miércoles, 5 de mayo de 2021

Pongamos que hablo de Madrid...

 


Mónica García, además de no felicitar a Ayuso, dice que van a luchar contra su Gobierno para ganar las próximas elecciones. O sea, no van a trabajar para los madrileños sino para sus intereses partidistas. Descaradamente. Su jefe, Errejón, demostró más clase que su examigo del moño y no le hizo sombra a ella a pesar de haber corrido con casi todo el peso de la campaña.

Gabilondo, aún no sabe lo que ha pasado y dice que el hotel al que le desterraron ayer es el PSOE. Como dócil corderito cargará con las culpas de Sánchez, que es el responsable de todos los bandazos que ha dado en esta campaña, empezando por el abrazo al acabado Iglesias. Ahora tendrá que abrazarse a Errejón, más de lo mismo pero más pijo. Felicitó a Ayuso de forma ruin, pues ni la nombró, cosa que sí hizo Sánchez en un tuit. No lo veo como simple diputado, se irá.

Bal ha evidenciado porqué ha perdido. Dice que es una mala noticia el resultado de las elecciones que intentó que no se produjeran, confundiendo sus intereses con los de los madrileños y despreciando su decisión.
Y luego, no dimitiendo tras el tremendo batacazo que relega a su partido a la nada. Se volverá a su escaño en el Congreso de los Diputados y a seguir cobrando y dando la vara con sus equidistancias y buenismo inútil. Arrimadas ni apareció anoche.

Iglesias se va mintiendo y haciéndose la víctima de una supuesta y fantasmal conjura fascista contra su persona. Se presenta como víctima de una violencia que sólo él ha propiciado, apoyado y financiado. Ha perdido hasta en el Puente de Vallecas. No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Se va, dice, pero con los bolsillos llenos y el futuro asegurado. Lo que no se sabe es si también abandona a la política que vive con él, la madre de sus hijos, y al chalé en donde no le dejan dormir los vecinos.

Monasterio sí felicitó a Ayuso por su triunfo y se hizo un lío hablando de lo que tiene que elegir la Presidente para gobernar, que con este resultado no tiene que elegir nada. Se le notó demasiado que esperaba mucho más. No así Abascal, verdadero líder de la campaña de Vox en estas elecciones. Su discurso fue realista y leal, con clara proyección estatal y centrándose en el verdadero éxito de Vox que es el no haber sido arrasado por la avalancha Ayuso y por la violencia desatada contra el partido, lo que no es poco.

Ayuso... Ayuso ha sido Ayuso. Incluso cuando Casado intentó grotescamente arrebatarle protagonismo para exhibir un músculo que no es el suyo. Ha ganado ella, no el PP. Es más, ha ganado ella a pesar del PP. Entendiendo al PP como el de Casado, Teodoro y el resucitado Pío García Escudero. A pesar de Feijóo y comparsas.
El circo montado anoche por ese PP era para más gloria de Casado y no era lo que ella quería como celebración.
Que Ayuso no es Casado quedó más que patente comparando los discursos desde el balcón. Sus votos no son de Casado, al menos buena parte de ellos. Génova tendrá que reflexionar, aunque me temo que la soberbia de quienes se ponen medallas que no son suyas será un freno para esa reflexión.

Y me falta alguien, el cerebro de la campaña de Sánchez en Madrid, Iván Redondo. Yo de él iría preparando las maletas. En cuanto en el partido empiecen a señalarlo otra vez recordando que no es del partido sino un "mercenario" a sueldo, Sánchez se lo quita de en medio sin pestañear.



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