Es increíble que en España se tenga que manifestar la gente en la calle para exigir que sus hijos puedan estudiar en español.
De las anteriores definiciones del Diccionario de la Real Academia Española referidas al idioma que yo hablo, es la última la que se ajusta exactamente. Las otras no definen ni acotan con rigor el concepto real del idioma que hablo, de mi lengua materna, de la lengua que es común a todos los españoles. Claro que como la palabra que corresponde con esa definición no deja lugar a dudas, no fue la que se incluyó en la Constitución, hecha para no molestar a los nacionalistas y para dejar la puerta abierta a todo tipo de interpretaciones que puedan ir precisamente contra ella misma.
Yo puedo decir, y lo digo, que he leído unas instrucciones escritas en catalán y castellano, o que una determinada instancia está en castellano y en gallego. Pero si me refiero al idioma que hablo digo que hablo español. No estoy intentando entonces hacer distinción entre lengua alguna. Y desde luego que no hablo un dialecto románico, ni tampoco soy oriundo de Castilla la Vieja. Así que en Valladolid puede que se hable el castellano, pero yo hablo español.
La cursi pedantería de quienes dicen hablar castellano, porque decir que hablan español les suena mal -les suena a derecha rancia por lo visto-, es tan patéticamente ridícula que convierte a España en el único país del mundo en donde a nuestro idioma no se le llama español. Y ello viene precisamente de ese complejo iniciado en la propia Constitución. De esos polvos vienen estos lodos.
Ahora nos encontramos en un país, en el que en diversas regiones del mismo no se puede estudiar en su propio idioma. El único del mundo en donde sus gentes salen a la calle a manifestarse porque sus hijos no pueden estudiar en su idioma. En el que se priva a las nuevas generaciones del derecho a conocer y usar el más preciado bien cultural que tenemos. En el que se pretende generar analfabetos funcionales en el idioma común, para que no puedan desarrollarse más allá de la tribu. Es la sinrazón y el paletismo nacionalista usando como arma política el idioma.
Pretenden hacer objeto de derecho a sus idiomas locales, ignorando que no son las lenguas los objetos de derechos, sino las personas. Claro que estos paranoicos descerebrados que también quieren hacer objeto de derecho a los territorios, en vez de a las personas que en ellos viven, no engañan a nadie que no quiera dejarse engañar. Pero es que no sólo quieren imponer lo suyo, lo que diferencia, es que además quieren eliminar lo común, lo que nos une.
Esos padres que asisten sin decir ni pío a como sus hijos son formados en una lengua que no va a entender nadie más allá de un pequeño territorio, y que ofrecen a sus hijos como futura carnaza manipulable al nacionalismo separatista y antisolidario, están aceptando acotar y limitar el futuro de sus hijos. Ojalá el día de mañana sus propios hijos les pidan cuentas y les reprochen el haber limitado sus posibilidades de futuro y de desarrollo. No es con parches del tipo "los llevaré a colegios privados" como se exige a los poderes públicos que protejan el derecho a la enseñanza, a la libertad de elección y que garanticen el cumplimiento de la ley. Aunque en muchos casos sean esos mismos poderes públicos los que incurren en dejación de funciones, cuando no en clara ilegalidad.
Pero ya vemos como en España ya no hay poder alguno que vele por los derechos de los ciudadanos, pues todos están manejados por el poder político. Y la política ya sabemos que tiene prioridades, y casi nunca esas prioridades pasan primero por defender los derechos de los ciudadanos.
castellano: 4. m. Lengua española, especialmente cuando se quiere introducir una distinción respecto a otras lenguas habladas también como propias en España. 5. m. Dialecto románico nacido en Castilla la Vieja, del que tuvo su origen la lengua española. 6. m. Variedad de la lengua española hablada modernamente en Castilla la Vieja. español: 3. m. Lengua común de España y de muchas naciones de América, hablada también como propia en otras partes del mundo. |
De las anteriores definiciones del Diccionario de la Real Academia Española referidas al idioma que yo hablo, es la última la que se ajusta exactamente. Las otras no definen ni acotan con rigor el concepto real del idioma que hablo, de mi lengua materna, de la lengua que es común a todos los españoles. Claro que como la palabra que corresponde con esa definición no deja lugar a dudas, no fue la que se incluyó en la Constitución, hecha para no molestar a los nacionalistas y para dejar la puerta abierta a todo tipo de interpretaciones que puedan ir precisamente contra ella misma.
