Están de los nervios.
Tanto el PSOE como su órgano de propaganda El País -¿o es al revés?- se han lanzado de forma desaforada contra la Iglesia y su acto de defensa de la familia tradicional en la calle. Tanta gente clamando porque se la escuche es algo que tienen que desacreditar a toda velocidad. Es la técnica totalitaria de siempre, la misma de Chávez en Venezuela.
Los argumentos esgrimidos son tan falaces como los que esgrimía la Unión Soviética y satélites para prohibir la práctica de la religión. Cuando dicen que la sociedad es la única que puede regular legalmente los diversos aspectos de la vida, caen en su propia contradicción: los que estuvieron en dicho acto multitudinario y a los que se dirigió el Papa -cosa que obvian estos nerviosos exaltados- forman parte de la sociedad, no son marcianos.
El patético intento de catalogarlos de extrema derecha ya ha fracasado, ahora se les intenta desprestigiar diciendo que son del PP. Y si así fuera, ¿qué? ¿Acaso el PP es un partido ilegal? La estrategia no es otra que la de intentar movilizar a la extrema izquierda para que vote PSOE; porque si fuese verdad que el PP pone a dos millones de personas en la calle, ya pueden ponerse a temblar en el PSOE. Y ya quisiera Rajoy que así fuese. Esa movilización no se hizo por razones políticas sino por razones éticas y morales.
Pero no es así, no. El PP se ha empeñado en arañar votos al PSOE y movilizar el voto de centro, lo que es lo mismo que decir que quiere movilizar a los indecisos, a los de ni chicha ni limoná. No es ese su electorado natural. A quienes tienen que movilizar es a la derecha y a los liberales, quienes pueden votarles como mal menor. Pero esos votantes son críticos y exigentes. Y no están muy de acuerdo con el sistema, y menos aún con las leyes electorales y la partitocracia existente. No es con un descafeinado con lo que aceptarán la invitación a merendar.
Es cierto que en la Iglesia existen movimientos cuasi integristas como puede ser el Neocatecumenal de Kiko Argüello -apoyado por el Cardenal Rouco y el presidente de la Conferencia Episcopal- pero también lo es que los propios católicos tienen conciencia de ello y el mismo Papa les ha intentado frenar con unas recomendaciones de cambios para las que les dió un plazo de dos años. Aún existen muchas comunidades en muchas parroquias en donde estas recomendaciones pastorales no se han adoptado. Su excusa de que a Cristo también se le persiguió no parece muy coherente si se aplica a que la supuesta persecución parte de la propia cátedra de Pedro. Quizá por ello el Papa aún no ha dado vía libre oficialmente a dicha congregación. ¿Tendrá algo que ver la participación activa de su líder en la convocatoria para hacer valer su peso e influencia?
En cualquier caso, la existencia de estos núcleos sectarios -que sólo a la Iglesia afectan y que de ningún modo pueden equipararse como de extrema derecha política, pues si se trata de hacer paralelismo más se acercarían a movimientos de izquierda política- no desautoriza en absoluto lo que pidieron en su celebración en la calle del día 30. Son tan sociedad como el que más, y el no aceptar que parte de la sociedad clama por esos asuntos es no aceptar que todo viene porque impusieron unas leyes, que afectan a todos, por el procedimiento de la aritmética de los votos, y no por un amplio consenso, como hubiese sido de desear y como se ha producido en el resto de países democráticos, cuando de determinados asuntos se trata.
La pretensión de poner a la religión católica al mismo nivel que las demás confesiones religiosas no sólo es un absurdo intelectual, pues pretende obviar nuestra realidad y nuestras propias raíces culturales e históricas, sino que además choca con la Constitución, que contempla una especial deferencia hacia la confesión mayoritaria en España.
La consigna marxista está en marcha, y buena parte de la juventud ha sucumbido a ella a través del ya demostrado deficiente sistema de enseñanza, cada vez más volcado en adoctrinar en vez de en formar mentes capaces de analizar por sí mismas.
