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lunes, 28 de septiembre de 2015

Rajoy certifica el desastre al decir que no lo hay.


Rajoy acaba de hacer una declaración institucional para decir que no pasa nada, lo que contradice que se vea obligado a hacerla. Y además, para llamar a quienes van a gobernar en Cataluña para que ayuden a superar la fractura social y para que respeten la ley. Ya hace falta ser ciego.

Vamos a ver, esas fuerzas que han ganado lo único que tienen en común es precisamente abundar en esa fractura, que ellos han provocado como parte del "procés", y continuar avanzando en dicho proceso. Y para ello la ley les importa un comino, no la aceptan como tal pues entienden que no emana de lo que ellos consideran como legitimación de la ley: que emane del pueblo catalán y no del español.

Este posicionamiento de Rajoy, por mucha razón que tenga, le quita toda la razón. Es tarde para hablar de legalidades, es un asunto político y de extrema gravedad. Apelar a la legalidad es una memez, los secesionistas harán movimientos para declarar la legalidad de lo que ellos quieran y pasarse por el forro la que no les guste.

Esto, lo que acaba de dejar bien claro para quienes aún no lo tuvieran, es que Rajoy no es ya garantía alguna para la unidad de España. Mas es responsable de habernos llevado a esta situación, claro; pero Rajoy lo es por haberlo permitido. No ha gobernado en este asunto y ya es tarde para decir que lo hará, y aún más para creerle.

Y para rematar dice que sólo cuatro de cada diez catalanes quieren la independencia. ¿Sólo?.., pues menudo éxito para quien tiene encomendada la tarea de velar por la unidad de España. Un 47% de electores favorables a romper con España ya es toda una ruptura; sobre todo de la sociedad española. Lo de Rajoy ya empieza a ser motivo de estudio en un diván.., de psicólogo. Por no hablar de la consideración que me merece que el PP lo siga apoyando como candidato en las generales.

En cuanto a Mas, ya tiene algo en lo que centrarse para no gobernar: convencer a las CUP para que apoyen seguir avanzando en el proceso. Pero Mas ya está amortizado, y tampoco tiene ya importancia quien encabece el procés, marcha solo.

Ahora sólo queda buscar a quien encabece la necesaria reivindicación de España y de ser español, y no sólo en Cataluña.

martes, 1 de septiembre de 2015

Pasar la pelota

El PP presenta una proposición de ley urgente para darle al Tribunal Constitucional poder sancionador.

Quieren trasladar al Tribunal Constitucional la responsabilidad de multar o suspender a Mas si incumple sus sentencias.

Pero eso ya parece que es potestad del Gobierno, que es quien tiene que hacer cumplir las sentencias de los tribunales. No sé si esto no es más que un intento de descargar sus responsabilidades en otros para no verse obligados a tomar medidas que no se atreven a tomar.

Confieso que cuanto más vueltas le doy, menos me gusta. Darle a un Tribunal político capacidad sancionadora y cuasi ejecutora.., ¡cuidado! Ya se tomó en su momento la atribución de Tribunal de Casación del Supremo -sin serlo- y ahí tenemos a Bildu en las Instituciones como resultado.

El Gobierno ya tiene las atribuciones necesarias para tomar medidas contra quienes se nieguen a acatar las sentencias judiciales y las del TC, aunque hemos podido comprobar como no ha querido hacerlo en determinados casos, en Cataluña en ningún caso. Y no ha sido este el único Gobierno en no hacerlo, han sido todos.

No me gusta, repito. Aunque ahora pueda venir bien para la movida catalana, no parece que legislar corriendo y deprisa dependiendo de las coyunturas políticas, cuando se ha tenido tiempo suficiente para hacerlo meditadamente, sea lo más adecuado.

Además de que se da la impresión de que hasta ahora no había procedimientos para hacer cumplir las sentencias del Constitucional, cosa a todas luces falsa. Lo que no había era determinación para hacerlo.

Y ahora parece que, como no hay intención por parte del Gobierno de tomar medidas contra la Generalidad ni contra ninguno de los sediciosos, se hace esta maniobra para que dicho gobierno se esconda debajo de las faldas del Constitucional para seguir sin hacer nada. Y como ese mensaje llegará a esos secesionistas, no es de extrañar que se crezcan y aceleren el procés.

Repito, hay recursos sobrados para que el Gobierno, usando la Fiscalía u otras Instituciones, haga frente al desafío catalán o a cualquier otro; sólo hace falta voluntad y valentía para usar esos recursos y tomar medidas ejecutivas. Luego, el Tribunal Constitucional ya juzgará si dichas medidas son constitucionales en el supuesto de que los perjudicados las recurran o no.

domingo, 30 de agosto de 2015

Felipe González, a los catalanes.

A los catalanes

La propuesta que hace Junts pel Sí, esa extraña coalición unida solo por el rechazo a España, puede ser el comienzo de la verdadera “vía muerta” para Cataluña. Rompiendo la legalidad, nadie que tenga la obligación de cumplir la ley va a negociar nada


Señor González, esas "reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales sin romper ni la igualdad básica de la ciudadanía ni la soberanía de todos para decidir nuestro futuro común" ya se han hecho constantemente y en absoluto aplacan a los nacionalistas. Todo lo contrario, parten de ellas para pedir más.

Cosa lógica, teniendo en cuenta que su objetivo es la independencia, luego cualquier reforma pactada la ven como algo que les acerca un poco más a ellas. Ya vale de reformas que sigan disgregando, hagamos las que lo eviten.

Los nacionalistas no engañan a nadie, sí lo hacen quienes quieren hacernos creer que con más concesiones dejarán de seguir trabajando con nuestro dinero para romper España e independizarse.

Y si, como dice, no acepta la equidistancia entre quienes aplican la ley y quienes quieren saltársela, no es entendible ese afán de pactar con quienes no quieren otra cosa que romper con España. Con los ladrones no se pacta, ¿o es que se pueden hacer reformas que les permitan ser sólo un poquito ladrones?

Hay que regular la legalidad de los partidos en función de lo que persiguen. Así como no es legal el partido nazi por lo que persigue, tampoco debieran serlo los que persiguen romper la convivencia hasta el punto de romper España. Por menos de eso en otros países te acusan de alta traición. Aquí los financiamos y les cedemos la educación y los medios de comunicación. Eso hace que la ley desproteja a los españoles y la integridad de España, que es donde vivimos.

Además, esta carta evidencia que el PSOE se queda corto en la condena de esta huida hacia adelante del nacionalismo y la ambigüedad del partido en Cataluña ante ella. De otra forma, González no hubiera salido con éstas. Ha tenido que hacer una intervención de estadista a falta de estadistas en sus filas.

Cosa que me parece muy bien, toda ayuda es poca ante el riesgo de la ruptura de España. No es momento de sectarismos partidistas ni de señalar culpables y quejarse por la leche derramada. Pero hay que alertar sobre lo que intenta colar de paso: Insistir en los hechos diferenciales que lleven a considerar nación lo que no lo es, obviando que lo lógico de una nación es que quiera tener Estado propio.

