La ultraizquierda no condena hechos determinados sino de dónde vienen esos hechos. Asaltos a Parlamentos están bien o mal dependiendo tan sólo de si lo hacen los suyos o los contrarios.
En una democracia el acoso a las instituciones democráticas está siempre mal, lo haga quien lo haga. Quienes no condenan en unos casos no tienen autoridad para condenar otros. No son los anti demócratas quienes pueden dar lecciones de democracia por mucho que se disfracen.
En EEUU los demócratas y republicanos contrarios a Trump han cometido el error de no querer aclarar las irregularidades aparecidas en las elecciones. Y Trump ha cometido el error de enardecer a quienes se han sentido estafados por ello.
Pero el hecho de que las RRSS se hayan erigido en juez y parte, cortando la libertad de expresión de quien aún es el Presidente de EEUU, marca un antes y un después. El mundo no volverá a ser el mismo cuando, al final, la opinión pública está dirigida por quienes nadie ha elegido para ello y se mueven por intereses económicos privados.
Quienes cuando Trump fue elegido Presidente se empeñaron en alentar a la gente a salir a protestar contra unos resultados democráticos, diciendo que iba a desatar el infierno, han trabajado arduamente para que la torpeza y el enfado del personaje hiciera posible que ese infierno se desatara al final.
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