La crisis que pagan siempre los mismos.
Hace unos días, en la comunidad valenciana se realizó la adjudicación por sorteo de 36 viviendas de Protección Oficial. Pues bien, sólo 6 de esos adjudicatarios pudieron acceder a un crédito hipotecario por las crecientes garantías que exigen los bancos, por lo que ha de repetirse el sorteo para adjudicarlas de nuevo a quienes no tengan problemas para acceder a dichas hipotecas. Eso hará que la salud financiera posiblemente no se ponga en riesgo, pero desde luego no tiene nada que ver con lo de no favorecer a los que más tienen. Esta es la política financiera que alaba Zapatero. Ésta es la salud del sistema financiero que le gusta al Presidente. Eso es el proteger a los que menos tienen que predica Pepiño.
Es muy curioso que sea siempre con gobiernos socialistas con los que la banca ha logrado los mayores beneficios. No hay más que ver el historial de los mismos. Y también es curioso que el trabajador, el asalariado, salga siempre perjudicado, y hasta con la pérdida del trabajo, bajo gobiernos que se dicen de izquierda. La anterior vez que Solbes fue Ministro, acabamos con un 24% de parados.Y los sindicatos calladitos y arremetiendo políticamente contra las comunidades que mejor funcionan en la creación de empleo. Claro que no están gobernadas por la izquierda precisamente.
A los sindicatos hay que echarles de comer aparte, aunque yo por mí simplemente los echaba. Así, a la puñetera calle. Sólo los liberados sindicales de la Administración Pública de la Comunidad de Madrid cuestan anualmente 80 millones de euros. Un poco más e igualan lo presupuestado anualmente para nuevas instalaciones sanitarias. Estos liberados cobran sus sueldos íntegros cuando el promedio de las horas que trabajan es de 98 al mes, siendo el del resto de los trabajadores normales de 128 horas mensuales de media. Y eso sin mencionar que el año pasado se estimaba que unos 120 de estas liberalizaciones incumplían la legalidad vigente, y que al menos 80 estaban duplicadas.
Son unos vividores a cuenta de los demás y que, dedicados a objetivos políticos y no a asuntos laborales, tienen su poltrona asegurada. La prueba es que no dicen nada del recorte de las asignaciones del Estado a la Comunidad de Madrid. Ni del paro que las políticas del Gobierno no frenan. Estamos en el momento en el que más rápido se está incrementando el paro de toda nuestra historia. Y los sindicatos preparando manifestaciones para defender el derecho al trabajo en el tercer mundo.
El año pasado no se incrementó ni un duro la asignación presupuestaria a la Comunidad de Madrid, y este año se rebaja en un 6%, mientras la de Cataluña crece un 30%. Y al tiempo que no se pagan las deudas del Estado a la comunidad, se acusa a ésta de mala gestión sanitaria, según dijo la Vicepresidenta recientemente. En la comunidad madrileña se han construido en seis años 8 hospitales. En Andalucía sólo dos en 18 años. No parece una mala gestión, teniendo en cuenta que además el Gobierno central se ha negado reiteradamente a contemplar el aumento presupuestario necesario para atender la sanidad a causa del incremento de población, que en Madrid ha sido de 1,2 millones de personas desde 1.999.
Por no hablar de las infraestructuras. El Ministerio de Fomento ha tardado cinco años en hacer un túnel de 8 kilómetros -obra presupuestada, proyectada, adjudicada y comenzada con Cascos como Ministro- mientras en la pasada legislatura la Comunidad realizó 61 kilómetros de túneles. Y la obra de Fomento aún está incompleta, pues falta la nueva y grandiosa estación de Sol. Pero hay que ir a por Esperanza Aguirre como sea. No es buena para el PSOE, ni tampoco para el nuevo PP amigo.
La intención tanto de Gobierno como de sindicatos de ahogar las comunidades gobernadas por el PP, no sólo es evidente sino vergonzosa e indecente. Y mientras, por cada euro que el País Vasco aporta a las arcas comunes, los demás les damos a ellos ocho. Así no es de extrañar que el Lehendakari se dedique a gastar alegremente en idioteces que lo que pretenden es que el País Vasco deje de pertenecer a España, pero financiado por los españoles. O que financie a los partidos donde se refugian etarras. O que subvencione a los familiares de los terroristas. Tendría gracia de no ser lacerante.
Estas cosas no son ajenas a la crisis que padecemos, y no veo la mano de Bush en ninguna de ellas. Pepiño parece que sí.
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