Los que no quieran ser españoles, que se vayan, no hay problema, pero sin llevarse lo que es de todos.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Sobre lo dicho por el Coronel Alamán


El general de Brigada del Cuerpo de Infantería de Marina Agustín Rosety Fernández de Castro ha hecho pública sus reflexiones sobre las declaraciones en AD del coronel Francisco Alamán Castro en carta dirigida al bloguero Manuel Molares do Val. Esta es el texto de la carta del general que Molares ha hecho pública en su blog:
“En relación con las declaraciones del coronel Alamán debo decirle que, como militar retirado, participo de la sensibilidad del citado oficial, aunque no de la postura que, según dice, habría adoptado.
Efectivamente, los Artículos 2º y 8º de la Constitución son preceptos con valor normativo pleno, como el resto de la Carta Magna, pero deben ser interpretados en su contexto.
Alguna vez he discutido este tema en sentido inverso; ante el parecer de algunos partidarios de la eliminación del segundo de ellos, siempre he defendido su concordancia con el Artículo 97; es decir, el 8º representaría el QUÉ, mientras el 97, el CÓMO.
Las Fuerzas Armadas tienen una naturaleza poliédrica. Una de sus caras es institucional: la que indica el Artículo 8º de la Constitución, que señala su razón de ser al servicio de la Nación y su neutralidad política, al estar vinculadas al Rey como Mando Supremo.
Ahora bien, los actos del monarca, como Rey constitucional, tienen que estar refrendados por el Gobierno.
De ahí, la segunda dimensión de las Fuerzas Armadas: la de Administración Militar, gobernada por el Ministro de Defensa en el marco del departamento del que es titular, en el que se insertan sin confundirse con él.
Aún podría distinguirse un tercer aspecto, de carácter funcional, que hace referencia a las Fuerzas Armadas como instrumento del Estado, como su brazo armado.
En este campo, estrechamente relacionado con la dirección de la guerra, destaca el protagonismo del Presidente del Gobierno, de acuerdo con la legislación en vigor.
Del mismo modo que las Fuerzas Armadas son una realidad compleja, también lo es el status de sus miembros.
Los militares no son funcionarios, o al menos no solamente eso. Los deberes institucionales –que se expresan en el juramento ante la Bandera- vinculan al militar con la Nación hasta el punto de hacerle ofrecer su vida, llegado el caso, en el cumplimiento de su misión.
Es éste un deber moral que difícilmente podría derivarse de una relación de servicios profesionales ordinaria, ni tan siquiera del mismo servicio público.
Profesional -o no, en el caso de los ciudadanos que ejercitan el derecho-deber de prestación del servicio militar, tan sólo suspendido en su obligatoriedad-; funcionario también, en la medida en que desempeña una función pública; ciudadano en armas, en fin, el militar no sirve por la paga, como si de un mercenario se tratase.
Tampoco es, simplemente un empleado público; no es que su relación de servicios le confiera más derechos, sino por el contrario, un deber más riguroso, que se expresa en la profesión de unos valores. Honor, Valor, Lealtad, Patriotismo.
Así los expresaba, en sus comienzos, el texto de las derogadas Reales Ordenanzas. Inútil parece adjetivar de “constitucional” el patriotismo a estas alturas de la Edad Contemporánea. ¿A qué Nación se referiría en otro caso?
La disciplina que, por cierto, no figura entre esos valores, no es sino su consecuencia. Y la recíproca es cierta.
En ausencia de ellos, la disciplina no es sino sumisión, inútil ante la exigencia suprema, llegado el caso.
Disculpe la extensión de mi comentario, pero quería dejar claro los motivos de mi preocupación. La secesión (digamos hipotética) de una parte del territorio nacional sería un supremo atentado contra la Patria, pero también contra la Constitución.
Para resultar legítima, jurídicamente hablando, tendría que reformarse el Título Preliminar, lo que a la postre supondría cambiar de Constitución.
Sólo la Nación es soberana para hacerlo y no cabe la menor duda de que es el pueblo español, en su totalidad, quien tiene la palabra para ello.
Si esas condiciones faltan, nos encontraríamos ante un golpe de Estado y, una vez quebrado el ordenamiento constitucional, se volvería al estado de naturaleza. Quien ha estado en la extinta Yugoslavia, sabe de eso.
Formular declaraciones –como a las que alude- cuando se empuñan las armas y rige la Constitución que la Nación se ha dado es, amén de otras calificaciones que pudieran ser procedentes, una gran imprudencia.
También lo es, sin embargo, interpretar frívolamente el contenido de la Constitución para desvirtuar su espíritu, sobre todo cuando se ostenta el poder conferido por los ciudadanos, o consentir que se juegue con fuego de esta manera.
Esperemos que los españoles no nos apartemos de nuevo del imperio de la ley, garantía de la libertad y atributo fundamental de la democracia”.

miércoles, 28 de julio de 2010

Cornada catalana


Al margen de filias o fobias taurinas, en Cataluña se ha perpetrado un acto liberticida con un alto contenido antiespañol. No de otra forma se entiende la clarísima alineación de los nacionalistas en este asunto que ya llevan tiempo esgrimiendo.


El Presidente Montilla, el cordobés Montilla y aficionado a los toros, se ha apresurado a dar una rueda de prensa para dejar claro que él ha votado en contra de la prohibición. No es con prohibiciones de tradiciones y de aficiones como se construye una convivencia. A partir de 2012, los aficionados catalanes tendrán que salir de allí para ver una corrida.

Recuerdo como los aficionados al cine, o simplemente a la exhibición cinematográfica de anatomías sensuales, teníamos que ir a Perpignan para saciar nuestra afición por vivir bajo un régimen dictatorial que anulaba libertades. En Cataluña se está volviendo a ello a marchas forzadas. En dos años tendrán que repetir esas excursiones liberalizadoras.

Allá por el año 40, recién terminada la guerra y con los sentimientos revanchistas a flor de piel, el franquismo multaba a comercios catalanes por no rotular en español. Ahora se hace al contrario, pero el efecto es el mismo: un atropello a la libertad.

Hoy el Parlamento catalán ha perpetrado otro atropello a la libertad. Nadie imponía a nadie ir a los toros. Yo no he ido nunca, por poner un ejemplo, pero jamás se me hubiera ocurrido prohibir a nadie que lo haga.

El cuento chino de que si no es arte, que no es cultura, que si es una salvajada, etc., no es otra cosa que la vergonzante excusa de quienes son unos sectarios que pretenden imponer sus criterios a los demás por los pelos, por la matemática parlamentaria, pero sin el suficiente consenso social y atropellando el deseo de muchos.

No es el camino. La división nunca ha sido el camino más que para el enfrentamiento. Todo lo contrario de la tarea de los gobernantes y de quienes han sido elegidos para que la sociedad prospere sin crispaciones ni enfrentamientos. No se pueden legislar los sentimientos, y cuando se hace, la Historia nos enseña cuales son los verdaderos objetivos y, lo que es peor, cuales han sido los resultados.

En Amigos de Alicante

lunes, 27 de julio de 2009

Koldar Herria

Patxi López se baja los pantalones ante el PNV

Marcha atrás. No se eliminará la imbecilidad de lo de euskal herria. Pero, eso sí, se intentará explicar a los niños lo inexplicable. Se les intentará explicar que viven en un país inexistente más que en la mitología nacionalista. En un país que existe tan sólo porque allí hay quienes hablan euskera, ese idioma que no ha servido como medio de transmisión de ideas, pensamientos, sentimientos, cultura y conocimientos. Ese idioma que ha tenido que reinventarse para que pudiera hacer referencia a cosas cotidianas de hoy. Ese idioma que sus padres no hablaron en casa pero que aprendieron en las ikastolas y que ahora les imponen, convencidos de que les será absolutamente imprescindible gracias a la imposición nacionalista.

Habrá que explicarles que viven en un país que tiene un Estatuto en donde se dicen idioteces que se aceptaron incluir por miedo, por la cobardía de quienes deberían defender la cordura y el interés general pero que están acobardados ante la amenaza del terrorismo nacionalista. Y ante las imposiciones de aquellos que no se posicionan claramente contra esos asesinos, precisamente porque coinciden en su misma paranoia utópica. Pero se les dirá que ese pais en realidad es otro y está formado por tres provincias españolas. Tras ese galimatías no es raro el caos mental que se producirá en sus cabecitas en donde, tarde o temprano, seguirán inculcándoles que son distintos.

