Uno de los síntomas más claros es el nerviosismo de Podemos que han visto como esa calle y esa gente que creían suya, no es tal, incluso constatando sus fracasos de convocatoria últimos. Eso explicaría que ahora ya no hablen del 155 sin del 116 (Estado de Excepción) para seguir con su matraca de que aplicar la Constitución que garantiza la democracia es un ataque a la democracia.
Ya hasta en la Sexta les rebaten. Quizá se acerca el momento en el que pierdan el chollo.
Si todo esto, el hartazgo de los españoles y el que se acabe con su silencio, es producto del cabreo por la inacción de Rajoy, al final habría que ponerle una estatua. El pueblo acaba actuando cuando nadie actúa por él.
Pero esto último de facilitar por decreto que las empresas se puedan ir de allí no me termina de gustar. Primero, porque no sé si salvar la economía hundiendo la catalana es justo con los catalanes leales. Segundo porque puestos a facilitar la huida de la quema, habría que facilitárselo también a estos ciudadanos. Y tercero porque se puede dar por bueno que habrá quema, cuando la obligación del Gobierno es evitarla.