Ahora vienen las frases, tan manidas como hueras, de los políticos doliéndose por la brutalidad de ETA, como si ésta fuera una novedad.
Ya no es tiempo de palabras. Ya no es tiempo de tibiezas. Ya no es tiempo de andarse con miramientos. Ya no es tiempo de aguantar provocaciones continuas protegidas por jueces con ínfulas de estrellas mediáticas. Ya no es tiempo de legitimar a estos hijos de puta compartiendo objetivos o financiando a sus familias y a las organizaciones que los apoyan. Ya no es tiempo de recoger nueces de nogales agitados por estos enemigos declarados. Es hora de acabar con ellos. Y con quienes les apoyan, toleran o incluso les guiñen el ojo; y con quienes piensen siquiera en volver a sentarse con ellos.
Ya es hora de disolver los ayuntamientos en donde siguen cobrando, no de decir que se va a acabar con ellos sin hacer absolutamente nada. El que argumenta que ya se hace mucho porque se les detiene, olvida que eso no es mérito sino obligación de las Fuerzas de Seguridad y de las autoridades que las dirigen, lo contrario sería delito. Su detención debe de ser lo normal. Y sus condenas. Y su aislamiento y rechazo social.
De no hacerse así ya, lo normal pudiera ser que se les linche. Lo normal puede ser que la sociedad se tome la justicia por su mano, precisamente por la ausencia de justicia. A lo mejor lo normal sería ir destrozando sus sedes y organizarles asonadas a sus familias. O destrozar los chiringuitos donde se emborrachan y hacen colectas.O ir a más y quemar sus casas. O las casas de quienes no se posicionan claramente en su contra. Lo normal sería que la sociedad clamase contra los responsables políticos que no han sabido o querido acabar con esta lacra que ya sufrimos durante cincuenta años. Y que esa sociedad exigiese a sus representantes que endureciera las leyes, para que ningún cobarde juez tuviera la tentación de no ser firme en la defensa de esa misma sociedad a la que se mata constantemente sin una respuesta contundente y firme. La sociedad tiene un límite, incluso ésta.
Estos que dicen hablar en nombre del pueblo vasco nos atacan a todos además de querer despojarnos de lo que es nuestro. Estos animales matan en nombre de ese pueblo que consiente que parte de ese pueblo salga a la calle a homenajear a estos cobardes como si fueran héroes. Estos bestias son nuestros enemigos declarados y todo el que no esté claramente en su contra, también. Estos degenerados intentan ahora destrozar una de las pocas fuentes de riqueza de la que vivimos, el turismo. Estos que dicen hablar en nombre del pueblo vasco convierten en cobarde a todo el pueblo vasco que no se atreva a salir a la calle a exigir que se les expulse de esa sociedad, avisando que de no hacerse será ese pueblo quien lo haga aislándolos o de cualquier otro modo.
Las palabras de quienes ahora repiten la misma cantinela que siempre, pero que no ponen en marcha iniciativa alguna para impedir que consigan esos objetivos que se dicen que no conseguirán, suenan hipócritas cuando esos objetivos se van alcanzando a pasos agigantados. Y da igual quienes las firmen. Lo que hay que hacer es actuar, el tiempo de las palabras ha pasado. A los enemigos se les combate, no se les habla.
Descansen en paz estos dos Guardias asesinados, Carlos Saenz de Tejada García y Diego Salva Lezaun, pero que no tengan paz ni descanso quienes lo han hecho ni quienes los apoyan. Ni quienes sacan provecho de eso, ni quienes homenajean a los asesinos, o siquiera quienes no apoyan que se retiren sus fotos. Ni tampoco quienes permiten que sigan en las Instituciones teniendo instrumentos legales para expulsarlos. Ya no es hora de palabras. Es hora de actuar y de que quien no actúe pague por su parte de culpa.
Nota: Patxi López ha suspendido sus vacaciones para ir junto a Rajoy y Zapatero a la capilla ardiente. Pero ya debió hacerlo ayer ante el intento de masacre. Ha sido nefasta la imagen de una Lehendakari en funciones dando la cara, mientras el que tenía que estar allí estaba de vacaciones. Para esto nadie hubiera puesto un pero a cualquier gasto en su transporte. Las formas también son importantes. Aunque no suficientes. Ya no.
La Audiencia Nacional ha desautorizado a Pedraz y le ordena que prohiba los homenajes que no prohibió. ¿Se estará recuperando la vergüenza en ese órgano carente de sentido?
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