Sin embargo, ese motivo por el que se les dice que son distintos, no se esgrime para decirles que son iguales. Iguales al resto de españoles que tenemos un idioma común y que sí cumple de sobra con lo que debe ser un idioma. Y que por ello es hablado por más de cuatrocientos millones de personas en el mundo y en el que se han escrito obras maestras de la cultura universal. Un idioma que no se pretende imponer poniendo bombas o disparando a la nuca a nadie. Un idioma que es tan suyo como del resto de españoles, que sin embargo tratan con ventaja a su región y que financian con sus impuestos más a la región vasca que a las suyas propias. El concierto vasco no es más que recibir mucho más que lo que se aporta, en lo que también hace distintos a los que allí viven, pues su falta de solidaridad es efectivamente muy distinta a la solidaridad del resto de españoles.

Ahora el Gobierno Vasco dice que hay que garantizar que todos los vascos hablen a la perfección los dos idiomas: el común desde hace siglos, y el reinventado. Reinventado para dividir y crear un signo de identidad que tan sólo tenían quienes hablaban en sus casas aquel idioma; idioma que por cierto no tenía tal definición al carecer de elementos que lo definieran claramente como tal. Mantener lo identitario me parece justo, imponer algo artificialmente para luego esgrimirlo como identidad diferenciada, no. Con lo que los vascos -y todos quienes vivan en el País Vasco- tienen al menos una obligación, un deber más, que el resto de los españoles. Y un derecho menos: el de elegir que sus hijos se eduquen en su idioma materno si este es el común, el oficial en todo el Estado, y el que sus hijos puedan optar por no estudiar el idioma local de forma obligatoria. De esta forma, lo que debiera ser el derecho a conocer el euskera, se convierte en una obligación.

Además de que es un atropello a los derechos de los que ni hablan euskera ni tienen interés en hablarlo, ¿por qué motivo se va a obligar a sus hijos a hacer un esfuerzo para ser bilingües en un idioma que sólo usarán para entenderse con quienes ya se entienden en otro mucho más universal? Me parece bien que se ofrezca la posibilidad a los padres de que sus hijos hagan dicho esfuerzo, pero es un atropello dictatorial el imponerlo. La Constitución solo obliga a los españoles a conocer un idioma, no todos. Y ese idioma es el común a todos los españoles sin distingo alguno, por lo tanto sería el más democrático si aceptamos la cursilería imperante de adjetivar como democrático todo.

El intentar explicar lo inexplicable no pasa, por lo visto, por inculcar a los niños su realidad. Su realidad española, europea, y también la vasca. Pero la realidad vasca, no la utopía de unos iluminados que quieren hacerla realidad a base de imponerla. Pero como esa idiotez se aceptó en el título preliminar del Estatuto de Guernica, pues ahí está el resultado: ahora hay que explicar a los niños la inmensa idiotez cometida entonces y seguir hablándoles de euskal herría. Pero no se les explicará que los episodios más gloriosos protagonizados por vascos lo han sido en su faceta de españoles. Como parte de España, el País Vasco y sus hijos han colaborado en la historia común de forma destacada, pero eso se obvia y parece que la historia que quieren imponer es una historia muy localizada y breve en el tiempo: tan solo el corto periodo en que las utopías nacionalistas tuvieron un atisbo de oficialidad, por cierto, infinitamente menor que el actual.

Entre estos defensores de la idiocia nacionalista los hay que despotricaban contra el término hispanoamérica, usado para definir al conjunto de países del continente Americano que hablan español. Ese término jamás tuvo connotaciones nacionalistas o excluyentes, pero aún así decían que usarlo era un símbolo de nacionalismo español e incluso de imperialismo. En absoluto se usó nunca para generar un sentimiento de país, y ni mucho menos de nación, por lo que es un absurdo equipararlo a movimiento nacionalista alguno. Pero ya digo que ha sido -y es- algo que los nacionalistas regionales no aceptan. Sin embargo quieren que los demás aceptemos sus imposiciones basadas en la misma sinrazón. Sinrazón que además tiene el agravante de que quienes hablan el euskera como lengua materna son una minoría en el territorio al que designan como euskal herria, mientras que en hispanoamérica es absolutamente indiscutible el uso del español.

Claro que dentro de esa minoría, son mayoría los que pretenden imponerse con las pistolas; asesinando, extorsionando y atemorizando al resto de los vascos y de la sociedad española en general. Pero lo hacen a sabiendas, lo hacen para generar rechazo y luego ir de víctimas haciéndose pasar por oprimidos e intentando robarnos a todos un territorio en donde quieren imponer que todos hablen un idioma que les diferencie del resto. Y no tienen empacho alguno en usar incluso argumentos tan racistas como la diferenciación del Rh. Aunque no hacía falta llegar a ese extremo pues ya tienen una diferenciación clara: la cobardía que ha llevado a esa sociedad al punto en el que se encuentra. Es el único lugar en Europa en donde los cargos electos tienen que ir con escolta y en donde es común la extorsión y el chantaje. Chantaje que llega hasta el propio Gobierno vasco. Y hasta el Gobierno de España, claro. Y funciona. Y es que estamos en koldar herria, el país de los cobardes.

viernes, 24 de julio de 2009

Gezur Herría

El mismísimo Estatuto de Guernica se basa en una falsedad.

Lo que parte de una mentira no puede ser nunca cierto, y eso le pasa al mismísimo Estatuto de Guernica por el que se rige la Autonomía Vasca. Y es así porque en su encabezado se equiparan dos cosas distintas. En el título preliminar -que es en donde los Estatutos dicen aquello que se quiere conseguir pero que legalmente no es admisible por inconstitucional- se dice textualmente: "El Pueblo Vasco o Euskal Herria, como expresión de su nacionalidad, y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma dentro del Estado español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto, que es su norma institucional básica" (sic).

Pues bien, Euskal Herria no es el pueblo vasco sino el territorio donde se habla vasco, que es cosa bien distinta. Y en él es de sobra conocido que los nacionalistas incluyen a Navarra y parte del sur de Francia. Ninguno de estos territorios, ni mucho menos su pueblo, se ve afectado por el Estatuto de Guernica, que sólo afecta al territorio de las tres provincias vascas. De haber sido rigurosos jurídicamente hablando, esta aberración no sería legal pues intentaría afectar a gentes ajenas al País Vasco por el hecho de que alguien en su territorio hablara vascuence, aunque ya se sabe que aquí puede suceder cualquier cosa por esperpéntica que sea. Y es que si se miente o se falsea sobre el sujeto que se dice es quien impulsa la constitución de la ley -o a quienes afecta-, la ley es nula por vicio de origen. Por ello se dice para justificar los disparates que el título preliminar no tiene valor jurídico, en otra falacia más para acallar voces discrepantes y disfrazar de democrático a determinado nacionalismo.

Ese "o Euskal Herria" no es otra cosa que el gol que el PNV y sus amigos etarras lograron colar en el Estatuto y que los demás partidos tragaron de forma inexplicable. Ahora se intenta hablar de la realidad del País Vasco, de su territorio legal, y por ello se está tratando de omitir la denominación Euskal Herria que se refiere a un territorio que en buena parte no es de ninguna de las provincias vascas; lo que no gusta a los nacionalistas y para evitarlo, el PNV apela a aquella trampa que equiparaba lentejas y almejas. Un territorio no es el pueblo que habla un idioma, al menos no es lo mismo tierra que personas. Pero ahora el PNV quiere hacer valer ese confusionismo incluido en el Estatuto para impedir que los niños vascos se enteren de cual es su patria chica. Si el País Vasco fuera el país de los que hablan vasco, estaría formado por cuatro gatos.

