miércoles, 9 de septiembre de 2015

Apuntes sobre la intervención en Siria.


Rusia se ha posicionado claramente a favor de Asad. EEUU ya no manifiesta su anterior inquina contra el dictador y su reciente acuerdo y normalización de relaciones con Irán puede implicar que ahora apoye a quien apoya ese país para frenar al Estado Islámico, claramente enemigo de su República islámica. O sea, a Asad.

El Estado Islámico aprovechó la debilidad de Asad -provocada por los países que se le oponían- para sustituir a las fuerzas rebeldes armadas por occidente por sus extremistas islámicos.

Intentar imponer en los países musulmanes el concepto de democracia occidental es imposible. Su religión y costumbres no la aceptan. Desde siempre han preferido y elegido a dirigentes autoritarios y con capacidad de auparse con el liderazgo. Admiran la fuerza y la firmeza, no los votos. Cuando la puerilmente llamada "primavera árabe" en occidente se creyó que era un despertar democrático, cuando no era otra cosa que la protesta contra gobernantes corruptos. Y ahí están los resultados.

En esa zona es mejor el mal menor. Gadafi servía de freno al integrismo islámico, se ha evidenciado claramente tras su caída. Haberlo hecho desaparecer ha generado más desestabilización y tragedias que las que había con él. En Irak, la salida de occidente dejando detrás lo que creían democracia, ya vemos en lo que se ha convertido.

El enemigo común hoy día es el Estado Islámico y es lo que hay que combatir y exterminar. Atacar a Asad sería tanto como enfrentarnos a Rusia y a China, no creo que atacar a un dictador local valga el riesgo de que se expanda el Estado Islámico y de un enfrentamiento entre potencias que podrían llevarnos a un conflicto de dimensiones mundiales.

Asad no es la solución definitiva, de acuerdo, pero ir contra él no es la solución inmediata. Todo lo contrario, podría agravar la situación y generar un enfrentamiento entre las grandes potencias. Sin olvidar que el Estado Islámico lo aprovecharía para seguir su expansión. Tengamos en cuenta que ya están en las puertas de Túnez, o incluso ya dentro. Pongamos los pies en la tierra y antepongamos la realidad a las utopías, y la autodefensa a las ideologías.

Combatamos lo urgente, ya habrá tiempo después de hablar de lo que se cree más conveniente para gobernar Siria.

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