Zapatero, tras haber estado sin parar pidiendo el voto para el PSOE, no da la cara tras la derrota.
El cabeza de lista del PSOE, López Aguilar, ha tenido al menos la elegancia y la deferencia hacia sus electores de hacerse responsable de la derrota. Pero Zapatero no ha dicho nada, no ha dado la cara, no ha hecho declaración alguna de cara al menos a sus votantes. Ahora dirán que es el Presidente del Gobierno y que no debe de entrar en eso porque además no era candidato, pero eso no es más que una hipócrita excusa. El Presidente se ha volcado intensamente en la campaña y no ha tenido empacho alguno en pedir el voto para sus candidatos. Lo ha pedido él personalmente, y era Presidente cuando lo hacía, así que menos cuento. Y además, para más inri, lo hacía usando bienes del Estado que sus adversarios no tenían a su alcance.
¿Alguien tiene alguna duda de que si hubiera ganado el PSOE, Zapatero no habría estado celebrándolo y apareciendo en todos los medios ufanándose del apoyo a su persona y a su gestión? Ahora dicen también que esa derrota no hay que leerla en clave nacional, y lo dice nada menos que Leire Pajín, quien no habría dudado en tachar de acontecimiento histórico planetario su triunfo si hubieran ganado.
Pero Zapatero no tiene en absoluto la misma prisa en responsabilizarse de los fracasos como la que exhibe cuando se trata de éxitos, aunque sea de otros. El intento de asimilarse con Obama es uno de esos ridículos espejismos que vende a sus abducidos seguidores. El socialismo ha sufrido un duro varapalo en Europa, en EEUU no tiene nada que ver ni con el Partido Demócrata ni con Obama. Y desde luego nada que ver en talante democrático, no hay más que comparar sus gobiernos, aquel formado por gentes de alta cualificación y de afinidades políticas incluso contrarias, y aquí basado exclusivamente en la ideología sectaria y servilista, y formado por empalagosos y ridículos adoradores del líder.
Veremos que pasa ahora con su tradicional soberbia política y sus maneras totalitarias, que entiende la democracia sólo si le da la razón, y ve como enemigos de la misma a los que opinan de forma distinta a él. Pero su optimismo antropológico y casi enfermizo, le llevará a creer que las cosas se resolverán solas y que así se podrá apoderar de ello como un éxito. Y para ello cuenta con todas las televisiones y una amplísima parte de la prensa, así como de los famosos subvencionados y vividores del erario público, entre ellos los sindicatos políticos.
Pero ya se empieza a ver la calaña de nuestra clase política, llena de buitres carroñeros. Durán y Lleida, CiU, ya anima al PP a presentar una moción de censura, pero no dice que la va a apoyar. Aunque lo que sí sabe pero no dice es que de suceder eso, sus votos son absolutamente necesarios y se revalorizaría su peso hasta el infinito. Pero no vayamos a eso, centrémonos en lo que expongo al comienzo: la cobardía de Zapatero y su desprecio a sus votantes cuando no ha sacado de ellos lo que quería. Lo ha hecho también constantemente con sus más estrechos colaboradores y compañeros necesarios de su viaje a la cumbre del PSOE. Y lo seguirá haciendo, así que Chaves y quizás Montilla ya pueden poner su barbas a remojar.
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