Esta noche acabo de ver en La Sexta -cadena que ha trabajado intensamente estos años para dar voz al independentismo y a quienes pretenden desestabilizar España, para así poder llegar a gobernarla de forma totalitaria- un "debate" entre representantes de los partidos políticos del Parlament. Tremendo, cada cual a lo suyo y peleándose entre los que se supone que defienden la supervivencia de España como nación.
Aunque esto último es un decir, pues el del PSOE al ser preguntado si España es una nación responde que es una "nación de naciones", con lo que difícilmente podrá defender algo quien no tiene claro lo que es ese algo. El de Podemos, en una línea distinta y de descalificación de la posición de su propio portavoz en dicho parlamento. Ciudadanos, como voz única apuntando, para mí acertadamente, al latrocinio nacionalista en Cataluña como origen de su huida hacia adelante en busca de la impunidad que suponen les daría su república catalana.
Pero claro, en hueso hemos dado; al hablar de corrupción tanto PSOE como PP disparándose entre ellos, y Podemos azuzando al tiempo que llama represión antidemocrática el que se aplique la ley a quienes la incumplen, evidenciando que pretenden que los políticos estén por encima de la ley, siempre y cuando se salten la ley que a los de Podemos no le gusta. Así, por las bravas. Y como fondo, la palabra democracia para definir el robo de la democracia por una parte que quiere decidir por el todo.
Hay quienes, como solución, apuntan a un cambio en la Constitución para mejorarla. Pero ¿mejorarla a ojos de quién? Porque si es para calmar a los nacionalistas estaremos en más de lo mismo y sólo servirá para alargar la agonía un poco. No he oído voz potente alguna que quiera cambiar la Constitución para constituir de una vez España eliminando lo que ha sido la semilla de lo que hoy tenemos: eso de "las nacionalidades" que anula la definición de España como nación, y el no llamar español al idioma que en todo el mundo se llama así menos en España. Para constituir un Estado hay que dejar claro a qué competencias son las que dicho Estado no puede renunciar para seguir considerándose estado. Y si ya no parecía que desprenderse de la educación y la sanidad pudiera consolidar el Estado, la experiencia de estos años lo ha confirmado con creces. Es más, ha demostrado que es la mejor arma que tienen quienes pretenden que España no se constituya ni como nación ni como Estado.
Si a eso le sumamos que esta tarde el PP y voceros han alabado la "firmeza" de Rajoy en Barcelona cuando ha dicho eso de "nos van a obligar a llegar a lo que no queremos llegar", pues apaga y vámonos. Esa frase en sí misma expresa cualquier cosa menos firmeza. Todo lo contrario, evidencia que no se quiere tener firmeza en la aplicación de la ley y en la defensa de España, pues de España se trata y a la ruptura de la misma se dirige toda esta sucesión de disparates y desprecio de las leyes.
Así que, repito: estamos perdidos; pues ni esto es una película ni hay Clint Eastwood alguno que esté dispuesto a imponer la ley. Vamos, ni siquiera alguno que quiera imponerla.
Aunque esto último es un decir, pues el del PSOE al ser preguntado si España es una nación responde que es una "nación de naciones", con lo que difícilmente podrá defender algo quien no tiene claro lo que es ese algo. El de Podemos, en una línea distinta y de descalificación de la posición de su propio portavoz en dicho parlamento. Ciudadanos, como voz única apuntando, para mí acertadamente, al latrocinio nacionalista en Cataluña como origen de su huida hacia adelante en busca de la impunidad que suponen les daría su república catalana.
Pero claro, en hueso hemos dado; al hablar de corrupción tanto PSOE como PP disparándose entre ellos, y Podemos azuzando al tiempo que llama represión antidemocrática el que se aplique la ley a quienes la incumplen, evidenciando que pretenden que los políticos estén por encima de la ley, siempre y cuando se salten la ley que a los de Podemos no le gusta. Así, por las bravas. Y como fondo, la palabra democracia para definir el robo de la democracia por una parte que quiere decidir por el todo.
Hay quienes, como solución, apuntan a un cambio en la Constitución para mejorarla. Pero ¿mejorarla a ojos de quién? Porque si es para calmar a los nacionalistas estaremos en más de lo mismo y sólo servirá para alargar la agonía un poco. No he oído voz potente alguna que quiera cambiar la Constitución para constituir de una vez España eliminando lo que ha sido la semilla de lo que hoy tenemos: eso de "las nacionalidades" que anula la definición de España como nación, y el no llamar español al idioma que en todo el mundo se llama así menos en España. Para constituir un Estado hay que dejar claro a qué competencias son las que dicho Estado no puede renunciar para seguir considerándose estado. Y si ya no parecía que desprenderse de la educación y la sanidad pudiera consolidar el Estado, la experiencia de estos años lo ha confirmado con creces. Es más, ha demostrado que es la mejor arma que tienen quienes pretenden que España no se constituya ni como nación ni como Estado.
Si a eso le sumamos que esta tarde el PP y voceros han alabado la "firmeza" de Rajoy en Barcelona cuando ha dicho eso de "nos van a obligar a llegar a lo que no queremos llegar", pues apaga y vámonos. Esa frase en sí misma expresa cualquier cosa menos firmeza. Todo lo contrario, evidencia que no se quiere tener firmeza en la aplicación de la ley y en la defensa de España, pues de España se trata y a la ruptura de la misma se dirige toda esta sucesión de disparates y desprecio de las leyes.
Así que, repito: estamos perdidos; pues ni esto es una película ni hay Clint Eastwood alguno que esté dispuesto a imponer la ley. Vamos, ni siquiera alguno que quiera imponerla.