce abuelita" encantada con la que ha liado y aparentando que no ha pasado nada. Hasta la próxima, si hay algún irresponsable que las vuelva a juntar sin proteger a la Reina de su suegra y a las princesas de su abuela. Al menos en público, que en privado como si se arañan.