El PSOE madrileño no acude a los actos de homenaje a las víctimas del 11-M.
En Madrid ya han comenzado los actos programados por la Comunidad en homenaje a las víctimas del 11-M al cumplirse cinco años de la masacre. Los socialistas no acuden a los mismos. Algunos de ellos están ciertamente molestos por la consigna impartida por la dirección del partido para boicotear con su ausencia los actos programados. La excusa es el cierre de la Comisión de Investigación del supuesto espionaje desvelado por El País y que ya se ha demostrado falso e inexistente.
Ciertamente es una clara demostración de miseria el usar este asunto para reivindicar con una pataleta algo que ya se ha demostrado falso; pero aunque no fuera así, el que se use algo en lo que todos deberían estar unidos para cuestiones partidistas, anteponíendolo al apoyo a las víctimas, es miserable. La miseria llega a tanto que Tomás Gómez hoy acaba de hablar más de Esperanza Aguirre y de la supuesta trama de espionaje, que del 11-M y sus víctimas. Acusa otra vez a Aguirre de espiar, cuando hasta el propio periódico que lo hizo en dos portadas dijo ante el juez y las cámaras que eso no era así.
Lo del actual PSOE ya sobrepasa cualquier calificación. No sólo no tienen soluciones a la situación, sino que no hacen más que crear nuevas situaciones de tensión social. Y como hoy se puede observar, sin reparar en absoluto ni en el dolor de las víctimas del mayor atentado de Europa, ni en su deseo de que se investiguen los cada vez más evidentes agujeros en aquel sumario que llevó a una sentencia en la que no se aclaran muchos puntos.
Usar este asunto en la lucha partidista define muy bien a quienes lo hacen como miserables. Y me da igual si acatan la orden de mala gana; si fueran personas de bien no acatarían dichas órdenes como borregos y estarían hoy al lado de las víctimas. Sin más.
En cuanto al gobierno de Zapatero, no ha querido sumarse a homenaje alguno. Envía a una única representante del gobierno: la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que estará en el homenaje del Ayuntamiento en Atocha, y en el concierto organizado por la Asociación de Víctimas del 11.M. Pobre representación. Parece que rehuyen la foto con las víctimas o el abucheo que puedan dirigir a Zapatero. Mientras, más de mil quinientas personas, que jamás podrán reincorporarse al mercado laboral, están a la espera de cobrar lo que la sentencia obliga a pagarles, después de cinco años del atentado. De vergüenza.
Sí que demuestran ser unos miserables.
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