Yo puedo decir, y lo digo, que he leído unas instrucciones escritas en catalán y castellano, o que una determinada instancia está en castellano y en gallego. Pero si me refiero al idioma que hablo digo que hablo español. No estoy intentando entonces hacer distinción entre lengua alguna. Y desde luego que no hablo un dialecto románico, ni tampoco soy oriundo de Castilla la Vieja. Así que en Valladolid puede que se hable el castellano, pero yo hablo español.
La cursi pedantería de quienes dicen hablar castellano, porque decir que hablan español les suena mal -les suena a derecha rancia por lo visto-, es tan patéticamente ridícula que convierte a España en el único país del mundo en donde a nuestro idioma no se le llama español. Y ello viene precisamente de ese complejo iniciado en la propia Constitución. De esos polvos vienen estos lodos.
Ahora nos encontramos en un país, en el que en diversas regiones del mismo no se puede estudiar en su propio idioma. El único del mundo en donde sus gentes salen a la calle a manifestarse porque sus hijos no pueden estudiar en su idioma. En el que se priva a las nuevas generaciones del derecho a conocer y usar el más preciado bien cultural que tenemos. En el que se pretende generar analfabetos funcionales en el idioma común, para que no puedan desarrollarse más allá de la tribu. Es la sinrazón y el paletismo nacionalista usando como arma política el idioma.
Pretenden hacer objeto de derecho a sus idiomas locales, ignorando que no son las lenguas los objetos de derechos, sino las personas. Claro que estos paranoicos descerebrados que también quieren hacer objeto de derecho a los territorios, en vez de a las personas que en ellos viven, no engañan a nadie que no quiera dejarse engañar. Pero es que no sólo quieren imponer lo suyo, lo que diferencia, es que además quieren eliminar lo común, lo que nos une.
Esos padres que asisten sin decir ni pío a como sus hijos son formados en una lengua que no va a entender nadie más allá de un pequeño territorio, y que ofrecen a sus hijos como futura carnaza manipulable al nacionalismo separatista y antisolidario, están aceptando acotar y limitar el futuro de sus hijos. Ojalá el día de mañana sus propios hijos les pidan cuentas y les reprochen el haber limitado sus posibilidades de futuro y de desarrollo. No es con parches del tipo "los llevaré a colegios privados" como se exige a los poderes públicos que protejan el derecho a la enseñanza, a la libertad de elección y que garanticen el cumplimiento de la ley. Aunque en muchos casos sean esos mismos poderes públicos los que incurren en dejación de funciones, cuando no en clara ilegalidad.
Pero ya vemos como en España ya no hay poder alguno que vele por los derechos de los ciudadanos, pues todos están manejados por el poder político. Y la política ya sabemos que tiene prioridades, y casi nunca esas prioridades pasan primero por defender los derechos de los ciudadanos.
Ni cursi ni pedante, yo utilizo las dos acepciones, todo depende del contexto de la frase y no por ello cuando digo castellano, estoy ninguneando la palabra que define el idioma que hablo, español.
ResponderEliminarSoy española y hablo español.
Y respecto a los padres que por circunstancias viven en una comunidad donde "conviven" la lengua oficial del Estado y la de la Comunidad Autónoma y tienen a sus hijos escolarizados, no se debe arremeter contra ellos, no todos pueden decidir cambiar de trabajo e irse a una Comunidad donde sólo se enseñe y se hable en español. Si las condiciones económicas lo permiten siempre se puede optar por colegios privados. La vida, el trabajo les lleva y se tienen que adaptar a las circunstancias como buenamente pueden.
Las Comunidades Autónomas deberían dejar de hacer autoritarismo lingüistico fácilmente se les ha olvidado la lucha por poder expresarse en la lengua autoctona, la más de las veces reinventada.
Pero es lo que hay, o adaptarse o emigrar...... ninguna de las dos cosas son fáciles
No necesariamente, queda otra opción: plantar cara a quien impide el ejercicio de un derecho y exigir que no se coarte la libertad.
ResponderEliminarSi lees bien mi artículo, verás que yo llamo castellano al español cuando lo contrapongo con una lengua regional. No tendría por qué, pero lo hago.
Lo cursi y lo pedante es llamar a muestro idioma castellano por no querer llamarlo español. Y eso no sólo abunda sino que viene de lejos.
Me consta que mucha gente en esta Comomunidad Autónoma que vivo planta cara y qué????? Cien granos, de arena en un desierto no hacen que éste se modifique.
