Quienes quieran hacerse ilusiones extrapolando lo sucedido en el Reino Unido con lo que pueda suceder aquí, mejor miren un poco despacio y piensen en las diferencias con lo que por acá ocurre.
Para empezar, por las dimisiones de los que no han podido desbancar a Cameron. Por estos lares estarían diciendo que también han ganado por que han aumentado el porcentaje de votos. Todo parecido con la realidad española, ciencia ficción.
AGENCIAS
El descalabro electoral de los rivales de David Cameron, que finalmente se ha alzado con la mayoría absoluta pese al vaticinio de las encuestas, ha llevado a todos ellos a la dimisión. La razón, unos resultados muy alejados de sus expectativas.
Uno de los primeros en anunciarlo ha sido el líder de los liberaldemócratas británicos, Nick Clegg. Calificó el resultado como "más brutal y duro del que había temido", ya que no superaron los diez escaños frente a los 57 logrados en 2010 y que lo convirtieron en socio clave de Cameron. Clegg se mostró convencido de que "los libros de historia juzgarán positivamente" la gestión de su partido en el poder, si bien reconoció que éste ha sufrido "pérdidas catastróficas" como consecuencia de su presencia en el bipartito.
También se da por hecha la marcha del candidato laborista, Ed Miliband. La BBC ha adelantado que presentará este mismo viernes su renuncia tras su inesperada derrota. La decisión, según la cadena, está tomada, y aboca a los laboristas al tercer proceso sucesorio en menos de una década, después de que Tony Blair hubiese entregado el timón en 2007 a Gordon Brown y la salida de este hace cinco años, cuando la formación registró su segundo peor resultado electoral en ocho décadas, situase al ayer aspirante al frente para los años en la oposición.
El balance de Miliband en las urnas es peor que el de Brown, puesto que si éste había logrado 258 diputados, su sucesor, a la espera de la conclusión del escrutinio definitivo, no llegará a los 235. Con todo, debido a la particularidad del sistema electoral británico, se da la peculiaridad de que los laboristas mejoraron su porcentaje de voto con respecto a hace cinco años.
También se marcha el líder del UKIP, Nigel Farage, después de fracasar en su intento de obtener un escaño en el Parlamento, si bien no ha cerrado la puerta a concurrir de nuevo cuando la formación decida la sucesión el próximo septiembre.
Cumpliendo con su compromiso de la campaña de las generales, cuando aseguró que dimitiría si no conseguía entrar en Westminster, Farage avanzó que se "tomaría un descanso en verano, todo lo alejado de la política" que pudiese, si bien matizó que aprovecharía también para reflexionar sobre una potencial candidatura transcurridos los meses estivales.
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