Altercados violentos contra la Asamblea de Madrid por parte de los sindicatos.
Los altercados violentos provocados por liberados sindicales contra la Asamblea de Madrid, demuestran que en absoluto defienden otra cosa que sus poltronas, no a los trabajadores. Para empezar, porque los que estaban allí hace mucho que no son trabajadores, sino vividores a costa de todos nosotros. Eso de los liberados sindicales es una lacra y un coste para todos, no solo para las empresas. Además de que su número es absolutamente desproporcionado, en absoluto defienden a los trabajadores de pequeñas empresas ni a los parados. Con los parados y con los trabajadores eventuales o temporales no pueden presionar a las grandes empresas públicas con huelgas, así que no les prestan la más mínima atención, por lo que se está generando una diferencia cada vez más acentuada entre trabajadores;por una parte los privilegiados, con sueldos y condiciones envidiables y que cada vez piden más, y por otra parte, los que tienen que conformarse con lo que sea para subsistir sin que nadie luche por ellos..
Pero lo que parece absolutamente fuera de toda lógica es que las protestas vayan dirigidas contra la comunidad de Madrid y contra su Presidenta, sin que aparezca la más mínima crítica o protesta contra el Gobierno de Zapatero, principal responsable de que la crisis nos esté golpeando de una forma muchísimo más grave que a los demás países. Lo de los partidos de izquierdas y los sindicatos calificando de pacífica y apoyando la actuación de esos vándalos que lanzaron objetos metálicos y tuercas, además de amenazas -se oyeron gritos de "la próxima visita será con dinamita"- , es otra demostración de la intencionalidad política de la actuación sindical, además de pareja y consecuente con la consideración de los piquetes de huelga como piquetes informativos, cuando lo más que informan es de que te partirán la cabeza si se te ocurre ir a trabajar si ellos han decretado huelga. Para estos animales totalitarios, libertad de huelga significa huelga obligatoria y la anulación del derecho a trabajar.
El que los sindicatos mayoritarios se hayan convertido en algo similar al Sindicato Vertical -pues apoyan al poder y viven de él en vez de financiarse de sus sindicados- es algo que debiera de hacer pensar a los trabajadores antes de secundar lo que estos sindicatos propongan. Sus intenciones son puramente políticas, no laborales. La declaración de una de las liberadas que han protagonizado las algaradas sobre que la comunidad de Madrid es la que más paro produce -algo absolutamente comprobable como falso- y sobre la supuesta gravedad del caso Gürtel -que ya me dirán qué tiene que ver con reivindicación laboral alguna- es una muestra más de los intereses políticos que mueven a estos sindicatos a sueldo.
Es absolutamente intolerable esta manipulación y esta verdadera tomadura de pelo con algo tan grave como los más de cuatro millones de parados. No se ve en los sindicatos el más mínimo asomo de solidaridad, ni de siquiera estudiar propuestas encaminadas a que las empresas puedan mantener una rentabilidad que no produjera más paro. Las empresas no viven de despedir a sus trabajadores, viven de rentabilizar el trabajo y la productividad de los mismos. El despido no se produce más que para impedir el cierre, y a veces ni así se consigue; y no tiene que ver con el coste de dicho despido. Si una empresa deja de ganar dinero, despedirá a sus trabajadores cueste lo que cueste, pues lo contrario le hará perder cada véz más. Pero si va a contratar nuevos trabajadores, el elevado coste del despido puede retraer la contratación ante el riesgo de que la falta de rentabilidad obligue a despedirlos. Las empresas miden sus riesgos, y ese coste lo aumenta.
La propuesta empresarial sobre el abaratamiento del despido -presentado como el acabóse por estos liberados- es una forma de animar a nuevas contrataciones, y el llamado contrato de crisis sería una salida para los contratos temporales y precarios. Ahora no tienen más que un contrato basura, así que aunque sólo se contemple una indemnización por despido de 20 días por año, siempre será mucho mejor que lo que tienen; y desde luego, mucho mejor que estar parado. Pero la ceguera y falta de responsabilidad de los sindicatos, empeñados en mantener los privilegios de unos pocos trabajadores y de ellos mismos, no permiten que se apliquen reformas laborales que modernicen nuestro mercado laboral, anclado en el franquismo.
He oido a determinada periodista de la cuerda zapaterista preguntarle a Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña, que si éste contrato de crisis se corregiría en el apartado de idemnización por despido una vez superada la crisis. Ante la respuesta de que ese contrato sería indefinido y por tanto no se corregirían sus condiciones, la contesación de esta periodista fue la de "entonces es natural que los sindicatos se opongan". Apunto a esta argumentación -que demuestra una cortedad de miras y una falta absoluta del sentido de solidaridad, así como un concepto totalmente franquista de las relaciones laborales- porque es la falacia habitual de los sindicatos. Negarse a este nuevo contrato es aceptar que los que tienen contratos precarios, temporales, o están en paro, puedan tener un contrato indefinido que les permitiría gozar de unas gartantías laborales mucho mejores que las que ahora tienen, por mucho que ello les suponga no tener una idemnización por despido igual a la que tendrían los privilegiados a los que protegen los sindicatos.
Los sindicatos se han mostrado indignados porque dicen que no van a permitir que se criminalice a los trabajadores por manifestarse pacíficamente. Curioso concepto de pacifismo tienen. Pero parafraseando a los que tiraban petardos repitiendo "con nuestro curro no se juega", habría que decirles que con el curro de los demás sí que no se juega, ni con el paro, ni con nuestro dinero, ni con la democracia, pues ¿qué es eso de amenazar a los representantes del pueblo con ir con dinamita a protestar? ¿A ellos quien coño les ha elegido para que decidan por los demás? Y para terminar ¿porqué no protestan contra el Gobierno de Zapatero, máximo responsable de lo que sucede? Pues, aunque les parezca mentira a estos liberados, es la izquierda -su izquierda del alma- quien gobierna; no el PP.
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