Y digo yo que cómo se les quedará la cara a los militares españoles destacados en Afganistán, cuando ven llegar la comitiva del Ministro de Defensa en la que se encuentra el Sr. D. Joan Puig de ERC -miembro de la Comisión de Defensa- perteneciente a un grupo que no sólo no se siente español, sino que no tiene empacho ninguno en declarar, en cuanto tiene ocasión, su intención de que Cataluña se independice. O sea, un grupo que hace apología de lo que aún es un delito tipificado: la sedición. Y es más, va claramente en contra de un principio que las Fuerzas Armadas han jurado defender y que la Constitución le encomienda proteger: la unidad de España.
Triste es que la arenga del ministro se reduzca a una cuestión meramente materialista como es transmitir a los militares su compromiso con la subida de sus sueldos. Me parece patético el extremo al que hemos llegado. En el momento que la vocación de los militares se reduzca sólo a una cuestión pecunaria, no sólo nos cargaremos una gloriosa tradición de entrega al servicio sino también la seguridad interna y externa de España.
Claro que qué tipo de arenga militar va a realizar quien no tuvo reparo en declarar que él prefería morir antes que tener que matar. Un bravísimo ejemplo.
Pero más triste es aún sospechar que la "amenaza" de dimitir si no se suben los sueldos a los militares puede tener otras lecturas, como la que se referiría a rumores sobre intenciones de crear un partido bisagra entre el PP y el PSOE.
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