No son válidos esos argumentos para rebatir a la Iglesia. Las verdades de fe del individuo no se pueden contraponer con "verdades" políticas en un intento de oponer política y religión como si de cosas iguales se tratasen, por mucho que se intente desde la propaganda que la ideología política se asuma como otra religión. No es ese el camino, y no va con segundas. La sociedad no tiene por qué creer en la infabilidad del Papa, pero tampoco debe creerse infalible ella misma tan sólo por el poder de la aritmética de los votos. La Historia así lo demuestra y el caso más evidente fue el de la Alemania de Hitler con los increíbles millones de votos que le apoyaban.
Me parece acertado en bastantes aspectos el mensaje que quieres transmitir, sobre todo, porque así es como pensamos no solo los más de 1 millón y medio de personas que estuvimos en Madrid, sino muchísimas más que no pudieron ir y otras tantas que mantienen esta creencia.
ResponderEliminarPero también decir que te pasas un poco (o más bien bastante) afirmando que EL CAMINO NEOCATECUMENTAL es poco más que una secta. Si te informas bien, deberías saber, que se aprobaron los estatutos, los cuales pasaron un estudio exhaustivo por decenas de cardenales y por supuesto, por el Santo Padre. Por esto, definir un movimiento reconocido legalmente por el Vaticano como "nucleo sectario" es mentir. En tu artículo pareciera que a Benedicto no le agradara este movimiento de la iglesia (cuando dices "el mismo Papa les ha intentado frenar"), cuando si te informas bien, verás que el actual Papa cuando entonces era cardenal fue la "mano derecha" y "vía comunicante" de Kiko Arguello entre éste y el entonces Papa Juan Pablo II.
Salvo este inciso, coincido en que en el PSOE existe un grado de histeria en estos momentos debido principalmente a que se creían que la Iglesia estaba "muerta", y, sin embargo aún siguen siendo millones de personas los que seguimos en el mismo barco, unos más "integristas", otros menos, pero todos remamos hacia el mismo sentido, que no es otro que Jesucristo. Como bien has dicho, más quisiera el PP tener el grado de concentración que tiene la iglesia. Los que el 30 estuvimos en Madrid, fue para hacer ver al resto de la humanidad que la familia cristiana es una gracia que tenemos muchos españoles y que consideramos primordial para la subsistencia de la sociedad. Que el PSOE quiera decir que es una campaña del PP, allá ellos... veremos a ver qué dicen cuando el año que viene se repita el encuentro y entonces no estén en el poder.
Hago una excepción y publico un comentario anónimo.
ResponderEliminarEn él se me acusa de mentir por afirmar que el Papa ha frenado la aprobación definitiva de los estatutos del movimiento del Camino Neocatecumenal, los Kikos popularmente.
Pues es cierto, y miente quien diga lo contrario; y además con la expresión "parece que aún debemos experimentar más" antes de darles la aprobación definitiva. Y también es cierto que en el 2005 dió unas instrucciones para que cambiaran la forma litúrgica en la celebraban la eucaristía, y les conminaba a oír misa con el resto de los parroquianos al menos una vez al mes. Y también es cierto que en muchas de estas comunidades no se ha cumplido el deseo del Papa.
Como también lo es el que no son pocos los Obispos y Cardenales que no ven con buenos ojos dicho movimiento y que algunos los consideran una secta.
Como también lo es que ese movimiento ha generado daños irreversibles en mentes no muy equilibradas, como es el caso de alguien muy cercano, y que aún sabiéndolo por los informes psiquiátricos, siguen empeñados en que el daño se acentúe con amenazas de de ir a la condena eterna si se abandona el camino, amenazas que se hacen a quien cree firmemente en ello e incluso, en su enfermedad, cree que el mundo se viene abajo por su culpa, por no rezar lo suficiente.
No me vengas contando lo que es el dichoso movimiento, por favor. Por muchos millones que mueva y por mucho apoyo que tenga de la diócesis madrileña y del presidente de la Conferencia Episcopal.
A cada cosa lo suyo.
Y el Papa, antes de serlo y a causa de su cargo, era la conexión del anterior no sólo con Kiko si no con cualquiera que presentara cualquier movimiento dentro de la iglesia. Era su cometido. No me vengas conque era el valedor ante Juan Pablo II pues no es cierto. Y la prueba está en las órdenes que dió para corregir los excesos de los kikos nada más acceder al papado.
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