Si a un niño watusi se le enseña desde pequeño que su territorio incluye Inglaterra, es normal que luego se crea inglés, aunque watusi seguirá; y puede que hasta sienta que los ingleses le están robando su territorio pues no son watusis como él. Los sentimientos filiales y de pertenencia a un terruño se fraguan en la infancia y perviven para siempre, por lo que no es justo mentirles a los niños sobre su realidad. Si a un niño se le dice que es hijo del Rey, se pasará la vida pensando que el Príncipe es un usurpador que le ha quitado su dignidad real, y que el Rey le ha despojado de aquello a lo que tiene derecho por la gloria de Dios. Y algo similar es lo que estos paranoicos nacionalistas han estado haciendo durante treinta años.

En el caso que comento, se trata de un Estatuto que intenta ser la ley básica de un territorio que no queda definido, pues se dice que Navarra tiene derecho a pertenecer a él en el supuesto de que así lo quiera. Otro disparate más de los muchos que perpetran los nacionalistas y que tragan los que no se atreven a oponérseles claramente.

Por ello usarán las armas ocultas que dejaron dispersas por doquier y que algunos permitieron pensando en que no tenían importancia alguna. Y es que con el nacionalismo no se puede pecar de ingenuo. Ellos sí que viven en el País de la Mentira, ese Gazur Herria o como quiera que se diga, suponiendo que se pueda decir en este idioma reinventado que dicen euskera y que pocos de los que tradicionalmente lo hablaban lograrían entender hoy.

Cuando estos gezurtis aplican el calificativo de "nacionalista español", en un intento de equipararse o de descalificar a quienes somos españoles y nos negamos a que nos quiten una parte de España, vuelven a mentir. Esa falacia queda en evidencia si aplicásemos a dicho concepto el mismo rasero al que ellos se someten:

Nacionalista español sería, siguiendo sus propias reglas, aquel que quisiera que España fuera todo territorio en donde se habla español. Y ello, además del propio País Vasco, incluiría buena parte de América, del Pacífico, y hasta de África. Así que menos chorradas, que nada tiene que ver su aldeanismo con el aceptar la historia, la realidad, las leyes democráticas y con el caminar hacia la desaparición de fronteras, en vez de querer imponer nuevas.

jueves, 23 de julio de 2009

¿Y ahora qué?

El Supremo disuelve los grupos municipales de ANV.

En ejecución de la sentencia de ilegalización de septiembre de 2008, el Tribunal Supremo ha ordenado disolver los grupos municipales de ANV en 125 ayuntamientos, y el grupo que tienen en las Juntas Generales de Álava, al tiempo que les retira los fondos que percibían hasta ahora.

Pero eso no supone que ANV desaparezca de dichos ayuntamientos, no; seguirán allí cobrando sus sueldos y dietas individuales y burlándose de todos los que no aceptamos la violencia terrorista ni sus extorsiones. Y acojonando a los ya de por sí acojonados vascos.

Es al gobierno de Zapatero al que le tocaría evitarlo. Ahora no tiene excusa para no disolver dichos ayuntamientos tal y como se disolvió el de Marbella. La ley le atribuye esa capacidad, aunque hasta ahora ha esgrimido todo tipo de excusa para no hacerlo. También tiene la legitimidad añadida de la reciente decisión del Tribunal Europeo desestimando los recursos de los etarras. Llegó el momento. Veremos si es verdad su firme decisión de acabar con ETA y acólitos, así como la de no volver a negociar con ellos.

El PNV pondría el grito en el cielo, ya lo ha hecho tan sólo porque el Gobierno Vasco pretende borrar las pintadas a favor de los hijos de puta de ETA. Y mientras, desde la Audiencia Nacional se permite los homenajes a etarras. ¿Alguien se cree que mientras estas cosas no se corten de una vez y para siempre se va a acabar con ETA? Pues por eso mismo el PNV estará en contra, y el PSOE tiene la ocasión de desmarcarse de quienes piensan que ETA no termina porque no le interesa a algunos partidos. A ver si lo hace.

martes, 14 de julio de 2009

El Estado inviable

El Tribunal Constitucional prepara otra demostración de su propio fracaso y de la incoherencia democrática de su propia existencia. Y la culminación de este disparate va a ser la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán.

La poca fiabilidad del Tribunal Constitucional y lo incongruente del hecho de que, a pesar de no formar parte del Poder Judicial, esté por encima de éste, se evidenció ya con la sentencia sobre Rumasa. Aquella sentencia que se logró gracias al voto de calidad del entonces Presidente del Tribunal -que luego se fue de España para no volver, avergonzado pero con el bolsillo lleno- demostró que la propia existencia de un tribunal político que decide sobre las sentencias del más alto Tribunal de Justicia, haciendo que el Poder Político esté por encima del Poder Judicial, es una aberración jurídica y democrática; y para mí fue la sentencia de muerte de dicho Tribunal, corroborada cuando el PSOE de Felipe González aprobó que le admisión de un recurso de inconstitucionalidad no paralizaba la entrada en vigor de la ley recurrida.

A partir de ahí se explican sus diferentes sentencias en donde se intenta dar gusto a todas las partes, algo impensable en una sentencia jurídica. Así tenemos perlas que ejemplifican como se puede decir una cosa y la contraria declarando ambas cosas constitucionales. La sentencia del aborto, por ejemplo, es todo un galimatías que declara constitucional una ley que permite a la madre decidir la muerte de su hijo no nacido al tiempo que declara la vida de éste un bien jurídicamente protegible.

La sentencia en donde se anula la sentencia del Tribunal Supremo que anulaba la candidatura de los etarras de II, es todo un ejemplo de lo que jamás puede ser un Tribunal Político. Pues no es lógico que por decisiones políticas se desautoricen decisiones jurídicas. Eso no es propio de un Estado de Derecho. El Tribunal Constitucional se podrá pronunciar sobre la constitucionalidad o no de las leyes en las que se base el Supremo para sentenciar, pero no sobre la propia sentencia, pues ello es consagrar la inexistencia de la separación de poderes y el sometimiento de todos los poderes al poder político.

Cuando la Constitución planteó la existencia de las Autonomías y regiones, añadiendo lo de nacionalidades en lo que se tomó como un intento de contentar a los nacionalistas, estaba sembrando la semilla de la propia desaparición del Estado. Es la única ley de leyes que cambia el nombre del idioma del Estado que se constituye, pues el español no aparece con dicho nombre sino como castellano, sinónimo que ya no tiene el sentido que tenía sin ir acompañado de español -español o castellano, se ha dicho siempre-, pues el castellano lo hablaba el Cid. El español que se habla en Cádiz, por ejemplo, poco tiene que ver con el que se habla en Valladolid; en ambos sitios se habla español, pero en Valladolid se habla un español castellano que se ha dado en tener como el más correcto, como el paradigma de la lengua española, con lo que cabría decir que el castellano es el español hablado más correctamente. O que los que mejor hablan español son los castellanos; pero no hay que confundir la parte con el todo, cosa que sólo conviene a los nacionalistas empeñados en elevar su dialectos, chapurreos e idiomas -muchos de ellos reinventados-, al mismo nivel que el de una lengua que es la común a todos los españoles y hablada por más de cuatrocientos millones de personas.

