Pablo Iglesias se rige por Twitter. Allí se hace valer de hordas de activistas que agitan a su gente y de trolls que generan tuits y ataques que luego se reflejan en los medios y dan la impresión de que "la red" se mueve en un sentido u otro. Es una falacia virtual, pero les funciona. Y esa estrategia también la usa en el Parlamento utilizando éste sólo como escaparate propagandístico para crear la virtualidad de que es oposición cuando en realidad es el piquete de demolición.
A los trolls se les descubre descalificándolos un poco con humor -eso les descompone y hace que salga el bicho que tienen dentro- para a continuación ignorarlos. Y si patalean en demasía, bloquearlos para que no adquieran el protagonismo del debate que buscan reventar. Es el archiconocido por los internautas avezados "don't feed the troll" (no alimentar al troll) que es el modo más efectivo de anular su agitación.
Ayer tuvimos ocasión de ver en el Parlamento las dos formas de tratarlos y el resultado de ambas. Iglesias estuvo provocando con diatribas, descalificaciones e insultos a los parlamentarios, al tiempo que demostró su simpatía por quienes desde el exterior descalifican al Parlamento como sede de la representación popular. Para él y para esos que jalea, dicha representación la tienen ellos en exclusiva. Y en la calle y agrupaciones, no en las Instituciones.
Están en modo agitpro -agitación y propaganda- y, como dije, piquete de demolición. Respetan tanto al Parlamento como su amado Maduro, o sea, nada; y van a por él. Quieren proyectar la imagen de unas Instituciones obsoletas y opresoras que justifique dicha demolición. Y son maestros en la utilización de la imagen, por lo que intentan conseguir esa imagen como sea. Nada les alegraría más que lograr el sábado una imagen de una carga policial contra "la gente" que rodee el Congreso. La de él con sus compis saludando a esos que le niegan la representación hasta a él mismo la logrará al salir a saludarlos, con la complicidad impagable de los medios de comunicación y sus cámaras, claro. La otra intentará lograrla si sus "cachorros" logran provocar lo suficiente a la Policía.
En el interior de la Cámara busca provocar para lo mismo, para lograr una reacción que le dé la excusa para montar el numerito y esa imagen que utilizar. Ayer lo logró cuando el portavoz del PP, Rafael Hernando, cayó en la trampa y, con su habitual torpeza, se puso a su misma altura. Hoy se habla más de Podemos que de lo que realmente pasó en el Congreso.
Han conseguido eclipsar el paseo triunfal de Rajoy que se comió literalmente a todos los oradores. A Iglesias lo trató con humor, sí, pero con un humor que descalificaba. Tal como uno se burla sutilmente del ignorante que se las da de ilustrado. Y la prueba de que funcionó está en como "las redes" y sus trolls se desgañitaban intentando contrarrestar el ridículo en el que estaba quedando su líder.
Rajoy desenmascaró al troll y lo ninguneó. Rivera lo volvió a subir al dedicarle más tiempo del que merecía. Y Hernando lo encumbró al regalarle la ocasión que buscaba para lograr lo que hoy vemos en primera plana. No es el modo ni era el momento; no se puede discutir con un idiota de idioteces pues te ganará por experiencia. Pues lo mismo con los agitadores. No los agites pues son expertos en eso. Ignóralos y los desarmarás.
Ya habrá ocasiones y medios en los que trabajar para desenmascararlos, pero no les pongas las cámaras delante porque la montan. Hoy esos que rodearán el Congreso diciendo que no les representa tienen un elemento más que esgrimir: no les dejan hablar. Y da igual que hayan hablado por los codos, lo que queda y lo que les vale es que no les han dejado hablar una vez para aprovechar que uno de sus descalificados intentara descalificarlos.
No era el momento de intentar hacer lo que no se ha hecho en tanto tiempo. Y si alguna vez hay que entrar en ese terreno no se puede hacer con mediocres, sino con expertos parlamentarios de mucho más nivel que el que tiene el portavoz popular. Intentar jugar al populismo con los populistas no funciona, los expertos son ellos.
Ayer Iglesias provocó y Hernando entró al trapo. Cierto que jaleados por quienes están hartos de aguantar insultos, pero no era el momento de jaleos sino de reforzar a Rajoy. Y ha reforzado a Iglesias. Era el momento de las neuronas, no de las tripas. Tremenda torpeza.
Si los populistas actúan como en Twitter y se ponen en plan troll para descalificar, hay que fijarse en quienes en dicha red anulan el efecto de los trolls, no en quienes los hacen famosos. Pues habrá que actuar igual.
Ya habrá ocasiones y medios en los que trabajar para desenmascararlos, pero no les pongas las cámaras delante porque la montan. Hoy esos que rodearán el Congreso diciendo que no les representa tienen un elemento más que esgrimir: no les dejan hablar. Y da igual que hayan hablado por los codos, lo que queda y lo que les vale es que no les han dejado hablar una vez para aprovechar que uno de sus descalificados intentara descalificarlos.
No era el momento de intentar hacer lo que no se ha hecho en tanto tiempo. Y si alguna vez hay que entrar en ese terreno no se puede hacer con mediocres, sino con expertos parlamentarios de mucho más nivel que el que tiene el portavoz popular. Intentar jugar al populismo con los populistas no funciona, los expertos son ellos.
Ayer Iglesias provocó y Hernando entró al trapo. Cierto que jaleados por quienes están hartos de aguantar insultos, pero no era el momento de jaleos sino de reforzar a Rajoy. Y ha reforzado a Iglesias. Era el momento de las neuronas, no de las tripas. Tremenda torpeza.
Si los populistas actúan como en Twitter y se ponen en plan troll para descalificar, hay que fijarse en quienes en dicha red anulan el efecto de los trolls, no en quienes los hacen famosos. Pues habrá que actuar igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si no quiere comentar como usuario de Facebook puede comentar aquí con su ID de Google o de cualquier otro modo.