El paripé nacional.
Andan ahora los partidos diciendo una cosa y deseando la contraria. El PP pidiendo adelanto de las elecciones generales y rezando para que no se convoquen antes de que el gobierno adopte las necesarias reformas. Esas reformas puede que pasen sin grandes altercados en las calles si lo lleva a cabo alguien que se dice de izquierdas, pero es seguro que si las tiene que realizar el PP, los sindicatos políticos paralizan España. A pesar de que han perdido fuelle todavía tienen recursos para lograrlo.
El PSOE anda mirándose el ombligo y pidiendo unas primarias que no quieren llevar a cabo. El partido no resisitiría más división que la que esta debacle está produciendo. Así que presumiblemente volverán a tomarnos el pelo convocando unas primarias a las que sólo acudirá el candidato que quieren que salga: Rubalcaba.
Zapatero anda como un zombie sin entender que la ciudadanía le ha dado la espalda y ahora lo hará su partido. Sus ilusiones de quedar, por un lado como mártir que se inmola para sacar a España de la crisis, y por otro, como el que nos salvó de la ETA al rendirse ante ella, pueden quedarse en fustración. Ya no le vale eso de "confiad en mí".
Por su parte, IU quiere alcanzar poder -y sueldos- allí donde puede ayudar al PSOE a mantenrse, pero eso va en contra del mensaje que los ciudadanos -y ellos mismos- han enviado en el sentido de cambiar para darle la vuelta a las alfombras y limpiar lo que ocultan.
En cuanto a los nacionalistas, están sopesando si los beneficios que pueden obtener a cambio de mantener a Zapatero en la Moncloa son tales o tendrán un coste inasumible. El PNV ya empieza a amagar desde su posición de asombro al ver como el monstruo de ETAstein se ha llevado una buena parte de su pastel electoral. Convergencia y Unión puede que hasta se esté dando cuenta de que antes de pedir más pastel hay que generar las condiciones para poder hacerlo, y sabe que no es desde una política vacilante como se puede lograr. Por otra parte, en el ámbito económico no están alejados del PP.
Los pequeños partidos, como UPyD, que han visto crecer su apoyo, no saben como capitalizar su aumento de influencia que no pueden ejercer para favorecer las reformas que propugnan, como sí hubieran podido hacer si se hubiera tradado de elecciones generales. Están como quien recibe felicitaciones antes de su cumpleaños.
Y sobre los proetarras, sólo decir: hay que echarlos si no queremos que el quiosco se nos venga abajo. Ni agua.
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