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viernes, 11 de septiembre de 2015

No corráis que es peor.

Ahora resulta que el Estado Islámico dice que huir a Europa es pecado.

Cuando lo he leído y oído en las noticias no he podido menos que sonreír ante el nivel de ingenuidad al que henos llegado.

El Estado Islámico está bien informado de las corrientes de opinión occidentales y, por supuesto, de lo que pasa en los países petrolíferos del Golfo. Y han detectado que ya hay quienes no se tragan que esa corriente migratoria está formada sólo por gente que busca asilo, sino que está propiciada por ellos para desestabilizar Europa e introducir a simpatizantes o a incluso a algunos de sus miembros. Así como que se dice que el refugio sólo será temporal.

Los países del Golfo ya han dicho que darán dinero pero que no dejarán entrar a los refugiados para que no  generen contaminación política y religiosa en sus dominios, lo que es una clara aceptación de que no los consideran sólo refugiados. Y esos países son musulmanes.

Aquí ya se alzan voces diciendo que nos vamos a gastar en ellos unos recursos que ya hemos recortado para los propios, por lo que para contrarrestar se alega que este refugio sólo será temporal.

Con este cuento de ahora no sólo se disfraza diciendo que condena esa huida para que no se piense que la propicia, sino que cierra las puertas a que los que lleguen puedan regresar algún día. Además, ya me dirán  a quienes de los que huyen de sus harrores les va a frenar que ellos digan que huir es un pecado. Así que estos refugiados lo serán para siempre, no para una temporada. A no ser que se borre de la faz de la tierra a esos bestias fanáticos.

jueves, 3 de septiembre de 2015

De refugiados, inmigrantes e infiltrados.


La opinión pública se ha despertado de pronto ante la tragedia de aquellos que huyen de sus países acosados por una guerra desatada por unos islamistas enloquecidos. Una foto ha sido el despertador. La foto de ese niño ahogado en las playas de Turquía.

Su madre y su hermano también se ahogaron pero ha sido su foto la que ha impactado, no la de ellos. Y con razón, esa foto encoge el alma. Los medios llevan años informando de muertes de adultos y niños en esa guerra inhumana, pero sus fotos no llegaron a impactar. Son ya miles los niños asesinados en esos países por ser cristianos, pero sus fotos no nos han llegado. Esos mismos medios que defienden haber publicado esta foto por no esconder la tragedia, son los que no publican las de esos niños cristianos asesinados sólo por serlo. Y las han escondido alegando respeto a los muertos, todo lo contrario que alegan ahora. Añadiendo, además, que no quieren que la opinión pública culpabilice a todos los musulmanes de esas muertes. Esta foto no, ésta culpabiliza a Europa, así que se puede publicar porque no molestará a los musulmanes. Es lo que hay.

Y tenemos que aguantar que el Presidente de Turquía acuse a Europa de convertir el mediterráneo en un cementerio. Y lo hace después de saberse que sus patrulleras interceptaron la frágil balsa hinchable en la que viajaba ese niño con sus padres y, que en vez de recogerlos y socorrerlos, les dejaron seguir la travesía. La precaria embarcación volcó y se ahogó ese niño, su madre, su hermano y otras personas más. Pero como él es musulmán puede decir que es Europa quien hace del mar un cementerio, obviando los rescates que los europeos realizan todos los días mientras sus patrulleras miran para otro lado.

La tragedia bélica ya lleva produciéndose años. La de Siria, tres años. La de otras zonas cercanas, mucho más. Y no se hace nada lo suficientemente drástico como para parar los pies a ese auto denominado Estado Islámico y grupos similares, que no sólo acaban con vidas sino también con el legado histórico de la humanidad en aquellas zonas. Ahí sólo actúan los drones de EEUU de forma vergonzante, gota a gota, no abiertamente, y Europa no quiere ni oír hablar de intervenir. No vayan a enfadarse los musulmanes y joroben negocios y economías. Y no vayan a montar el número los activistas de extrema izquierda que se oponen a una intervención; esos mismos que se lamentan por esa foto que se pudo evitar con una intervención. Por cierto, sería muy interesante conocer de dónde viene la financiación de estos grupos.

Como consecuencia de esta situación la gente huye. Buscan refugiarse para salvar su vida. Y nuestra obligación es darle refugio. Pero también se produce un éxodo paralelo que no quiere entrar en Europa para refugiarse sino para quedarse. Es una migración por motivos económicos, no por la desesperación de escapar con vida de las bombas y armas de los animales integristas. Y son cosas distintas, y de forma distinta hay que tratarlo.

Y de forma distinta se comportan. No hay más que ver a esos que se niegan a aceptar ayuda y alimentos de la Cruz Roja porque llevan una cruz*. Y cómo obligan a los demás a no aceptarlas, quienes, sumisos, bajan la cabeza y obedecen. O a esos cabecillas vociferantes que arengan y enardecen a los que quieren coger los trenes para llegar al norte de Europa.

