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lunes, 19 de octubre de 2015

Rivera vs Iglesias II

El debate: Sanidad universal



Me parece muy bien que Pablo Iglesias quiera hacer honor a su apellido y ser caritativo con los sinpapeles, pero no con el dinero de todos; la sanidad no nos sale gratis y no puede disfrutarla igual quien no aporta que quienes sí lo hacemos.

Una cosa es la sanidad básica, que evidentemente no se puede negar a nadie, y otra el que cualquiera tenga el mismo acceso que quienes cumplimos con las leyes y pagamos los impuestos. Quien está de forma irregular en España no puede tener los mismo derechos que quienes cumplimos con todas las normas, sería una injusticia para quienes sí las cumplen. Aparte de que ese tipo de afirmaciones tienen un evidente efecto llamada en quienes se jugarán la vida por conseguir una atención médica que jamás han tenido. Por no mencionar que si tratas igual a quienes no cumplen con las normas que a quienes sí las cumplen, ¿qué sentido tiene cumplirlas?

En el fondo, lo que subyace es una total ignorancia de como se financian los servicios públicos. La sanidad en España es buena -era mejor antes de querer ser el hospital gratuito mundial- y lo seguirá siendo si es sostenible. Y ya hay sitios donde no lo es. Hay comunidades que pretenden ir de monjitas de la caridad con lo de todos y lo que están consiguiendo es que en el reparto los de aquí cada vez tengamos peor atención sanitaria.

Por mucha pena que den los senegaleses de los CDs piratas, su actividad no es legal y perjudica a quienes para trabajar y ganar dinero tenemos que cumplir con leyes, cotizaciones y liquidaciones de impuestos. Si les das las mismas ventajas que a quienes las cumplen, no tiene sentido cumplirlas. La mejor forma de que crezca la xenofobia y el racismo es tratar mejor a quienes vienen de fuera sin cumplir requisito alguno, que a los de dentro que estamos obligados a cumplirlos todos. Y tratarlos mejor es darles los mismos derechos que a quienes, a cambio de ellos, tenemos obligaciones.

Rivera vs Iglesias.

El debate: Sobre Cataluña.

Evidencia clara de la confusión que tiene el populismo de Podemos sobre el concepto democracia. Si Pablo Iglesias no tiene miedo a la democracia no se entiende que no defienda las leyes democráticas y la Constitución democrática que define a España como una nación -no varias- y dice que la soberanía reside en el pueblo español, no en los diferentes pueblos que lo forman. El derecho a decidir sobre España lo tenemos todos, no sólo una parte. y si hay que decidir sobre si se rompe España o no, ¿cómo se puede argumentar que lo decidan unos pocos y no todos los españoles?

Esto no es sólo una falacia argumental, es una carencia de concepto.
Lo de considerar a Cataluña una nación es regalar al nacionalismo lo que pretende, además de una puerilidad, que denota una bisoñez de parvulito, suponer que el secesionismo se conformará con eso. El basar la unidad de España en el atractivo que tenga un gobierno u otro, una soberana tontería. España no es un gobierno, España es una nación y, como tal, un Estado. Sus gobiernos son coyunturas, el Estado es una estructura. Y como tal estructura permanece independientemente de quien gobierne. Quien no tiene claro lo que es España y los españoles, difícilmente podrá gobernar. Bueno, poder, podrá, pero ciertamente haciéndola cada vez más ingobernable y menos unida. A la evidente realidad me remito.

La postura de Rivera no ha sido todo lo contundente que en otras ocasiones ha demostrado. Se ha dejado meter el mismo gol que Rajoy sobre mantener o no la nacionalidad tras una supuesta independencia. Basar en la Constitución el que a ningún español se le puede quitar su nacionalidad se puede hacer en tanto esa Constitución esté vigente, cosa que dejará de suceder en un determinado territorio si éste se separa de España. No sólo romperán la Constitución para hacerlo, sino que automáticamente no será de aplicación en ese supuesto nuevo estado. Por lo tanto, todas las garantías constitucionales dejarán de tener efecto y ese estado tendrá que hacer una constitución nueva que tenga vigor en ese territorio. No tiene sentido alguno acogerse a lo que dice una ley que acabas de suspender.

En cualquier caso, se podrá debatir sobre la conveniencia o no de convocar un referéndum sobre el asunto catalán, pero no cabe discusión alguna sobre quienes tienen que ser consultados en dicho referéndum: todos los españoles, pues de trata de algo que a toda España afecta. La unidad de España no afecta sólo a unos pocos.