Obama apoya la vuelta de Zelaya contra la decisión soberana del Parlamento hondureño.
El mismo que está haciendo la vista gorda ante el fraude electoral en Irán, Obama, se suma a la tesis chavista sobre un golpe de estado -terrible y bárbaro, según el gorila venezolano que en su golpe frustrado provocó 160 muertos- perpetrado por golpistas al servicio del Imperio. El miedo de Obama a que ese mensaje cale -pues el Imperio no puede ser otro que el suyo- ha hecho que el interés de los hondureños y la defensa de la democracia pase a segundo término. La evidencia de que Chávez está utilizando para sus intereses el asunto, sin importarle un bledo siquiera la seguridad de los hondureños, no tiene peso ante el nuevo emperador del mundo que a este paso va a quedarse en reyezuelo de una Norteamérica doblegada y arrodillada ante los nuevos déspotas populistas. El guardián del mundo ya no parece servir ni para portero de discoteca.
Chávez ha amenazado a Honduras y pone en riesgo la integridad de sus gentes amenazando impunemente, alentando algaradas y fomentando enfrentamientos. Nadie ha abierto la boca para pararle los pies, para decirle que esas tampoco son formas, y que ya vale de cuentos venezolanos sobre su revolución bolivariana pacífica, cuando no hace más que amenazar con las armas, incluso a la propia sociedad venezolana. Este gorila, que llama gorilas a los demás, ya recurrió a las armas en su momento, en su golpe frustrado que, contrariamente al supuesto golpe hondureño, sí fue cruento.
Estos indios - pues indios son tanto Chávez como sus aliados el experto golpista Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y otros miembros de ALBA, la poca democrática alianza bolivariana creada por Venezuela y Cuba- aliados y alineados contra la democracia, son los que han tomado la voz cantante y dan lecciones de democracia y su defensa a una increíble cohorte de países, supuestamente democráticos, que no están dispuestos a mover un dedo por defender la democracia, quizás muy ocupados en sus propios problemas económicos. O con miedo de las represalias que afecten a sus economías. Recordemos que Venezuela ya ha perjudicado gravemente a empresas españolas sin que el gobierno rechiste.
Así que los indios tienen acogotados a los vaqueros que, desaparecido John Wayne, ya no son lo que eran. Y los que pagarán el pato son los hondureños, que ya se sabe que son pocos. O eso es lo que parece creer occidente, increíblemente cegado por la demagogia y el cuento de estos aprendices de dictadores y seguidores de la más antigua dictadura americana: la de Cuba.
Nuestro Gobierno ya se ha adelantado a los demás retirando nuestro embajador, con lo que queda absolutamente fuera de juego para ayudar a la resolución de la crisis. Nada nuevo teniendo en cuenta que esos indios son los únicos aliados que Zapatero y Moratinos han conseguido en su política internacional. Así que no hay que quitarles protagonismo no vaya a ser que corten cabelleras, aunque sean rojas.
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