martes, 12 de noviembre de 2019

El centro no existe.


Ni Casado ni el PP pueden estar satisfechos ni hablar de "remontada". Han superado su último descalabro, pero no el anterior. Ni mucho menos se acerca a superar la pérdida de tres millones y medio de votos respecto a cuando dilapidó su mayoría absoluta.

La apuesta de Casado por apoyar al PP vasco y contar con Ana Pastor no ha logrado, ni de lejos, llegar al número de diputados que tuvieron cuando perdieron la moción de censura.

Apoyar a Alfonso Alonso cuando descalificaba a Cayetana se ha evidenciado como un error de primera cuando aquel no ha logrado representación alguna para el PP en el País Vasco, mientras Cayetana ha doblado la representación en Cataluña.

El centrismo y la inmersión lingüística de Feijóo mejora respecto al desastre de abril pero se queda a la par con el PSOE, lo que tampoco es para echar cohetes pues no pinta bien de cara a las elecciones gallegas de dentro de un año.

O Casado vuelve a ser Casado sin la barba de Rajoy, o no sale del hoyo aunque el PSOE caiga. O toma la iniciativa o el próximo partido hegemónico de la derecha será Vox.

El centro no existe, es sólo un espejismo coyuntural, un posicionamiento en un momento determinado, no una ideología. O el PP se define claramente o le sucederá lo que a Cs, UCD, CDS y UPyD.

Ahora tiene que fijar su estrategia para que Sánchez no lleve a España a un gobierno con los enemigos de España y de la economía de mercado. Y ello pasa por tomar la iniciativa. Que el problema de España es Sánchez está claro, pero no se va a ir y su partido no está en disposición de sustituírlo. Así que toca jugar con él pero amarrándolo en corto. De lo contrario nos arrastrará al desastre e incluso al enfrentamiento interno.

Y que recuerde que antes el problema eran Rajoy y Sánchez, así que mejor no volver a hacer que el problema sean esas dos personas cuando ya nos habíamos librado de una. Que hable con Abascal -con Cs no sé quien debiera ser el interlocutor- y llegue a algún tipo de acuerdo que permita hacer un ofrecimiento a Sánchez que lo desenmascare de una vez. Y que aproveche su psicosis con el Falcon para ofrecerle seguir en él pero tutelado y con condiciones.