viernes, 23 de febrero de 2007

Despreciable desprecio


No hay peor ignorante que el que ignora que lo es; ni peor subnormal que el que lo es por vocación.

Lo de Pepiño Blanco hoy en Galicia, al salir de la capilla ardiente de la soldado Idoia Rodríguez Buján, a quien ha ido a incordiar su descanso con su presencia, es de darle un capón y mandarlo a la esquina de cara a la pared. No es posible tanta estupidez si no se comete a propósito. Por ello no tiene excusa ni perdón.

Salir de la capilla ardiente de un soldado muerto en misión de guerra -todos los países que están allí formando parte de las fuerzas de la OTAN lo están- y a quien se le acaba de negar dicho reconocimiento, y empezar a despotricar contra el PP por la guerra de Irak ya es demasiado. ¿No puede irse ya a tomar por donde amargan los pepiños? Ya ni a los muertos respeta este imbécil y subnormal vocacional con denominación de origen.

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