ResponderEliminarEl verdadero problema viene de antaño. Esto se veía venir y le compete al Gobierno de España, poner orden en tanto caos. No es tan dificil, el que quiera que sus hijos se instruyan en catalán, euskera.. etc. perfecto. Pero debería existir el modelo lingüistico de enseñanza toda en español y la lengua autóctona como asignatura. Creo que en un estado de derecho es lo menos. Ya sabemos que todo va en función del cambalache de votos, no tengo ninguna esperanza de que esto cambie....
Lo dicho.. o adaptarse o emigrar
Yo no he visto a los vascos plantar cara a nada desde hace tiempo, pero a lo mejor es que lo hacen en privado. Una región que ha aceptado incluso que se le imponga como propia una bandera que lo es de un partido político, no parece que vaya a rebelarse contra nada. En Cataluña, la gente sale a la calle, y en Galicia hay movimientos activos y militantes.
ResponderEliminarDesgraciadamente para la enseñanza, las competencias en dicha materia están transferidas a las CCAA, y la legislación estatal, que define un mínimo común, no se hace cumplir en dichas comunidades por dejación del Gobierno.
Me temo por tanto que tienes razón y la opción de emigrar, ya típica de los vascos, seguirá siendo la elegida por quienes no acepten adaptarse.
Buenas tardes, yo soy española, nacida en cataluña, o sea catalana, mi idioma es el español pero . . . aquí en mi región a la que admiro y respeto tenemos dos lenguas, la castellana y la catalana, si yo digo que hablo castellano, no es por no querer llamarlo español, es por diferenciar el castellano del catalán. Tengo una pequeña empresa, soy comercial, todo el día estoy en la calle y jamás, jamás he tenido ningún problema
ResponderEliminarhablando castellano (ESPAÑOL), tan solo es cuestión de respeto y educación y aquí en CATALUÑA, hay mucho/a . Un beso de una catalana que habla y trabaja en ESPAÑOL (castellano). El saber más . . . enriquece.!!!!!!!!!!!!! por qué limitarnos???, MJ, ah!!!! no soy ni cursi ni pedante, ja ja ja .
No hace falta que te diga la falta de libertad que existe en el Pais Vasco.
ResponderEliminarSimplemente con arrancar un panfleto abertzale colocado en el cristal de tu portal, lleva riesgo.
Llevar el lazo azul, mucho más.....
Las protestas se hacen en la Consejería de Educación, pero imagino que cuando sales por la puerta lo rompen y se ríen.
Lo mejor emigrar..... aunque si te vas al límite de Cantabria, sigues siendo objetivo.... tristemente es así..
Me estoy empezando a preocupar... A ver, ¿qué parte de que yo llamo al español castellano cuando lo contrapongo a otro idioma de España, no he explicado bien? ¿Qué parte de que considero cursi y pedante el llamar castellano al español tan sólo por no llamarlo así, no ha quedado clara?
ResponderEliminarEs evidente que no he considerado ni cursi ni pedante a quien lo hace para contraponer dos lenguas.
Creo que a partir de ahora llamaré al español español en cualquier caso. Aunque sea como diferenciación. Diré que algo está escrito en catalán y en español, o en español y en gallego, o en español y valenciano. A lo mejor así se me entiende mejor.
E ncuanto a lo que dice cazagon, cierto; eso no es más que la evidencia sangrante del fracaso del llamado Estado de las Autonomías.
ResponderEliminarPara los ciudadanos ha supuesto un retroceso en libertades, para los políticos un tremendo campo de actividad y de enriquecimiento.
De acuerdo J.0.Noville.
ResponderEliminarpor lo que a mi respecta , quedó claro. . . . Lo he leido varias veces, pero me quedó claro. GRACIAS MJ
Es el mismo motivo por el que los progres evitan mencionar la palabra 'España' y usan 'país' como mucho, pues ni se atreven con 'Nación', ¡y mucho menos 'Patria'!
ResponderEliminarZascandiles irredentos, cambian la definición a todo para marear la perdiz. Si ya pueden con los adultos, su afán es meterse a las nuevas generaciones más al fondo del bolsillo.
'A río revuelto, ganancia de pescadores', sabio refrán que hacen suyo, ignorando que el refranero no da de comer. Debe haber sido cosa de la Vice, vestida de rosa, delante de los niños del cole.
Por eso tenemos otro que dice: "Aunque la mona se vista de seda..." ¡De Cruella de Vil le iba mejor!