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sábado, 19 de septiembre de 2015

Rajoy ya tiene su boda.


Tiene razón Maroto en una cosa y es que en el PP el matrimonio homosexual "ya no es el debate de hoy". Por eso, y por otros "debates de ayer" olvidados por el PP de hoy, muchos de sus votantes se quedan en el sofá en vez de ir a votar. Y se quedarán de nuevo.

Pero no por homófobos como dice la izquierda, y diría hoy cualquier alto cargo del PP, sino por que quieren una ley específica que regule las uniones homosexuales que les reconozca derechos homologables a los de un matrimonio, pero que no desvirtúe lo que es el matrimonio y no cambie el nombre de padre y madre al de progenitor "A" y "B". Porque en un matrimonio claro que pueden tener progenie entre ellos, pero ya me dirán cual de los dos es el que se queda embarazado del otro en una pareja homosexual para que puedan ser progenitores.

En cualquier caso si son pareja desde hace 19 años bien podrían haber esperado hasta después de las elecciones para recordar a esos electores, que apoyaron la presentación del recurso al Constitucional, que lo suyo ya no es el debate de hoy. El lamento de Javier Maroto porque su matrimonio haya dejado de ser "un acontecimiento íntimo" denota una puerilidad que debiera ser ajena a un cargo como el suyo dentro del partido. ¿Cómo va a serlo si va hasta el Presidente del Gobierno y responsable máximo del partido?

En su alocada huída hacia adelante para lograr algún voto progresista, el PP ha perdido millones de sus votos naturales. Por no mencionar que el voto que sí se ha desplazado, por ejemplo a C's, no lo ha hecho por progresismo sino por hartazgo de la inacción del Gobierno en asuntos cruciales y, en menor medida, por la corrupción destapada en sus filas.

Así que Rajoy ya ha logrado igualar a Aznar en algo: ya tiene su boda como éste tuvo la suya. Ahora le falta la foto con los pies en la mesa del despacho de Bush, perdón, de Obama.

sábado, 24 de septiembre de 2005

Carta a los homosexuales "matrimonialistas"


Vosotros sabéis que sois diferentes. De no ser así no os definiríais homosexuales, ni existirían los conceptos de homo y hetereosexualidad. Los que no aceptamos que una unión legal de personas del mismo sexo sea considerada matrimonio no estamos contra vuestros derechos. Queremos y exigimos una legislación que os otorgue todos vuestros derechos y proteja vuestra unión. Nosotros lo que queremos es que el matrimonio siga siendo lo que siempre ha sido, entre mujer y hombre; y así como vosotros necesitáis al otro sexo para tener hijos, lo necesitéis también para contraer matrimonio. El formar una pareja homosexual es otra cuestión y, ciertamente vuestro derecho, por lo que hay que protegerlo, pero NO es un matrimonio y vosotros lo sabéis.

La institución del matrimonio no es un invento reciente, no. Es una necesidad social que surgió de proteger sobre todo a la mujer madre. Viene de las palabras latinas matris (madre) y monium (cuidado) y apareció en códigos legales en tiempos muy lejanos. El derecho romano lo reguló para proteger la maternidad legalmente. Ese es el objetivo del matrimonio, la progenie y su protección legítima (por el pater familias en el derecho romano). Ya resulta gracioso que el cambio legal en España nos defina a los casados como progenitores, incluidos los homosexuales unidos con otros del mismo sexo, lo que imposibilita progenie alguna entre ellos.

Luego el principal derecho que se intenta proteger con la institución es la progenie común. Algo inexistente en vuestra unión. Los demás derechos que el matrimonio legal protege están referidos a cuestiones que sí compartís. Exigid un nombre para la institución que proteja vuestra unión legalmente sin necesidad de cambiar el significado y la historia de lo existente.

Por duro que os pueda parecer, la procreación con vuestra pareja no es algo que os hurte la sociedad, sino la naturaleza. Y eso no se sustituye con la adopción que, en definitiva es un derecho del adoptado, no del adoptante. La imposibilidad de procreación en una pareja heterosexual es una excepción y no puede alegarse como excusa para exigir lo mismo. En vuestra unión no solo es lo normal, sino que además es la naturaleza la que niega la excepción. Vuestra unión tiene diferencias de base, pues el primigenio objeto de protección, simplemente no existe ni puede existir.

