por Jaime Mayor Oreja
El anuncio por parte de ETA del cese definitivo de la violencia debe, una vez más, ser analizado en el marco del proceso del que el mismo forma parte para entender su auténtico significado y objetivo. Son muchos los que se han apresurado a calificar el comunicado de ETA como un hecho histórico. Consideran un hecho histórico que la banda terrorista haya dado un paso más en su permanente juego semántico. A lo largo de los últimos años hemos ido pasando del «cese indefinido» de la violencia al «cese permanente de carácter general» y de ahí al actual «cese definitivo». ¿Es realmente un hito tan histórico como algunos quieren verlo esta evolución semántica? A mi juicio, de hito histórico tiene poco. De movimiento táctico y estratégico, mucho. Y, por ello, ahora, como siempre, no debemos dejarnos engañar. Con este nuevo comunicado, ETA recorre la recta final del proceso de negociación con el Gobierno para iniciar la senda del desafío. Porque, para ETA, lo determinante no son los términos que utiliza en sus progresivos comunicados estratégicos. Lo determinante para ETA es potenciar y calibrar su capacidad de obtener poder político, fundamentalmente en las próximas elecciones vascas. Para ETA, las elecciones generales constituyen unas primarias dentro del mundo del nacionalismo vasco. En ellas, va a medir su capacidad real de liderar. Y, si los resultados de las mismas le son favorables, buscará cuando lleguen las elecciones vascas situarse a la cabeza del nacionalismo, de tal manera que su proyecto de ruptura de España se consolide en el conjunto de las fuerzas nacionalistas, lideradas por ETA. Para ellos no queda ya mucho trecho que recorrer en el marco del proceso de negociación que ha venido manteniendo con el Gobierno. Ya no se trata de seguir un proceso, del que ya ha obtenido en gran medida los réditos que buscaba, sino de transformar ese proceso en un desafío nacionalista sin precedentes. Y el modelo de ese desafío no va a ser Irlanda del Norte, a pesar de que así pudiera parecer a la vista de los personajes que acudieron a la conferencia de San Sebastián. El modelo que va a utilizar ETA como referente es el de Kosovo, con sus sucesivas declaraciones unilaterales de secesión e independencia, con el respaldo internacional que ya ha obtenido. Para recorrer ese camino, ya no necesita una negociación con el Gobierno de España. Lo que necesita y lo que constituye su siguiente objetivo es el poder político en el País Vasco, que le permita lanzar ese desafío unilateral de ruptura. El comunicado del jueves es un paso más, sin duda relevante, en todo ese proceso que ha sido pactado entre ETA y el Gobierno de Zapatero y del ahora candidato Rubalcaba. Un proceso que requería gestos y movimientos de ambas partes. Así, en las elecciones del pasado 22 de mayo, el esfuerzo lo hizo el Gobierno, permitiendo que Bildu concurriese a las mismas. Ahora, el esfuerzo lo ha hecho ETA, que al fin y al cabo estaba en deuda con un Gobierno que había llevado a cabo dos gestos, que le había hecho dos regalos tan fundamentales como la legalización de Bildu y la Conferencia de San Sebastián.
Estos regalos mutuos entre ambos no forman sino parte de un guión ya pactado. La consecuencia del mismo es abocarnos en el futuro más inmediato a ese desafío que constituye el gran objetivo al que no ha renunciado en absoluto una ETA que ha pagado su deuda con el Gobierno con un comunicado que la mantiene tan viva y decidida como lo ha estado siempre a seguir impulsando su proyecto de ruptura.
Jaime Mayor Oreja
Portavoz del PP en Parlamento Europeo
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