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sábado, 25 de julio de 2009

Presupuesteños y subvencioninos.


Es totalmente inaceptable que los sindicatos -y en menor medida la patronal- se financien de los presupuestos.

Zapatero ha hecho causa común con los sindicatos contra los empresarios y avanza una medida populista de aumento del gasto que no creará empleo en absoluto. Por decreto aumentará la protección a los desempleados sin cobertura alguna. Eso puede que sea una medida social, pero en absoluto una medida que vaya en la línea de generar empleo. Y no hay política más social que la que va encaminada a la creación de trabajo. Todo lo demás son parches e incluso limosnas para acallar a quienes podrían salir desesperados a la calle para subsistir.

Esta nueva operación de imagen que pretende presentar a este inepto que tenemos por Presidente como valedor de los desamparados, cuando es en buena medida responsable de su desamparo debido a que no toma medidas para contener el paro ni para crear empleo, es parte de lo que dicho Presidente es: un bluf mediático, un producto de marketing, una marca bien vendida, un ZP de la vida. Zapatero habla para sus incondicionales, no para la sociedad en su conjunto, y olvida que es el Presidente de todos y no solo de los suyos. Es el presidente de los empresarios tanto como lo es de los sindicatos y de los trabajadores, aunque esté absolutamente compinchado con los sindicatos y sea el garante de sus prebendas y privilegios a cambio de que no le ataquen a él. Por eso se suma a dar carnaza al populacho y acusa a los empleadores de ser los culpables de que se pierda el empleo.

Los empleadores crearán empleo sólo si ello se les permite. Si con ello crean riqueza y ganan dinero. Nadie pone una empresa como obra de caridad. Se crea una empresa para tener un medio de vida, y como consecuencia se crea empleo. Pero ello sólo será posible si se permite que el empresario compense el riesgo que corre con una posibilidad de ganancia. De lo contrario, no correrá el riesgo y por tanto no se creará empleo. Y lo de acusar a los empresarios de crear paro es tanto como acusarlos de querer arruinarse. Un absoluto disparate demagógico destinado tan sólo a la agitación y propaganda como en los mejores tiempos de la Unión Soviética. Pero de todos es sabido que esa economía socialista quebró por imposible. Y por corrupta.

Pero tal parece que ese es el modelo que gusta a los ignorantes que viven de ser liberados sindicales y que no sirven para nada más. Unos sindicatos que sólo son unos chupones del presupuesto y de los propios trabajadores, no son lo que un sindicato debiera ser. Estos sindicatos llegan hasta el punto de ganar dinero con el paro. Sí, como suena; no sólo ganan dinero asesorando laboralmente o jurídicamente a quienes pierden su empleo, sino que llegan hasta el disparate de ganarlo con los ERE -Expedientes de Regulación de Empleo- informando favorablemente aquellos que les proporcionan un beneficio económico. Es decir, la empresa que quiere sacar adelante un ERE, tiene que pagar lo suficiente a los sindicatos para que estos informen favorablemente. Y si ese informe es favorable, pues todos al paro. Algo que es como para partirles la cara, ¿o no?

Estos sindicatos no sólo son defensores de una casta privilegiada de trabajadores a los que consiguen que se les suba el sueldo por encima del incremento del nivel de vida, sin ápice de solidaridad hacia los que pierden sus empleos o hacia quienes tienen empleos temporales, sino que ellos mismos se han convertido en protectores de sueldos a sus liberados que no trabajan en absoluto en lo que debiera ser el trabajo por el que se les paga. Son una casta, una mafia más bien, que agitan y empujan -incluso con amenazas físicas- al resto de los trabajadores hacia huelgas que no son otra cosa que chantajes para conseguir sus privilegios. En ese empeño han creado más puestos en el paro que puestos de trabajo, pero eso sí, los trabajadores a los que se apoyaba han aumentado sus privilegios respecto al resto. Y son dóciles a las órdenes sindicales, por lo que esos sindicatos controlan los grandes centros de producción y las administraciones públicas. O sea, a los trabajadores más privilegiados.

Ahora vuelven al cuento inicial, a señalar como los malos de la película a los que crean empleo. A volver con el rollo del empresario opresor, cuando no hay mayores opresores que ellos mismos. Ni mayores manipuladores en beneficio propio.

Ya basta de que entre todos paguemos a quienes viven del cuento y además no aportan nada. Basta de subvenciones a los sindicatos, basta de subvenciones a la CEOE para cursos que no valen para nada. Si se necesitan cursos, que se financie a quienes los reciban y que sean las Universidades o centros especializados quienes los impartan. Porque ¿qué valor académico tiene un curso de la CEOE o uno sindical? Ninguno, aunque puede que sirva para que se conceda algún empleo para justificar dicho dispendio. Con lo que se abunda en la imagen mafiosa de estas organizaciones que puede que te den un empleo si haces un curso con el que ellos ganan ingentes cantidades de dinero a costa de todos. Así están las cosas.

Y quien se ha erigido en El Padrino de todo esto no es otro que Zapatero, que se permite hasta amenazar al presidente de los empresarios avisando de que los únicos que tienen que ceder son dichos empresarios, pues los privilegios de sus protegidos son intocables para que no le monten a él una huelga general. El marco laboral español es intocable según este experto economista de reconocido éxito; con lo que impide que se corrija justo lo que todo el mundo considera que es nuestro principal hándicap y lo que hace que nuestra productividad no sea competitiva. Y así nos va.

Si todo esto creara empleo, si creara riqueza para todos y no para unos cuantos paniaguados, a lo mejor hasta se podría mirar para otro lado. Pero resulta que lo que se sigue creando es paro. Y por mucho que se diga que se crea de una forma menos acelerada, la realidad es que sigue aumentando el número de parados. Y muchísimo más que en los países de nuestro entorno que padecen la misma crisis internacional que nosotros. Así que las palabras optimistas de Zapatero lo que hacen es que me tema lo peor, pues si esto le hace sentir que lo está haciendo bien no hará esfuerzo alguno para hacerlo mejor. Aunque ya ha demostrado que sólo es capaz de hacerlo peor, pues ni una sola de sus medidas ha logrado lo que se decía iba a lograr.

Así que ahora le parece estupendo que ya no haya tanta aceleración en la creación de parados. ¡Toma ya!, y cuando ya no haya nadie trabajando no habrá aceleración ninguna en la creación de paro, ni siquiera habrá nuevos parados. Ya estaremos parados todos. Menos los liberados sindicales, que no tienen de qué parar.

Pero ahí tenemos al españolito que ha aceptado ser súbdito creyéndose las mentiras y apoyando a quienes han conseguido que batamos todos los record de paro mientras señalan a otros como los culpables. Ahí tenemos a Andalucía con un increíble 25% de paro apoyando y aplaudiendo a quienes lo han permitido y viven como jamás hubieran podido vivir de existir un pueblo de verdad informado y que no permitiera que se le manipulara. Así que a la postre, tenemos lo que nos merecemos. Lo malo es que parece que aún merecemos más.

Ya es momento de acabar con paternalismos que quizás fueron necesarios en otros tiempo. Acabemos con las subvenciones a sindicatos, patronales y partidos políticos. Lo único que se ha logrado con ello es crear una casta de funcionarios que viven de los demás. Y que en buena parte se dedican a crear problemas para luego presentarse como solución a los mismos. Bonita forma de ganarse la vida, pero que se la paguen quienes se lo creen, no todos.