Si se decide legislar que una pareja homosexual pueda adoptar, ello no tiene que inferir en el asunto tratado, pues ya puede adoptar una persona sola, sea o no homosexual, sin el paraguas legal del matrimonio.

El matrimonio genera vida nueva en forma de progenie, familia, parentesco, sociedad y protege los derechos de esos nuevos miembros. Vuestra unión sólo tiene por objeto vuestros derechos como pareja. El asunto de la adopción es un derecho del adoptado y no es necesario legalmente que el adoptante tenga pareja. Así, que dejemos ese asunto aparte.

El exponer lo que digo no puede en absoluto ser tachado de homófobo. El hacerlo así indica un afán demagogo que busca otros intereses. Si de verdad os sentís orgullosos de vuestra condición, no es entendible que no queráis un reconocimiento legal específico de ella. Y una consideración legal específica para vuestras uniones, que contemple sus especiales características. Que respete y reconozca vuestro hecho diferencial.

Por tanto, sí al reconocimiento legal de los derechos de las parejas homosexuales establecidas. Sí a su bendición legal. Pero no a definirlo como matrimonio. Esto último es otra cosa. Así que, en vez de tanto ruido y empecinamiento, ¿porqué no le buscáis un nombre universalmente válido sin necesidad de cambiar significado de palabras y de instituciones? Y de paso, que esa nueva institución proteja más el amor que se produce en la pareja, ya que no hay progenie que pueda protegerse.

Esgrimir que estáis discriminados si no podéis contraer matrimonio con vuestra pareja es tanto como olvidar que la propia naturaleza os impide tener progenie entre vosotros. Vuestra realidad es la que es y es ésa la que debe regularse. Eso de que no se os trata igual porque no podéis contraer matrimonio no es cierto, nadie os impide contraerlo; claro que no con alguien del mismo sexo. Exigid que se regule vuestras uniones con los mismos derechos que tienen las parejas heterosexuales. Llamarle de otro modo no disminuye ninguno de ellos.

Lo otro no es más que una obstinación que demuestra más un extraño revanchismo contra el matrimonio establecido, que el deseo de una ley que proteja vuestra unión y los derecho derivados de ella. Dejad en paz la institución que protege a los demás y luchad por la vuestra. El matrimonio no os ha hecho nada. Si de verdad estáis orgullosos de vuestra diferencia, aceptadla y defendedla sin enfadar ni molestar a nadie. Veréis como desaparece todo tipo de oposición y aumenta el respeto. No pretendáis obtenerlo no respetando a otros.

jueves, 22 de septiembre de 2005

Contundente Rajoy

La contundencia con que Mariano Rajoy ha puesto fin a las dudas que las inoportunas declaraciones de Esperanza Aguirre hayan podido despertar, demuestran una valentía y honradez que le honran. A pesar del probable coste político que le pueda suponer, Rajoy ha asumido como propia la decisión de presentar "el Recurso". Y además deja claro que la legalidad está por encima de oportunismos políticos.

Él cree que la ley es inconstitucional y por éso presenta el recurso. Y ha utilizado "oportunismos políticos" (oportunidad de conseguir réditos políticos), en lugar de "oportunidad política" (momento adecuado), de una forma muy clara.
O sea, la legalidad y los principios por encima de lo que pueda ser más rentable en un determinado momento. Y asumiendo la responsabilidad por el coste que ello pueda suponer. Me descubro ante ésa actitud nada común en nuestra clase política, y valiente; muy valiente. Ojalá cunda el ejemplo.

Sabe que la campaña orquestada desde la izquierda -de ligar los derechos de los homosexuales a la ley tal como está- es muy efectiva y produce en los que así lo creen un bloqueo subjetivo que les impide siquiera escuchar otros argumentos.

Es consciente que la política de comunicación de su partido es muy deficiente y no le va apermitir contrarrestar mediáticamente la campaña antedicha. De ahí su valentía. Va a defender lo que cree a pesar de estar convencido de que va a tener un peligro para él.

Ésta reacción de Rajoy no hace más que sumarse a sus últimas actuaciones en las que está demostrando una valentía y decisión política que muchos estábamos dando por perdidos en la derecha. Su magnífico discurso de Barcelona, la decisión de la que aquí trato, y su actuación de ayer en las cortes, lo perfilan como un político de altura y no sólo como un gran orador y parlamentario.

Me alegro y espero no sea un espejismo.