Los progres y activistas del laicismo a ultranza deben de estar escondidos ante la explosión religiosa de la toma de posesión de Obama.
Hasta el Padrenuestro se ha rezado en el acto. Dos reverendos de creencias cristianas han oficiado en la ceremonia, y hasta el Presidente se ha encomendado a la ayuda divina. ¡Menudo disgusto deben tener estos ateos militantes! Aquí se intenta quitar cualquier símbolo de la creencia históricamente mayoritaria, al margen de que se vaya a las iglesias católicas o a las protestantes, o incluso sin ir a ninguna. Es nuestra cultura y de donde nacen los principios de nuestra civilización les guste o no les guste.Yo soy agnóstico*, pero en absoluto me molesta que se rece, e incluso puedo hasta acompañar algún rezo que recuerdo automáticamente de la niñez. En absoluto me molesta; es una manifestación de la libertad. Pero éstos apóstoles del laicismo galopante lo que quieren es imponer el no rezo. Es decir, quieren anular la libertad de los demás en aras de una supuesta libertad suya, minoritaria, a no oír rezos y a no ver símbolos.
Ahora tendrán que tragar sapos y culebras pues hasta Zapatero ha bendecido el discurso de Obama y no se ha perdido un minuto de la ceremonia, al menos eso ha dicho la oficina de prensa de Moncloa. Obama ha expresado claramente que EEUU no es la suma de las distintas etnias, creencias y posicionamientos políticos; no, EEUU es un país, un pueblo único; nada de sumas de partes. ¡Envidia me da, oiga! Es un pueblo único y unido, con diferentes peculiaridades que no hacen más que enriquecerlo y demostrar su altísimo respeto a la libertad individual.
El Presidente en sí mismo es un ejemplo de esa libertad y de la grandeza de la democracia que cree en el individuo. Gracias a ello ha llegado a Presidente alguien que no hace tanto tiempo no podría haber entrado en algunos establecimientos por el color de su piel.
La disposición del nuevo Presidente para incluir a todos y llamar a los mejores para trabajar juntos en la superación de la crisis, es algo impensable en España. Aquí el cainismo y los intereses sectarios impiden incluso un acuerdo -cada vez más indispensable- entre las principales fuerzas políticas para superar nuestra gravísima crisis interna. Como dice Obama, no es el momento de las ideologías sino de las ideas.
* El agnóstico no niega ni afirma la existencia de Dios, tan sólo acepta la incapacidad humana para poder conocer y entender dicho concepto. En definitiva, un humilde reconocimiento de la pequeñez de la mente humana en comparación con la eternidad. En absoluto la negación de nada y mucho menos de la religión como necesidad de los demás.
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