jueves, 8 de marzo de 2018

Si nosotras paramos, se para el mundo

"Si nosotras paramos, se para el mundo". 

Ese es el lema principal de la huelga feminista a la que hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, están llamadas todas las españolas. Hay 120 manifestaciones convocadas, que culminarán una jornada de protestas laborales, estudiantiles, de cuidados y consumo. La huelga feminista ha arrancado dejándose sentir especialmente en los medios de comunicación. En algunas cadenas de televisión y radio no se escuchan voces femeninas. (elpais.com)

Si las mujeres paran, se para el mundo. ¿Y si paramos los hombres, no? Ya está bien de dividir en nombre de la unidad y de crear desigualdades en nombre de la igualdad. Ya vale con eso de enfrentar a hombres y mujeres y hasta a mujeres entre sí. Estamos ante una ideología de género, pero de género tonto. Pues de tontos es tragarse esas ruedas de molino marxistoides si no se es marxista o comunista. Esto no es otra cosa que la estrategia del "divide y vencerás" propia de quienes pretenden pescar en río revuelto.

Que Podemos y el PSOE estén en ello es consustancial a su ideología -eso de que el PSOE no es marxista es cosa de los que creen que Pedro Sánchez es Felipe González-, pero que quienes no son de su cuerda se crean que esta huelga pretende otra cosa que impulsar dicha ideología, es cosa propia de un género, sí: del género tonto.

¿Así que quienes se queden hoy sin poder coger el tren, sin que le atienda la Sanidad o sin poder dejar al niño en la guardería, han de culpar a las mujeres? No, deben culpar a todas esas ayatolás de lo políticamente correcto que quieren convertir a todas las mujeres en esclavas de su ideología y se empeñan en decirles lo que tienen que hacer y pensar.

Quienes crean eso, que se manifiesten si quieren, por supuesto; pero que no obliguen a otros a tragar. Y una huelga obliga. En una huelga hay piquetes informativos -coercitivos- que obligan a seguirla a quienes no quieren hacerla. Eso es una realidad innegable, todos lo hemos visto más de una vez. Obligar a las mujeres no parece la mejor forma de defender su libertad.