El nivel al que hemos llegado lo evidencia claramente la euforia del PP, ya convertido en el Partido Marianista, que está presentando el resultado como un éxito rotundo, olvidando absolutamente de donde vienen: de una mayoría absoluta que han perdido.
Rajoy ha ganado, sí, pero más parece que sea de rebote debido al gran perdedor, Pablo Iglesias. Es evidente que el voto del miedo, el voto útil contra la izquierda extrema, ha funcionado y se ha refugiado en el PP, pero tomarlo como un apoyo a Rajoy me parece una fantasía excesiva. Estos que desde el PP ahora le rinden pleitesía incondicional debieran de contar los votos, sobre todo los que han perdido desde la llegada de Mariano al poder.
Sánchez ha llevado al PSOE a su peor resultado histórico pero será quien decida el gobierno. Y como se centran en lo que dicen éxito -pues no les ha superado Iglesias- no se ha producido lo que hubiera sido lógico: que el Secretario General responsable del fracaso pusiera su cargo a disposición del partido, por mucho que disimulen con el cuento de que el fracaso podría haber sido peor y, por lo tanto, el que no lo haya sido es un éxito. No es cierto, sigue siendo un fracaso.
Rivera, a pesar de su natural decepción y disgusto seguirá siendo árbitro. Si apoya un gobierno del PP no podrá formar parte de él si es Rajoy quien lo preside, pero podrá imponer condiciones duras y hacer torcer el brazo en temas fundamentales como la independencia judicial o la enseñanza. Pero corre un riesgo tremendo con lo que tenga que apoyar, pues saben difícil terminar la legislatura con el PP en el Gobierno, lo que les dejaría sin influencia si pasan con ellos a la oposición.
Iglesias y Garzón lo tienen más crudo, pero a pesar de ello no sería de extrañar que en el ejercicio de la oposición pudieran subir puntos, pues lo que sí está claro es que el gobierno que salga, si sale, no lo va a tener fácil y puede -yo casi lo aseguraría- que no termine el calendario de la legislatura.
Pero esto es adelantar mucho, aún está por ver si con estos resultados y con las diferentes estrategias partidistas y la falta de sentido de Estado característica de dichos partidos llegamos a conformar Gobierno antes de hacernos mayores.En cualquier caso, lo que sería lógico en cualquier otro sitio, la coalición PP-PSOE, se me antoja imposible con estos líderes.
Rajoy ha ganado, sí, pero más parece que sea de rebote debido al gran perdedor, Pablo Iglesias. Es evidente que el voto del miedo, el voto útil contra la izquierda extrema, ha funcionado y se ha refugiado en el PP, pero tomarlo como un apoyo a Rajoy me parece una fantasía excesiva. Estos que desde el PP ahora le rinden pleitesía incondicional debieran de contar los votos, sobre todo los que han perdido desde la llegada de Mariano al poder.
Sánchez ha llevado al PSOE a su peor resultado histórico pero será quien decida el gobierno. Y como se centran en lo que dicen éxito -pues no les ha superado Iglesias- no se ha producido lo que hubiera sido lógico: que el Secretario General responsable del fracaso pusiera su cargo a disposición del partido, por mucho que disimulen con el cuento de que el fracaso podría haber sido peor y, por lo tanto, el que no lo haya sido es un éxito. No es cierto, sigue siendo un fracaso.
Rivera, a pesar de su natural decepción y disgusto seguirá siendo árbitro. Si apoya un gobierno del PP no podrá formar parte de él si es Rajoy quien lo preside, pero podrá imponer condiciones duras y hacer torcer el brazo en temas fundamentales como la independencia judicial o la enseñanza. Pero corre un riesgo tremendo con lo que tenga que apoyar, pues saben difícil terminar la legislatura con el PP en el Gobierno, lo que les dejaría sin influencia si pasan con ellos a la oposición.
Iglesias y Garzón lo tienen más crudo, pero a pesar de ello no sería de extrañar que en el ejercicio de la oposición pudieran subir puntos, pues lo que sí está claro es que el gobierno que salga, si sale, no lo va a tener fácil y puede -yo casi lo aseguraría- que no termine el calendario de la legislatura.
Pero esto es adelantar mucho, aún está por ver si con estos resultados y con las diferentes estrategias partidistas y la falta de sentido de Estado característica de dichos partidos llegamos a conformar Gobierno antes de hacernos mayores.En cualquier caso, lo que sería lógico en cualquier otro sitio, la coalición PP-PSOE, se me antoja imposible con estos líderes.