Pepiño quiere y exige que la Iglesia rectifique.
Dice que es "extremadamente grave" que se dijera ayer que en España los derechos humanos van en retroceso en cuanto toca a la familia como institución. A este panfletario y excelente manipulador de mentes no muy firmes, habría que recordarle que lo que es de "extrema gravedad" no es que alguien lo opine y lo diga, lo extremadamente grave sería que fuese cierto. Pero este creador de consignas no ha rebatido en absoluto lo dicho, no ha dado más apoyo a su pretendida defensa de la actuación gubernamental y legislativa que decir que la familia está apoyada porque se ha aprobado el "cheque bebé" y el permiso de paternidad.
Eso sí que es grave; es muy grave que el número dos de un partido que gobierna y que pretende seguir gobernando diga esas sandeces y considere a su vez de "extrema gravedad" que alguien exprese sus opinión. La "extrema gravedad" se daría si no se pudiese expresar cualquier opinión, que es lo que parece que le gustaría a este manipulador de masas.
Como él es cristiano -según él mismo ha dicho- pues exige que la Iglesia no diga cosas que le molesten, pues con esta jerarquía "a uno le entran ganas de dejar de serlo", confundiendo "cristiano" con "católico" y no aclarando si es ambas cosas o sólo una. Y es que lo que opinen dos millones de personas que ayer lo expresaron en la Plaza de Colón de Madrid, a este iletrado le importa muy poco a no ser que voten en una urna. Este tío no tiene ni pastelera idea de lo que es la democracia, y así le va al PSOE.
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