Esperanza Aguirre, Presidenta de la comunidad de Madrid y ahora de nuevo Presidenta del PP madrileño, es la primera mujer con esa característica que ha dado España.
Una líder -o lideresa, como dicen en América- con un tremendo carisma y con un verbo muy claro. Y que deja en la sombra a Rajoy y a Gallardón juntos. Ellos son conscientes de ello, por eso han intentado atraer el ascua a su sardina, pero no cuela. Por mucho que en este momento de euforia, Aguirre haya preferido dar la impresión de unidad, lo cierto es que su discurso poco tiene que ver con el del nuevo PP de Rajoy encarnado por Gallardón. La insistencia de este último en que ella debe de poner su carisma y liderazgo para conseguir que Rajoy sea Presidente del Gobierno, sonó a hueco. A falso. Y no sólo sonó, sino que lo es, pues el Congreso de Valencia no pudo designarlo candidato porque los propios estatutos del PP obligarían a convocar otro Congreso antes de las próximas elecciones, y en él es en donde se decidiría el candidato. Por lo que en buena lid, Rajoy no es candidato oficial del PP a la Presidencia del Gobierno. Aún.
A Gallardón no se le recibió ni de broma de forma parecida a Aguirre, y a Rajoy tampoco. Y el discurso de la Presidenta madrileña nada tiene que ver ni con el fondo ni con la forma que el nuevo PP de Rajoy propugna. Por no estar de acuerdo ni siquiera lo está en no debatir con los socialistas sobre lo que Rajoy llama cortinas de humo para eludir el debate. Esperanza Aguirre propugna denunciar que son cortinas de humo, sí, pero también pretende no rehuir el debate por ello, sino aprovechar para dejar bien claro cuales son sus posturas. Y sin complejo alguno.
Las palabres huecas de Gallardón sonaron a lo de siempre: a gallardonadas y a falso. Nadie se cree que en el fondo no desee ser él el que quiere ser Califa en lugar del Califa. Sus arrechuchos de ahora con Aguirre en nada se parecen a los últimos distanciamientos y enfrentamientos. Por eso ahora le toca hacerse el amiguito, a la vista del éxito de ella. Y por eso el PSOE se está poniendo cada vez más nervioso con esta mujer que llama al pan pan y al vino vino. Y que no está ahí por cuota alguna, sino por su propia valía.
Y Rajoy.., pues allí estuvo, sí. De aquella manera.
Una líder -o lideresa, como dicen en América- con un tremendo carisma y con un verbo muy claro. Y que deja en la sombra a Rajoy y a Gallardón juntos. Ellos son conscientes de ello, por eso han intentado atraer el ascua a su sardina, pero no cuela. Por mucho que en este momento de euforia, Aguirre haya preferido dar la impresión de unidad, lo cierto es que su discurso poco tiene que ver con el del nuevo PP de Rajoy encarnado por Gallardón. La insistencia de este último en que ella debe de poner su carisma y liderazgo para conseguir que Rajoy sea Presidente del Gobierno, sonó a hueco. A falso. Y no sólo sonó, sino que lo es, pues el Congreso de Valencia no pudo designarlo candidato porque los propios estatutos del PP obligarían a convocar otro Congreso antes de las próximas elecciones, y en él es en donde se decidiría el candidato. Por lo que en buena lid, Rajoy no es candidato oficial del PP a la Presidencia del Gobierno. Aún.
A Gallardón no se le recibió ni de broma de forma parecida a Aguirre, y a Rajoy tampoco. Y el discurso de la Presidenta madrileña nada tiene que ver ni con el fondo ni con la forma que el nuevo PP de Rajoy propugna. Por no estar de acuerdo ni siquiera lo está en no debatir con los socialistas sobre lo que Rajoy llama cortinas de humo para eludir el debate. Esperanza Aguirre propugna denunciar que son cortinas de humo, sí, pero también pretende no rehuir el debate por ello, sino aprovechar para dejar bien claro cuales son sus posturas. Y sin complejo alguno.
Las palabres huecas de Gallardón sonaron a lo de siempre: a gallardonadas y a falso. Nadie se cree que en el fondo no desee ser él el que quiere ser Califa en lugar del Califa. Sus arrechuchos de ahora con Aguirre en nada se parecen a los últimos distanciamientos y enfrentamientos. Por eso ahora le toca hacerse el amiguito, a la vista del éxito de ella. Y por eso el PSOE se está poniendo cada vez más nervioso con esta mujer que llama al pan pan y al vino vino. Y que no está ahí por cuota alguna, sino por su propia valía.
Y Rajoy.., pues allí estuvo, sí. De aquella manera.
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