Un pulso mantenido
Desde las 20 h. de esta tarde el Gobierno está incumpliendo su obligación de hacer cumplir la ley. No disuelve una manifestación declarada ilegal por la Junta Electoral de Madrid. ¿Porqué?
Desde esa hora la campaña electoral ha desaparecido ensombrecida por la manifestación de los descontentos y por su decisión de cargarse la jornada de reflexión. A mí lo que no me termina de encajar es que esto no se esté produciendo ante la Moncloa en vez de ante el gobierno regional de Esperanza Aguirre. Y tampoco me termina de encajar el intento de descalificar estas elecciones presumiblemente perdidas por el partido del Gobierno.
Yo estoy de acuerdo con muchas de las quejas expresadas por los descontentos. Apoyo la reforma de la ley electoral, la despolitización de la justicia y de las diversas instituciones que no debieran ser políticas, apoyo la desaparición de un Tribunal político por encima de los tribunales de justicia, estoy de acuerdo con acabar con la partitocracia e instalar una democracia participativa. Estoy de acuerdo con acabar con el monopolio político y sindical, así como con quienes viven del cuento y derrorchan nuestro dinero. Estoy de acuerdo con dejar de ayudar con mi dinero a empresas de millonarios y a bancos que no dan créditos. Con esas cosas estoy de acuerdo y apoyo la protesta.
Pero no sé quienes acabarán instrumentalizando ese descontento. Sí sé quienes se van a cargar el asunto si ven que no pueden manipularlo. Los mismos que intentarán que esto acabe mal enviando reventadores si es preciso. E incluso haciendo creer que quienes están detrás del descontento es el PP, como ya se intentó.
Ahí hay mucha gente que pide democracia convencida de que esto que tenemos no lo es. La mayoría expresa su descontento contra la clase política, pero no entiendo una manifestación de protesta si no es contra el Gobierno. Las manifestaciones contra la oposición se hacían en el franquismo como apoyo incondicional al régimen. Echo de menos eso, la protesta contra el gobierno. Y si además se protesta contra todo el sistema, mejor.
A mi me gustaría que alguien despejara mis dudas sobre si esto se estaría produciendo si el previsible ganador de las próximas elecciones fuera el PSOE. Esto no me huele bien. El movimiento tiene razón, pero el riesgo de que sea monopolizado por la izquierda afecta al régimen es cierto.
El parecido con lo sucedido en el norte de Africa es evidente, como también es evidente que cuando ese parecido lo ha evidenciado alguien del PP los medios se le han echado encima, y no ha sido así cuando la comparación ha partido del mismísimo Felipe González. El sectarismo es lo que se ha cargado este intento de democracia devenido en partitocracia, además de derivarse en una pérdida evidente de libertades individuales.
Rubalcaba está entre la espada y la pared. No puede incumplir la ley -aunque ya la está incumpliendo- y tampoco quiere aparecer como quien acabe con un movimiento que expresa el descontento. Así que necesita zafarse y clavar la espada en la pared, y a falta de un Rey Arturo que la desclave, hará cualquier cosa que pueda perjudicar a sus adversarios políticos dejando a un lado su deber de mantenr el orden público. Intentará que la derecha descalifique la protesta para luego decir que no actuó contra los manifestantes para no hacerle caso a esa derecha.
En cuanto a quienes se asustan porque dicen que este movimiento se quiere cargar el sistema, sólo decirles que el que se mantenga el sistema beneficia cada vez más a los mismos. El problema es que el sistema esté corrupto y sea ineficaz, no el que se quiera acabar con eso. En todo caso el problema podría ser el método para lograrlo, las revoluciones se llevan por delante demasiadas cosas, incluso vidas, no sólo lo que no funciona.
Claro que también existe la posibilidad de que alguien haya orquestado acabar con estas elecciones y con quienes las ganen, si no son los suyos. Si consiguen liar el follón bien liado, hasta podrían aplazarlas. Todo es posible con estos que se han hecho con las riendas del poder.
De momento, puede que hasta la lluvia salga en ayuda de Rubalcaba para darle un respiro.
