Algo empezó a cambiar ayer.

• El PP parece que ha despertado de ese ensueño de que hay un PSOE "bueno" y constitucionalista con el que se puede pactar y ha empezado a creerse que es oposición.
• En Europa por primera vez se ha abucheado a un Presidente de la UE saliente.
• El mayor partido de Europa ha aceptado que Sánchez no es un elemento unificador sino de división, y que enfrenta y crispa por donde pasa.
• Y el cuento de Sánchez de que se ha aliado con todo lo que es contrario a lo que dice representar Europa para frenar a una "ultraderecha" que, al menos en España, es más constitucionalista que él, ese cuento se ha derrumbado.

Alguien que llama ultraderecha a un partido democrático y constitucionalista, con el que se puede estar de acuerdo o no, mientras pacta ser Presidente con los votos de golpistas, prófugos de la justicia, enemigos de la integridad territorial europea y con terroristas -Bildu llevaba a terroristas en sus listas- no puede ser tomado más que por un extremista antidemócrata. Si además es el único que gobierna con comunistas en la UE, pues ya se sabe. Y en Europa han empezado a darse cuenta.
Conociendo a Sánchez eso no hará más que empujarlo a una huida hacia adelante, pero espero que en esa carrera se dé de bruces con las estructuras de un Estado que se ha empeñado en destruir para construir el suyo -y el de Zapatero- a base de comprar voluntades y que la sociedad empiece a señalar como apestados a quienes se dejan comprar.
O sucede eso o vamos al desastre, enfrentamiento incluido, así que ya no es momento de protagonismos y desunión, ni para insistir en las diferencias entre quienes quieren defender la unidad y pervivencia de España. Es momento de aceptar que Sánchez y el PSOE forman parte de quienes quieren romperla sin disimulo para repartírsela entre una banda que tarde o temprano también acabará enfrentada entre sí.
La cosa no está para bromas ni para desviar la atención de lo importante, y quien no se sume -da igual la excusa- mejor que se aparte.