Con ello nos hemos convertido en el único país en donde a nuestro idioma común se le llama de otra forma que en el resto del mundo. El inglés que habla nuestro idioma dice que habla español, y en hispanoamérica es la lengua que hablan. Aquí nos lo cargamos para romper la idea de unidad en aras de darle alas a los nacionalismos que buscan, sin esconderse, cargarse el Estado y desgajarlo en varios. A eso se llama fabricar el arma del suicidio, y no otra cosa es hoy la Constitución.

Esta Constitución, hecha por unas Cortes no elegidas para ser constituyentes, fue una Constitución de consenso para una transición democrática de una dictadura a otra cosa, que entonces se decía democracia pero que ha devenido en cualquier cosa menos en democracia. No nació con idea de pervivir sin enmiendas más allá de ocho o diez años, y ya lleva más de treinta. La democracia no es sólo un sistema electoral, en absoluto. Y la última negociación del modelo de financiación autonómica lo ha dejado bien patente.

Contrariamente a quienes dicen que las Autonomías hoy son el máximo poder y que han sometido al Estado, lo que de verdad ha sometido al Estado y a las Autonomías es el poder de los partidos políticos. ¿Porqué digo esto? Pues voy a ver si soy capaz de exponerlo con claridad.

De todos es sabido que esta negociación ha sido una negociación con los políticos catalanes, ni siquiera con la Generalitat, y una vez llegado a un acuerdo con estos se ha hecho que los demás lo acepten por el ordena y mando y no por el consenso. Quien ha llevado la negociación y se ha bajado los pantalones ante ERC para salvar el tripartito y de paso la poltrona en Madrid, ha sido Zapatero, absoluto mandamás del PSOE. Los Presidentes Autonómicos que no estaban de acuerdo con este tipo de apaño que favorece claramente a Cataluña se podrían haber opuesto aduciendo que lo hacían por el interés de sus respectivas Comunidades. Así, podrían conseguir apoyos y su propia reelección al presentarse como defensores de los intereses de los ciudadanos de dichas regiones. Pero eso sólo sucedería si pudieran volver a presentarse como candidatos.

¿Y quién decide si se pueden presentar o no? ¿Quién tiene el poder de hurtar a los ciudadanos la posibilidad de votar por alguien determinado? Efectivamente: el partido político al que pertenecen y, por ende, su Secretario General, en este caso Zapatero. Así que los méritos los deben hacer ante él, ante el todopoderoso, y no ante sus ciudadanos. Y además, tienen que engañar luego a dichos ciudadanos para decirles que su decisión es la que les conviene y que la han tomado por su bien. Y por eso sucede que todos los que protestaban y son del PSOE, han acatado la decisión.

Los que no son del PSOE tienen que coger lo que les dan, que es lo que su jefe de partido les ordena también. Y digo "tienen", pues es su deber coger el dinero aunque no les parezca bien repartido, por mucho que la Vicepresidenta quiera presentar eso como propio de aprovechados, en una demostración más del concepto sectario que tiene del Estado y de su bajísimo y mitinero nivel, que no le permite poner sus miras más allá de la silla, de los intereses de su partido y del suyo propio.

Es la certificación de la muerte de la democracia además de la del Estado de Derecho, con lo que las Instituciones se convierten en instrumentos para dar forma a las excusas necesarias para dar apariencia legal a los caprichos políticos del mandamás de turno, y para que pueda mantenerse en el poder de la manera más cómoda. Los demás tendrán que acatar sus decisiones si no quieren quedarse en la calle y engrosar las listas del paro como el resto de los mortales. Con lo que la casta política (y la sindical ligada a partidos políticos)  cada vez se parece más a una corporación con tintes mafiosos que lucha por su propia supervivencia antes que por el interés del pueblo.

Y la culminación de este disparate que parte de la propia Constitución -prolongada en el tiempo sin enmienda alguna que la haya ido adecuando a la realidad y a los cambios de la sociedad que pretende regular- va a ser la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán. El propio hecho de que se vaya a pronunciar sobre una ley recurrida pero que está en vigor, gracias a que los propios políticos decidieron que el hecho de que se admita a trámite en dicho Tribunal un proceso de inconstitucionalidad no impide la entrada en vigor de la ley recurrida, es una aberración en sí mismo. De este modo se abre la posibilidad de que se pueda derogar una ley y los derechos que de ella se hayan derivado. Y en este caso ya son tres años.

Así que asistiremos a un juego malabar que, con toda seguridad será un esperpento. Por ello se hará en pleno verano, cuando la gente está alejada de los problemas que les han fastidiado durante todo el año. En la certeza de que casi nadie va a poner el grito en el cielo en vez de seguir en la tumbona esperando el siguiente baño o esa caña con una de gambas que hacen que los problemas se aparquen.

Pero se aparcará al Estado. Y se abrirá más la puerta para su desmembramiento. Y que nadie me llame exagerado, pues exactamente eso es lo que buscan sin disimulo -incluso con alardes- quienes han conseguido que Zapatero se baje los pantalones ante ellos. Lo malo es que se los baja él, pero a quienes van a dar por detrás es a todos nosotros. Y a no tardar mucho.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cambio en el País Vasco.

Patética despedida de Ibarreche y chulescas amenazas nacionalistas.

Tras la pataleta antidemocrática del PNV ante la pérdida del gobierno regional, el discurso de ayer de Ibarreche, hace sentir vergüenza ajena por una sociedad que ha mantenido en el poder durante treinta años a su partido. Varias generaciones vascas no han conocido otro gobierno -régimen más bien- que el nacionalista, y han padecido sin enterarse un constante aleccionamiento en las tesis nacionalistas, así como la utilización del idioma -idioma basado en las tradicionales lenguas vascas, pero ridículamente reinventado e impuesto por el nacionalismo- como elemento diferenciador en el que basar sus pretensiones independentistas. No voy a entrar ahora en el tema de las fabulaciones e invenciones históricas de este antidemocrático nacionalismo, que ha dado alas a los peores asesinos para presentar sus inhumanas acciones como actos de una supuesta lucha armada por una libertad que desprecian, pero no dejaré de hacer mención a la chulería con la que estos nacionalistas se permiten hasta amenazar al Estado tras haber perdido la lehendekaritza.

En su plañidera despedida se deja entrever que el nacionalismo echa de menos en el Parlamento vasco a aquellos que aplauden la violencia y el asesinato. La falacia de identificar al PNV con un supuesto nacionalismo democrático, queda evidenciada. No es democrático el nacionalismo, y mucho menos el del PNV. No hay más que ver como se atribuyen la exclusividad de ser vascos, como si los demás no lo fueran.

Eso de Egíbar sobre que "la cabeza del vasco todavía se aprecia en España" es algo intolerable para cualquier vasco ajeno al virus nacionalista. En todo caso habría que apostillar que en España se aprecia la cabeza del hijo de puta, terrorista y asesino vasco, como también las de aquellos que le apoyan; por lo que aplíquese el cuento, chuleta de tasca.

Así que por primera vez el País Vasco será gobernado por no nacionalistas. Al menos en el papel, porque los correligionarios del nuevo Lehendakari han propiciado gobiernos con más ínfulas nacionalistas, en las regiones en las que gobiernan, que las que se atrevieron a imponer anteriores gobiernos, en algunos casos formados por partidos abiertamente nacionalistas, como es el caso de Cataluña.

En cuanto a las esperanzas sobre la lucha contra la ETA, tengo mis dudas; y se me han acrecentado al oír en el discurso de investidura del lehendakari López eso de conseguir la "paz con generosidad" -por mucho que añada lo de "sin precio político"-, pues los antecedentes están en la memoria reciente. Quienes se han sentado a negociar con ETA y han pagado precio político -no otra cosa fue el que los proetarras estuviesen en las instituciones, y aún siguen en muchas- al tiempo que lo negaban, no son precisamente dignos de confianza.

