Casado anda muy despacio ante la que se nos viene encima. Ya tendría que haberse reunido con Abascal para lograr un compromiso de que no va a aprovechar el quedarse sólo en la oposición, por la derecha, para desangrar al PP si éste ofrece a Sánchez, junto a Cs, un gobierno de concentración constitucionalista para impedir que se apoye en la extrema izquierda y en los independentistas.
Debiera diseñar una campaña de comunicación que explicara sin lugar a dudas la emergencia nacional que obliga a ello, y lograr la colaboración de Vox en dicha campaña. Y paralelamente dar el paso de presentar un pacto constitucionalista a Sánchez con una serie de condiciones de máximos para luego ir negociando y no dar la impresiín de intransigencia, sino de estar dispuestos a sacrificios por España. Abascal no se sumaría a esa proposición, claro; pero no para torpedearla sino para hacerla posible. Se trataría pues de una operación de Estado para salvar el Estado.
Si Sánchez llega a un acuerdo de Gobierno con Iglesias tendría en el Gobierno a ése al que acusó de apoyar a los independentistas, diciendo además que ese hecho no le permitiría dormir. No me cabe duda de que ese acuerdo existe soterrado y que se fraguó bajo el auspicio de Roures y Soros. Como tampoco tengo dudas de que Rivera estaba convencido de ello y por eso su no rotundo a Sánchez enfrentándose a la mitad de su propio partido. Pero falló en la comunicación, se perdió en ataques a sus socios naturales y ahí está ahora Rivera y los restos de su partido.
Estoy seguro de que la ausencia del Rey, de viaje por Cuba, es algo calculado y que obedece a algún plan que no será bueno ni para la monarquía ni para el constitucionalismo, o sea, malo para España. Sea lo que sea que planee Sánchez, o se toma urgentemente la iniciativa o perdamos toda esperanza. Si vuelve el Frente Popular será para quedarse.
Si de verdad se quiere impedir lo que parece venir, no hay que perder ni un minuto más para tomar la iniciativa. Aunque no salga el plan.