lunes, 16 de julio de 2007

Cálculo electoral, no honestidad.

Tal parece que el PSOE no ha llegado a cerrar del todo los acuerdos con NB por el perjuicio electoral que en Ferraz han supuesto que tendría tal acuerdo

No ha sido otra consideración. Los acuerdos de gobierno estaban cerrados; estaban ya en la fase de reparto de Carteras. Pero después de calentar a la opinión pública y de permitir que la oposición se desgañitara por el previsible acuerdo con quienes mantienen las mismas tesis anexionistas que la ETA, ahora dan un golpe de timón y de efecto, para poder decir que Navarra no es ningún precio político.

Después de casi firmar la formación de gobierno con Nafarroa Bai, ahora nos vende la Vicepresidenta que Navarra no estaba en discusión y, poco menos, que sale con el "¡Si ya lo dije yo; todo eran exageraciones del PP!". Y con ese ejercicio de hipocresía quedará borrado más de un mes de negociaciones con los afines a las premisas etarras.

Cuando digo que el actual PSOE no es fiable es que no lo es. Nadie puede fiarse de Ferraz; ni siquiera los propios socialistas no zapateristas.

La decisión responde a un cálculo electoral y a una presión de muchos socialistas para evitar el acuerdo con NB. A ninguno de ellos le he visto aducir otras razones que las puramente electorales. Nadie ha hablado de que los navarros no votaron en dicho sentido, todo lo contrario; hasta ayer mismo decían que los navarros habían votado por el cambio; su cambio, claro. Nadie ha hablado de la burla al electorado que supondría que la tercera fuerza política fuese la que presidiese el Gobierno Foral en vez de hacerlo la más votada, a un escaño de la mayoría absoluta.

No. Las consideraciones no tienen en cuenta para nada los deseos de los votantes; en absoluto. A no ser que los cálculos digan que dichos deseos les harán perder votos en las próximas generales si cierran tan vergonzoso pacto regional que se ajusta a lo que la ETA pide.

Y ahora, en un rizar el rizo, el candidato socialista Puras ofrece un gobierno de concentranción, con reparto de carteras en función de los votos obtenidos, pero con él como presidente. O sea, como si Merkel hubiera aceptado no presidir el Gobierno en Alemania cuando se llegó a un acuerdo similar. En buena lógica, la presidencia debiera recaer en el candidato de la lista más votada, pero eso sería así siempre que no fuera del PP o afín a él, ¡tiene narices!

En cualquier caso, lo que se pretende no es más que un apaño para llegar a las elecciones generales, después de las cuales los falsos de siempre actuarán como les convenga para tocar poder; su único objetivo.

1 comentario:

  1. no nos pogamos nerviosos
    que volveran los del PP y ya la hemos liado

    saludos desde Reus Catalunya

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