El discurso de López es para suscribirlo, al menos en sus aspectos democráticos, pero no termino de creérmelo. Ojalá y sea cierto. Aunque me temo que esto no será más que un paréntesis y en las próximas elecciones volverán los nacionalistas claramente apoyados entonces por los que apoyan a ETA y ahora han optado por la abstención. Y llegarán con ganas de revancha. Si no se acomete un cambio en la ley electoral, será así; y no parece que haya intención política de acometer los necesarios cambios en dicha ley, a no ser que Zapatero esté dispuesto a que Montilla pierda la Generalidad de Cataluña.

El discurso de Basagoiti sería magnífico si reflejara una realidad consolidada y no utópica. Espero equivocarme, pero sigo teniendo serias dudas ante tanta euforia esperanzada. En cualquier caso, deseo que esta nueva etapa sea buena para todos. Para los vascos y para el conjunto de los españoles en donde los vascos están incluidos, por mucho que les moleste a quienes han sido desalojados de una poltrona en la que se han mantenido demasiado tiempo como para que la salud democrática de una sociedad se mantenga.

Aquí los discursos: Patxi López | Ibarretxe | Basagoiti

miércoles, 25 de febrero de 2009

Piezas cinegéticas I

La mafia vasca.

Un hombre se ha hartado y ha reaccionado con rabia, y con un valor rayano en lo temerario, contra los amigos de ETA que le han destrozado su casa. Este hombre, Emilio Gutiérrez, que se ha hartado de que le pisoteen los hijos de puta de los mafiosos proetarras -que tras la explosión que ha destrozado su casa encima se burlaban de él- y la ha emprendido a mazazos contra la erriko-taberna, el bareto donde se reúnen y se emborrachan quienes le han destrozado su casa, ha tenido que abandonar su pueblo y el País Vasco debido a las amenazas etarras. El juez ordenó su detención y luego lo dejó en libertad con cargos, los políticos le han afeado su conducta, y los etarras convocan una manifestación para protestar porque les ha roto el sitio donde se emborrachan. No se sabe que el gobierno vasco le haya ofrecido protección, ni ayuda para reconstruir su casa, ni siquiera que se haya detenido a quienes le amenazan. Puede que hasta les permitan manifestarse pidiendo su cabeza. A él le procesarán por ello, los otros se reirán o irán a esperarlo a la puerta del juzgado para amenazarlo. Y no les pasará nada.

Mientras el lehendakari dice que nadie se debe tomar la justicia por su mano, la justicia brilla por su ausencia, pues este hombre ha tenido que huir por las amenazas tras haberle destrozado su hogar y ahora su vida. A él le han dejado sin casa, pero al parecer es más grave que en su rabia él les haya roto los cristales del bar donde estos hijos de puta se emborrachan y se ríen de la mayoría de los vascos, a los que tienen vergonzosamente acojonados. Hoy ser vasco es sentir vergüenza. Vergüenza por la falta de libertad que allí hay, vergüenza porque una mafia eche de su hogar y de su tierra a todo aquel que rechista, vergüenza por callar, vergüenza por ser el único rincón de Europa en donde hay que ir con escolta si no se piensa en nacionalista. Vergüenza por unas elecciones que distan mucho de ser libres si no se vive en una gran ciudad. Vergüenza por no formar una piña alrededor de este valiente que ha perdido la paciencia.

Vergüenza porque se considere normal que se tenga que ir por haber reaccionado contra ETA y su gentuza. Vergüenza porque esa anormalidad se entienda como normal. Vergüenza porque la gente acepte vivir en esa mierda y mire para otro lado cuando los amigos de esta chusma imponen su ley y sus exigencias. El lehendakari ha dicho que no hay que tomarse la justicia por su mano y que hay que "reaccionar de forma contundente pero serena" contra la violencia de ETA. A lo mejor se refiere a rogar contundentemente que sean buenos, porque para contundencia, la de Emilio. A los que le amenazan no les ha dicho nada.

Y mientras, Emilio Gutiérrez, el héroe de Lazkao como ya se le conoce en internet, permanece lejos de su tierra en Alicante, alejado de los hijos de puta que le amenazan y a quienes los demás vascos les permiten campar a sus anchas.

lunes, 11 de agosto de 2008

Idiomas.


La finalidad de un idioma no es otra que servir de vehículo para la transmisión de ideas.

Las ideas se transmiten de forma oral y de forma escrita. Los idiomas sirven para ello, para entablar lazos de comprensión entre las personas. Para transmitir ideas, sentimientos, conocimientos... Una de las mayores lacras de la humanidad es precisamente el que no haya un idioma común que nos permita entendernos a todos, con independencia del lugar del planeta en donde se haya nacido o en donde se resida.

El mayor avance que daría la humanidad, el mayor progreso, sería que toda ella se entendiera sin intermediarios. Y la mayor necedad que pueda imaginarse es que las mismas personas tuvieran que aprender distintos idiomas para entenderse entre ellas si ya lo hacen en uno. ¿Qué razón tendría? Desde luego no la de comunicarse, pues ya lo hacen. ¿Entonces qué pretenden estas corrientes nacionalistas que impregnan a todos los partidos de regiones en donde alguna vez se habló -o se habla- una lengua local o endémica, además de una común a otros territorios?

Esgrimir razones culturales suena ridículo en tanto que buena parte de esos supuestos idiomas han sido incapaces de servir como instrumentos de transmisión de cultura. O lo han hecho de forma muy local, no universalmente. Algunos, incluso no son ni siquiera reconocibles por quienes los hablaban de pequeños en sus casas; al menos en la forma en la que se imparten ahora absolutamente reinventados. Es cultura impedir que se pierdan en el olvido, no imponer artificialmente su uso. Una lengua muerta es una joya cultural, no un broche para usar a diario. El latín se estudia y aumenta la cultura de quien lo estudia, no su capacidad de comunicarse con los demás. Y esa es la finalidad de una lengua.

Si hablamos de razones históricas y por poner un ejemplo, ¿no tendría más sentido una inmersión lingüística en latín de todas las regiones del mundo en donde una vez fue idioma de uso? Si el objetivo fuera entenderse, desde luego. Si con eso se consigue la comunicación con gentes con las cuales ahora no es posible, sería más positivo que lo que se hace ahora. ¿O no? Pero las lenguas evolucionan con el progreso y el aumento de conocimientos. La que más se adecúa a la transmisión de dichos conocimientos es la que se impone naturalmente.

Me comentaban alicantinos viejos que lo que sus nietos aprenden ahora en el colegio ellos no lo entienden. Y hablan valenciano desde pequeños. Claro que no este valenciano de ahora absolutamente retocado. Y así con otros idiomas recientemente remodelados y reinventados. Olvidando además que la población que los hablaba era en su mayoría analfabeta, o casi, en dicho idioma. Y en muchos casos también en el común. Aunque aprovechando esa circunstancia para hacer creer a los nuevos "parlantes" que es por ese motivo por lo que no terminan de entender el que a ellos les han enseñado.

Pero al margen de lo anecdótico está lo más grave: se está consiguiendo que los que hasta ahora se entendían en un idioma común, los que estudiaban y aprendían para compartir conocimientos con muchos, ahora se encuentren encerrados en guetos cada vez menos numerosos y más incomunicados. Incluso a nivel de investigaciones universitarias tienen problemas para crear equipos con investigadores de diferentes regiones; ya se han dado casos de dificultades para la comprensión de informes en equipos de investigadores multiregionales.