Desde las 20 h. de esta tarde el Gobierno está incumpliendo su obligación de hacer cumplir la ley. No disuelve una manifestación declarada ilegal por la Junta Electoral de Madrid. ¿Porqué?
Desde esa hora la campaña electoral ha desaparecido ensombrecida por la manifestación de los descontentos y por su decisión de cargarse la jornada de reflexión. A mí lo que no me termina de encajar es que esto no se esté produciendo ante la Moncloa en vez de ante el gobierno regional de Esperanza Aguirre. Y tampoco me termina de encajar el intento de descalificar estas elecciones presumiblemente perdidas por el partido del Gobierno.
Yo estoy de acuerdo con muchas de las quejas expresadas por los descontentos. Apoyo la reforma de la ley electoral, la despolitización de la justicia y de las diversas instituciones que no debieran ser políticas, apoyo la desaparición de un Tribunal político por encima de los tribunales de justicia, estoy de acuerdo con acabar con la partitocracia e instalar una democracia participativa. Estoy de acuerdo con acabar con el monopolio político y sindical, así como con quienes viven del cuento y derrorchan nuestro dinero. Estoy de acuerdo con dejar de ayudar con mi dinero a empresas de millonarios y a bancos que no dan créditos. Con esas cosas estoy de acuerdo y apoyo la protesta.
Pero no sé quienes acabarán instrumentalizando ese descontento. Sí sé quienes se van a cargar el asunto si ven que no pueden manipularlo. Los mismos que intentarán que esto acabe mal enviando reventadores si es preciso. E incluso haciendo creer que quienes están detrás del descontento es el PP, como ya se intentó.
Ahí hay mucha gente que pide democracia convencida de que esto que tenemos no lo es. La mayoría expresa su descontento contra la clase política, pero no entiendo una manifestación de protesta si no es contra el Gobierno. Las manifestaciones contra la oposición se hacían en el franquismo como apoyo incondicional al régimen. Echo de menos eso, la protesta contra el gobierno. Y si además se protesta contra todo el sistema, mejor.
A mi me gustaría que alguien despejara mis dudas sobre si esto se estaría produciendo si el previsible ganador de las próximas elecciones fuera el PSOE. Esto no me huele bien. El movimiento tiene razón, pero el riesgo de que sea monopolizado por la izquierda afecta al régimen es cierto.
El parecido con lo sucedido en el norte de Africa es evidente, como también es evidente que cuando ese parecido lo ha evidenciado alguien del PP los medios se le han echado encima, y no ha sido así cuando la comparación ha partido del mismísimo Felipe González. El sectarismo es lo que se ha cargado este intento de democracia devenido en partitocracia, además de derivarse en una pérdida evidente de libertades individuales.
Rubalcaba está entre la espada y la pared. No puede incumplir la ley -aunque ya la está incumpliendo- y tampoco quiere aparecer como quien acabe con un movimiento que expresa el descontento. Así que necesita zafarse y clavar la espada en la pared, y a falta de un Rey Arturo que la desclave, hará cualquier cosa que pueda perjudicar a sus adversarios políticos dejando a un lado su deber de mantenr el orden público. Intentará que la derecha descalifique la protesta para luego decir que no actuó contra los manifestantes para no hacerle caso a esa derecha.
En cuanto a quienes se asustan porque dicen que este movimiento se quiere cargar el sistema, sólo decirles que el que se mantenga el sistema beneficia cada vez más a los mismos. El problema es que el sistema esté corrupto y sea ineficaz, no el que se quiera acabar con eso. En todo caso el problema podría ser el método para lograrlo, las revoluciones se llevan por delante demasiadas cosas, incluso vidas, no sólo lo que no funciona.
Claro que también existe la posibilidad de que alguien haya orquestado acabar con estas elecciones y con quienes las ganen, si no son los suyos. Si consiguen liar el follón bien liado, hasta podrían aplazarlas. Todo es posible con estos que se han hecho con las riendas del poder.
De momento, puede que hasta la lluvia salga en ayuda de Rubalcaba para darle un respiro.