viernes, 10 de octubre de 2008

Credibilidad cero.

La crisis no ha hecho más que empezar y es más profunda de lo que dicen.

El 80% de las empresas españolas son PYME y autónomos que, además, representan el 70% del PIB y ocupan al 80% de los trabajadores. Dicho tejido empresarial está ahogado al cerrársele el grifo crediticio. Si no se les da liquidez, se salvará el sistema financiero quizá, pero no el tejido productivo que hace que la economía funcione. No es ninguna broma, pues, el que no le lleguen los créditos.

Por ello, es absolutamente necesario decir la verdad. Si lo que hace falta es darle a la banca lo que necesitan para hacer frente a sus pagos, y ello redunda en que puedan seguir dando créditos, pues bienvenido sea. Pero que se diga la verdad. Eso de que no va a costarnos dinero -como ha dicho Solbes- ya es sangrante. El coste financiero de la deuda se tendrá que cubrir con los impuestos futuros.
Una emisión de deuda tiene un coste por cabeza determinado, ¿cómo que no tiene coste para el español de a pie? Si Solbes tiene la fórmula para que salga gratis, ¿porqué no inyectar 300.000 millones y ya está? 

Y si el dinero es necesario para enjugar la deuda externa de la banca, que se diga y no se mienta diciendo que el dinero va a donde no va a ir. Es mentira que vaya a dar créditos a las PYME y a las familias. Y ya es casualidad que sean precisamente 30.000 millones los que la banca tiene que pagar en el próximo plazo que vence ahora.

El problema pues, es la falta de credibilidad del gobierno. El mundo financiero y empresarial no es tan borrego como el común de los votantes socialistas, y no se cree lo que dice Zapatero porque lo diga Zapatero. Eso de decir que va a emitir deuda internamente es una idiotez. Lo que tiene que hacer el gobierno es atraer dinero exterior, a lo mejor emitiendo deuda pública posiblemente, pero no va a ser fácil habida cuenta de la situación financiera internacional. Y desde luego, sin mentir sobre que no tendrá coste alguno al contribuyente. Los inversores exteriores no son votantes del PSOE, así que no se va a atraer dinero de ninguna parte si no se transmite seguridad, y eso no se consigue mintiendo.

Y lo que habría que hacer es comprar los activos financieros a la banca, y que la banca, una vez recuperada su liquidez, funcione de la forma más normalizada posible. Pero esta maniobra de Zapatero parece estar claramente dirigida para salvar a cajas amigas que han funcionado de forma poco profesional haciendo favores políticos a amigos y afines. Ya hasta el Banco de España, su fiel servidor, se rebela y habla claramente dejando al Gobierno con las vergüenzas al aire.

O hacer lo que ha hecho Brown y ya se hizo en Suecia en su momento, que es el comprar acciones de la banca. Inyectar liquidez convirtiendo al Estado en accionista, y no comprando activos que no se sabe lo que valen, de forma que cuando se produzcan beneficios nos beneficiemos todos. Y no lo que se pretende ahora, que no es más que ayudar a unas empresas cuando tienen problemas por su mala gestión, pero no beneficiarse cuando tienen beneficios. O sea que si van a perder, lo evitamos con nuestro dinero, pero si ganan, se enriquecen ellos solitos.

No es justo además que los bancos que han funcionado razonablemente bien reciban la misma ayuda que los que han actuado con tremenda irresponsabilidad. Y no es en absoluto ni justo ni inteligente, que el tejido productivo desaparezca víctima de la crisis financiera provocada por los financieros, mientras se ayuda a esos financieros a recuperarse. Porque el lastre que suponen muchos de los créditos a promotores inmobiliarios de dudoso cobro tras el crack inmobiliario, veremos como afecta a los que hoy parecen saneados. Y las entidades -cajas de ahorro fundamentalmente- que irresponsablemente ya tienen activos inmobiliarios con valor contable superior al de mercado, que se amarren los machos. Ese valor seguirá en descenso por mucho que manipulen el mercado para evitarlo. Llegará el día en que será imposible taparlo y entonces el problema será mucho peor que el dejarlas caer ahora. Y el Banco de España, mirando para otro lado.