Los idiomas evolucionan y se imponen porque cumplen con una función. Y en ese proceso quedan atrás otras lenguas que no llegan a ese nivel. Querer elevar una lengua -usada entre aldeanos para transmitir unas pocas ideas cotidianas, pero sin más pretensiones- a rango de una lengua en la que se transmiten ideas complejas, sentimientos y conocimientos avanzados, no es otra cosa que inventar lo inventado. Y un disparate si para ese cometido esas mismas personas ya usan otra lengua común mucho más compleja y avanzada. O al menos, la usaban. Ése es uno de los grandes errores de la Constitución vigente, en la que no sólo no se llama español a nuestro idioma común -sólo se refiere a él como castellano- sino que permite elevar a la misma categoría legal a idiomas y dialectos regionales. Más que error, un disparate; y que además se hizo para contentar a los nacionalistas. Fatuo e inútil empeño.

El bilingüismo tiene su lógica en sociedades con dos lenguas distintas y no solapadas. Es decir, que no necesariamente quien habla una de ellas se entiende en la otra. No lo tiene si hay que estudiar dos idiomas distintos para hablar con quienes ya te entiendes en uno. Estudiar una de esas lenguas, mucho más si es la de la región de origen, además de conservarla permitirá gozar de las creaciones literarias originales, sin pasar el tamiz de la traducción, algo que es especialmente importante en la poesía y en la literatura -si existen, claro- pero no amplía el número de personas con las que te entenderás.

Pero proteger de la desaparición a dicha lengua no implica reinventarla. Ni imponerla. El latín se sigue estudiando, pero a nadie se le ocurre imponerla como lengua de uso corriente a base de incorporarle palabras inventadas. Aunque, vuelvo a insistir, si de progresar hablamos a lo mejor sería una solución, y de hecho se usa en determinadas disciplinas del saber universal. Sin olvidar que si se trata de reivindicaciones históricas, casi todas las lenguas que ahora intentan imponer proceden del latín. Pero la lógica está en las antípodas de los planteamientos aldeanos y paletos de unos nacionalismos ávidos de diferenciaciones que usar en su pretensiones.

La irracionalidad de esos nacionalismos articulados en torno a una lengua y que la usan como instrumento político para marcar y remarcar diferencias, creando en el proceso generaciones incapaces de comunicarse correctamente y, además, de forma impuesta y obligada, no es otra cosa que un ataque directo a los derechos fundamentales de la persona. Obligar a los niños a renunciar al conocimiento de una lengua ampliamente extendida a nivel mundial, un crimen. Pero no contra un idioma, sino contra unas personas que pudiendo usarlo a la perfección, se ven privados del derecho que tienen a progresar. Y con un importante costo para los bolsillos de todos los que tienen esa lengua como idioma común. Los derechos no los tienen las lenguas sino las personas.

Y eso hay quienes lo hacen en nombre de lo que llaman "progreso". Claro que es lo que piden para el "populacho", para la enseñanza pública, no para la que dan a sus hijos. Y si se les critica, se envuelven en su bandera y dicen que la crítica va a toda la región y a sus habitantes, confundiendo una vez más la parte con el todo. Y tienen fervientes seguidores. Hay que jorobarse...

lunes, 14 de julio de 2008

Las tres plagas.

"Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de victimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenado al fracaso. Aquí no se trata de una conversación sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.
Una mente tocada por semejante peste es una mente cerrada, unidimensional, monotemática y sólo gira en torno a un único tema: el enemigo. Pensar sobre el enemigo nos alimenta, nos permite existir. Por eso el enemigo siempre está presente, nunca nos abandona. Cuando en las afueras de Ereván un guía del lugar me enseña una antigua basílica armenia, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los azeríes serían capaces de leventar semejante basílica? Más tarde, en Bakú, cuando un guía del lugar me enseñaba un conjunto de ornamentados edificios modernistas, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los armenios serían capaces de levantar semejantes edificios?"


(El Imperio, Ryszard Kapuscinski)
Acerca de los viajes y contactos del autor con la antigua URSS desde su infancia, cuando los soviéticos invadieron su Polonia natal, hasta adulto, cuando recorre sus diferentes repúblicas. El periodista polaco Kapuscinski tiene, entre otros muchos premios, el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2003. Falleció en enero de 2007 a los 74 años de edad.

jueves, 22 de febrero de 2007

Las Juntas de Guipúzcoa o la memez institucional.

A vueltas con la bandera.

Ahora resulta que el poner la bandera nacional, aunque sea acompañando al trapo inventado por el hermano de Sabino Arana para el PNV -y que ahora dicen bandera de los vascos, que ya hace falta ser imbéciles-, se consideraría una provocación y no facilitaría la convivencia en Guipúzcoa, España.

Prefieren que no ondee ninguna bandera antes que ver ondear la Española, que debe de hacerlo por ley. Presentan como compensación el que no ondea la Ikuleches o como coño se llame el trapo nacionalista. Es normal, ¿a quién le importa un trapo inventado por un chalado para un partido? Pero lo grave es que una institución, con minúsculas, del Estado se niega a cumplir la legislación. ¿Con qué autoridad exigirá a los demás que la cumplan?

Me dirán que no es igual una ley de banderas que una ley fiscal, por ejemplo; pues miren, tan ley es una como la otra y no se trata de elegir las leyes que gustan y cumplirlas, y las que no gustan pasárselas por el forro. Panda de cretinos. Como buenos nacionalistas, claro.

lunes, 19 de febrero de 2007

La cobarde estrategia autonómica del PP


El PP debió de haberse plantado


El seguidismo del PP a las propuestas socialistas de reescribir los estatutos de atonomías, es signo claro de su entrega total y su miedo a dar la cara por culpa de sus propios complejos.

El complejo de la derecha por ser de derechas es lo peor que le esta sucediendo a la democracia en España. El trágala que practica para que no se le eche encima la izquierda, es increíble. El negarse a reaccionar como le exigen sus bases por miedo a que se le eche en cara luego, es de un entreguismo apabullante.

Se apuntan a lo de los Estatutos sólo para que la izquierda no les acuse de estar en contra de algo que sólo la izquierda propugna. Sus votantes y simpatizantes asisten atónitos a una rendición anticipada, a un miedo atávico a ser acusados de actuar de una forma determinada. Es acojonante. ¿Qué pasa, es que ya hasta ellos se creen lo de que la democracia es patrimonio de la izquierda? La izquierda que diga lo que quiera; como si los operan, oiga.

¿Que seguirán con la cantinela eterna de que Fraga no votó el artículo octavo de la Constitución? Ya, ¿y qué? ¿Es que el Sr. Fraga no estaba en su derecho, y en su deber, democrático para votar lo que creyera mejor de acuerdo con sus principios? ¿Es que ahora lo democrático es votar lo que quiera la izquierda, o simplemente la mayoría? Porque, además, y visto lo visto, de haber triunfado entonces la postura mantenida por Fraga, otro gallo nos cantaría ahora con respecto al desbarajuste en el que se ha convertido el Estado de las Autonomías.

El pensar que si el PP no hubiera entrado en el juego de los estatutos, luego se le afearía, tiene tanto sentido como el pensar que se le aplaudiría; por lo que el actuar de un modo determinado que no está de acuerdo con sus principios sólo por lo alegado, no es más que una dejación de su deber para con sus votantes y una imperdonable cobardía.

