viernes, 8 de noviembre de 2019

De monteras, pastoras y gentes de bien vivir.



Así, por encima, lo que más destacaría del debate de mujeres de anoche -que ya tiene gracia que se haga en nombre de la igualdad cuando es evidente que se hace precisamente porque no la hay- es que el PP evidenció que sigue siendo el de Rajoy. Ana Pastor estuvo en plan Seño intentando dar clase a díscolas alumnas e intentando investirse de una autoridad que ya no tiene, además de usar el argumento clásico de Rajoy de usar los años de experiencia viviendo de la política como mérito, dando la impresión de que se presentan para dirigir la Administración más que para gobernar para todos. Debió ser por eso que cuando gobernaron no corrigieron las leyes políticas que prometieron corregir, sino sólo las administraron.

Las otras participantes debieron respirar aliviadas cuando supieron que el PP no enviaría a Cayetana, que no sólo estuvo presente por su ausencia sino porque la otra Ana Pastor -la jefa del debate y debatiente también, pues interrumpió todo lo que quiso que no se oyera- la mencionó directamente para que la representante del PP la desautorizara, con lo que quedó claro que Cayetana está en el PP para que el partido la use como freno a la fuga de votos hacia Vox y reclame una posición en Cataluña, mientras le hacen creer que ha vuelto a un partido que ya no es del que se fue por no estar de acuerdo con la deriva de Rajoy. La misma que vimos ayer que sigue imperando en el PP cuando habla de política a nivel nacional. Supongo que Álvarez de Toledo se dará cuenta de ello y verá que su discurso encaja más en el partido al que intenta que no se escapen los votos y terminará yéndose detrás de ellos.

La señora de Iglesias, Irene Montero, estuvo de eco de su marido con la novedad de que usó el que tiene hijos como refuerzo de su recién adquirida autoridad por ser madre. Por lo demás, estuvo efectiva en el uso del populismo y en hacer creer a su parroquia que el hablar sin respirar es tener más razón, así como en ocultar su comunismo bajo un populismo en el que no hace más que escudarse, y en usar la palabra democracia para tapar que lo que entienden como tal poco tiene de democracia.

Inés Arrimadas demostró que tiene más nivel que su jefe y comunica mejor, además de que no se amilana ante técnicas de despiste en los debates que no le hacen perder el hilo, como sí le ocurre a la representante del PP. Frenó eficazmente las constantes interrupciones que sufrió, incluso por parte de la pastora del debate.

La Ministra Mª Jesús Montero estuvo efectiva para los suyos, que era de lo que se trataba, y evidenció que su fuerza está en su capacidad de usar el populismo y la mentira de forma contundente para hacer creer que tiene razón. Es una artista en presentar la hipocresía como firmeza para evitar entrar en el fondo del asunto y así ocultar que no tiene más plan que ganar al oponente, pero nada que ofrecer como solución a lo que debiera ser acción de gobierno. Y experta en la técnica de la interrupción para que los demás no puedan hilar sus argumentos. Ruidosa y efectiva creando humo e intentando desprestigiar a las personas para no tener que rebatir sus ideas.

Rocío Monasterio firme en sus convicciones y muy concisa defendiendo principios claros que no necesitan de mucha explicación por ser de sentido común. Efectiva y con un "minuto de oro" que compitió en brillantez con el de Inés Arrimadas. Muy lejos quedaron los de las otras dos, una por populista y huera, la otra por aburrida y falta de fuerza.