El PSOE pretende revivir el cuento de que el PP "crispa".
Con unos argumentos que ya resultan insultantes por lo que suponen de tomarnos por tontos, la Secretaria de Instituciones Institucionales del PSOE, Mar Moreno, se ha dedicado a decir sandeces que ya no cuelan ni en parvulitos. La verdad es que produce vergüenza ajena comprobar el grado de idiocia al que han llegado y que, por lo visto, creen común al resto de los ciudadanos. Cierto es que en el grueso de sus votantes este tipo de puerilidades tienen su efecto, pero espero que cada día menos, aunque sea por un mínimo sentido del ridículo.
En la anterior legislatura convencieron a un gran número de televidentes capaces de tragar con todo -en España es la televisión el medio por excelencia para formar opinión- de que el que el PP quisiera ejercer su derecho a ser oposición, era crispar; y si se intentaba defender del vergonzoso y antidemocrático aislamiento en el que se le sumió tras el Pacto del Tinell, se le acusaba también de crispar. Era como si alguien diera una patada en la espinilla a otro y luego le acusara de agresión porque le molestasen sus quejas.
Pero lo de ahora ya clama al cielo. Esta impresentable intenta acusar de crispar a quienes exigen explicaciones a De la Vega por su votación irregular en las últimas elecciones. La que ha obrado irregularmente acusa de crispar a quienes le piden que se explique. Se intenta descalificar la necesaria y democrática labor de oposición. Es el ladrón acusando de alterar el orden a quien pide socorro tras el atraco. Inaudito.
Esta señora va y dice: "El PP ha decidido volver a la estrategia de la crispación, sembrar sospechas y dudas sobre las instituciones democráticas y sobre personas honestas como Fernández de la Vega". Y se queda tan pancha. Pues resulta que esa persona honesta lo es tanto como cualquier otra de las que estos que se quejan no hacen más que intentar linchar en juicios paralelos desde sus medios afines. Esa persona honesta parece que ha usado de las instituciones públicas en beneficio propio, lo que sería corrupción. No necesariamente la corrupción se traduce en meter la mano en la bolsa, hay otras formas que pueden ser incluso más graves. Y esa persona honesta debería de explicar quien le regala los trajes, exactamente igual a como se le exige a un Presidente Autonómico del partido de la oposición.
Pero en vez de intentar explicar lo inexplicable, se dedican a atacar a quien pregunta. Pero si son ellos los que preguntan, entonces el preguntado no sólo es culpable, sino que si se defiende es acusado de crispar. ¿Pero quienes coño se han creído que son estos elementos? ¿Cómo se atreven, y con qué derecho, a sentirse los dueños de lo que no son más que administradores circunstanciales? No hace tanto, otra persona honesta tuvo que dimitir por incumplir la ley matando animales sin licencia. Y otra persona honesta tiene que dar explicaciones de por qué cobraba dos sueldos sin comunicarlo. Así que el concepto que tienen de honestidad es tan exacto como el que tienen sobre lo que significa crispar.
Fernández de la Vega ha actuado, cuanto menos, de una forma bastante prepotente y desde luego considerándose excepcional y no sometida a lo que los demás estamos obligados. Y para ello, la Oficina del Censo, que depende de ella, actúa de forma excepcional, corrige el censo fuera de plazo y sin publicarlo ni comunicarlo a los partidos políticos hasta varios meses después de las elecciones. Y todo para que esta elemento se hiciera la foto votando en donde ni vive, ni ha vivido nunca, ni tiene intención de vivir. De la Vega ya se ha presentado por Madrid, por Segovia y por Valencia, cuando donde reside es en Madrid, y era allí donde tenía que votar. Pero interesaba la foto votando en ese pueblo de Valencia en el que se empadronó fuera de plazo. Además, ha perdido la querella que presentó contra un líder del PP por denunciar ese hecho.
Puede parecer una cuestión menor, pero no lo es en absoluto porque demuestra el sentido de propiedad privada que estos zapateristas han desarrollado sobre instituciones que son de todos. Sumémosle que usó de medios públicos como lo son los aviones Mistére en los que se desplazó para los mítines de la campaña electoral y ya la cosa va viéndose mejor. Tampoco estaría de más que explicara de donde, con qué dinero, o quienes le regalan el profuso vestuario del que hace gala, justo ahora cuando sus medios afines andan con inventos de falsos sastres acusando no se sabe de qué a un alto cargo del PP y de la Administración.
Por lo visto el andar acusando de suposiciones no demostradas a la oposición es algo a lo que estos zapateristas tienen derecho; pero éstos se defienden, crispan. Y si se les ocurre pedir explicaciones a estos dueños de todo por alguna actuación evidentemente irregular, entonces vuelven a crispar. Ellos no, ellos son unos angelitos dulces que todo lo hacen con primor y sin mala intención; son los demás los que crispan.
Y es que lo suyo ya es más que crispar: es tocar los cojones. Y encima costándonos dinero.
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