Estaría diciendo exactamente lo mismo sobre el PCE si éste partido se sumara a la condena de lrégimen cubano sólo por el qué dirán, por ejemplo. El avergonzarse de lo que se es y de lo que se piensa, no es el camino para defender los principios por los que sus votantes les dieron su confianza. Lo otro es simplemente engañar. Y el practicar el engaño cuando interesa, descalifica para acusar al oponente de engañar cuando éste lo hace.

Dicha estrategia cobarde no sólo no evitará que se les siga intentando descalificar por la izquierda, sino que se haga con mayor virulencia. La debilidad nunca infunde respeto en el adversario. Cuando el PP habla de centro, no habla de otra cosa que de su vergüenza por ser de derechas. No creo que ningún partido de izqierda se sintiera avergonzado por ser tachado de serlo.

La gracia andaluza

Uno de Lepe: Zapatero felicita a Chávez por la aprobación del Estatuto Andaluz.

Aún suenan las carcajadas. Han ido a votar los que están a sueldo del sistema, nada más. Y algún cabreado que otro, para votar no y mostrar su cabreo por la coña estatutaria. El resto de los andaluces -tres de cada cuatro- han pasado olímpicamente del puñetero Estatuto que, eso sí, ha quedado aprobado por obra y gracia de una legislación que olvida el principio democrático de las mayorías.

Legalmente, está aprobado, por lo que bueno, si se quieren felicitar...; pero moralmente y legítimamente, lo que queda es llorar. De risa.

Seguro que alguien me tacha de antiandaluz. Claro; soy de Huelva.

jueves, 2 de noviembre de 2006

De himnos y emociones

El himno de Andalucía.

Dice Arenas que se emociona con la bandera española y también con el himno de Andalucía. Soy andaluz y allí pasé mi primera infancia.  Desconozco el himno andaluz y ni falta que me hace. La bandera de Andalucía puedo confundirla con cualquier otra de un ignoto país y me la trae al pairo. 

Lo digo en serio. No soy tan obtuso y tan paleto como para haberme cerrado a la realidad "plural" de España y, por esa misma pluralidad, me eduqué en diferentes regiones españolas y luego he desarrollado mi trabajo y mi vida en otras tantas. No recuerdo -y no me avergüenza- las banderas de los diferentes pueblos, ciudades y regiones en donde he vivido; ni sus himnos me emocionan y mucho menos los recuerdo, excepto el que tanto canté de joven cuando iba de vinos y hoy es himno de Asturias, que ya tiene bemoles la cosa.

Mi bandera sí me emociona; la bandera de mi país, de mi Nación. Y su himno me pone los vellos de punta. Y recuerdo cuando juré dicha bandera y ninguna otra. Y lo hice sin condicionantes políticos de ningún tipo. 

Lo extraño es que en mi país haya políticos, a los que todos subvencionamos, que se dicen no españoles y que, sin embargo, se presentan para cargos en las instituciones españolas. Eso es lo que no es entendible; si no son españoles ¿qué van a hacer por España? ¿Romperla? Y entonces, ¿cómo se les permite presentarse a elecciones en España? ¿En nombre de la democracia? ¿De qué concepto de democracia me están hablando, del concepto marxista quizá?...¿ de la democracia que invoca Otegi a lo mejor? Ellos son el problema y no otro; pero lo hacen extensivo a los demás y, para remate, es lo que enseñan a nuestros hijos en las escuelas que controlan.

Si ese razonamiento fuera cierto y no una falacia, ¿porqué no se permite a un francés presentarse candidato a un cargo público español? Vamos a dejarnos de chorradas propias de quienes ni han trabajado en su vida ni piensan hacerlo, más que para crear este tipo de problemas y ofrecerse a reconducirlos. Es como si llamáramos como fontanero a quien se dedica a desmontar y vender como chatarra las instalaciones sanitarias de nuestra casa, y por eso no sale agua por los grifos. ¿No sería ridículo?... Pues eso.

sábado, 10 de septiembre de 2005

Banderas


Me crié, estudié y he vivido en varias regiones de España -hoy autonomías- y en todas tengo raíces, recuerdos, amigos, familia y referencias emotivas. No me siento de ninguna de ellas sino de todas al tiempo. Me siento español, y no sólo por lo anteriormente expuesto, aunque ciertamente ayuda. Siempre me parecieron paletas -aunque simpáticas e incluso sanas- las rivalidades entre diferentes regiones y provincias, pero he de admitir que han servido de acicate a la sana competencia entre ellas.

Cuando he viajado fuera de España y he coincidido con algún compatriota he sentido, además de alegría, un sentimiento de complicidad y orgullo, compartiendo al mismo tiempo algo común. Comentas cosas comunes, lugares comunes y hasta políticos comunes, que en ése momento adquieren un cierto aire de propiedad compartida. Sientes que tienes tu sitio en éste mundo cada vez más pequeño y cada vez, ojalá, más de todos.

Confieso que ese sentimiento aún no lo siento en referencia a mi condición de europeo, pero me gustaría sentirlo también algún día. Y como remate, desgraciadamente supongo que utópico, me gustaría llegar a sentirme ciudadano del mundo; terrícola.

Pero siempre mantendría mi identidad y mis referencias cercanas. Con sus símbolos. Con las banderas, escudos, banderines, etc. que me las hicieran recordar y respetar. Y el símbolo de todo ello: mi bandera nacional. La respetaría y exigiría el respeto de los demás. Por ello respetaría las que para los demás significaran lo mismo que para mí la mía.

Hoy mi lugar común es España. Y desde que recuerdo, ha estado representada por una bandera. Me hicieron desprenderme y olvidar el escudo que tenía cuando yo era un crío, un adolescente y un joven. Aprendí a apreciar el nuevo símbolo que la adornaba. Sigo viéndome representado en ella.

Veo la bandera de mi Autonomía actual y me reconozco, pero no del mismo modo, sino más bien como en una matrícula de coche. Lo siento pero así es. Si veo las banderas de las ahora Comunidades Autónomas donde, como he apuntado, tengo parte de mis raíces, la verdad es que las desconozco. No existían cuando yo viví allí. O no eran de dominio público. O simplemente no se sentían como símbolo identificativo. Son inventos posteriores en los que yo no me veo representado, pero entiendo y acepto que otros, bien por su edad u otras circunstancias, sí se identifiquen con ellas. Ya se ha introducido un elemento que no es común a mis sentimientos y al de mis queridos ex convecinos. Un hecho diferencial, supongo. Que según dijeron, potenciaría aún más la unidad de España.

Bueno, pero me queda la bandera común. La que nos engloba a todos.

Pero cuál no será mi sorpresa, desagrado y hasta rabia, cuando se convoca una reunión de los Presidentes de las C.C.A.A. -representantes de tantas diversidades y hechos diferenciales que queramos, pero que tienen algo en común pues todas ellas pertenecen a España, forman parte de ella, y tienen un símbolo común: la bandera de España- y en los carteles que anuncian dicho evento se contemplan todas las banderas autonómicas pero no la común a todos los españoles.

Miren señores, si los representantes de algunas de las comunidades no se sienten españoles NO están legitimados para representar al Estado del que no se consideran parte. Y las C.C.A.A. son Estado, y dicho Estado está representado y simbolizado por un bandera, la de España, y no por el conjunto de banderas de los diferentes hechos diferenciales. Vamos a dejarnos de que los paletos sean los que impongan sus caprichos y a actuar con seriedad. Es tarea que compete al gobierno de todos, al gobierno de España, y que tenemos que exigir.

Si no es así y al final nos hacen elegir, yo eligiré mi bandera, la de España; y a las demás erigidas ensímbolos de los que quieren hacer desaparecer la mía, no solamente las despreciaré sino que las usaré como forro de mis .... Ya me entienden.