Muy distinto a ese llamamiento que hace un niño sirio para que se intervenga en su país y así acabe la guerra para que pueda volver**. Un refugiado quiere volver, esos otros no. Y entre estos otros los habrá que quieren buscar honestamente una mejoría económica, pero también los hay que buscan otra cosa, Y no es paranoia, es alerta ante una invasión anunciada por esos fanáticos a los que me he referido antes. Y además de anunciarla han dicho que ya comenzó. Y estos animales hacen animaladas, pero no mienten. Ni amagan, sus amenazas las cumplen.

Así que Europa se enfrenta al dilema de diferenciar estos distintos flujos migratorios. A los refugiados les debemos refugio, sin paliativos; a los inmigrantes los debemos regular y dosificar. No podemos darles lo que no podemos dar ni a los nuestros. No tenemos recursos infinitos. Pero sí debemos ayudar a que sus países prosperen y no se vean forzados a buscar fuera una vida mejor. Y a los infiltrados los debemos localizar y neutralizar, es cuestión de vida o muerte.

El refugiado lo es temporalmente, hasta que acabe la tragedia que le obliga a buscar refugio. Y ahí tenemos que hacer un doble esfuerzo: por un lado ofrecerles refugio, por otro, intentar acabar con la tragedia que les expulsa de sus casas.

Con los que buscan un trabajo y unas condiciones mejores, hacer que cumplan las normas legales y adecuar los cupos de forma que no supongan un perjuicio para los europeos que buscan lo mismo: un trabajo. Y si no hay para todos, tendrán que aguardar su turno.

En cuanto a los que pretenden otra cosa, profundizar en cualquier sistema que permita detectarlos y ponerlos de patitas en la calle, o encerrarlos si hay pruebas de delito o de intento de cometerlo. Repito, no es paranoia, El Estado Islámico se ha hecho, tras varios robos en dependencias policiales, con más de 3.400  pasaportes sirios en blanco. No creo que los usen para ir a veranear a las Bahamas. Por no hablar del tráfico que hay en Turquía de pasaportes sirios falsificados.

La apertura de fronteras hacia los que buscan asilo y refugio no puede convertirse en un coladero de quienes se quieren hacer pasar por sirios con intenciones distintas. Y mucho menos para los que pretenden acabar con el "infiel". Porque ese "infiel" somos nosotros, y nuestros niños.

Así que lo que no se puede hacer en ningún caso es que sean ellos, vengan a lo que vengan, los que intenten imponer sus normas a los países que los acogen. Por mucha pena que den determinadas fotos.

* Refugiados rechazan ayudas porque tienen una cruz.
** Un niño sirio pide que paremos la guerra para poder volver.

La foto.


Esta foto sobrecoge, apena, indigna... Pero una vez aplacados un poco esos sentimientos y aún con el corazón en un puño, intentemos razonar y analizar lo que conlleva.

Muchos de los que hoy se lamentan ante esta foto del pobre niño ahogado y culpan a Europa de ello, son los mismos que no quisieron oír sus gritos de ayuda y siempre se negaron a que Europa interviniera en sus países para impedir que el salvajismo integrista los convirtiera en lugares de los que tienen que huir.

Y no puedo dejar de recordar, por muy políticamente incorrecto que sea, que esos mismos integristas están aprovechando el éxodo que han provocado, para continuar con la invasión silenciosa de Europa que ya anunciaron que había comenzado.

Por no olvidar que la mayoría de los que llegan no piden que la paz vuelva a sus países para poder regresar, no; tienen la determinación de quedarse y a su país que le vayan dando. Lo que despierta más suspicacias.

Hasta ahora los refugiados por motivos bélicos buscaban eso, refugiarse de la guerra mientras durara, para una vez acabada volver a su país. Esto es radicalmente distinto, ¿o no?

Ir de ciegos y sordos acaba convirtiéndonos en plañideras por lo que no quisimos defender: esas vidas cuyas pérdidas ahora lloramos. Espero que no tengamos que seguir llorando por otras vidas que el extremismo integrista que nos invade decida seguir masacrando aquí, en Europa.

Hay otra cosa que no quisiera pasar por alto: esa foto, que se ha convertido en icono mundial de esta tragedia humana, muestra a un niño muerto, sí; pero blanco, bien alimentado y correctamente vestido. O sea, muy parecido a nuestros niños. ¿Hubiera sido igual la reacción de tratarse, como ya ha pasado, de un niño negro, desarrapado y famélico?

Tampoco he oído ni leído a nadie incluir entre las responsabilidades por la muerte de ese pobre niño la de sus padres. Que digo yo que alguna habrán tenido cuando tomaron la decisión que tomaron y aceptaron los riesgos que conllevaba.

Han muerto muchísimos niños, pero como no había foto que nos recordase a los nuestros... Y para colmo, las fotos de los niños asesinados por el extremismo islamista tan sólo por ser cristianos, no se han publicado en los medios occidentales por no molestar a los musulmanes. La hipocresía a la que han llegado nuestras sociedades es casi insoportable.