jueves, 7 de enero de 2021

Ejecución en el Capitolio.


 

No verán a las feministas condenar este homicidio de una mujer desarmada que más parece una ejecución. Policías armados hasta los dientes detrás de ella, varios agentes armados en el pasillo al que pretendía entrar, ¿y no ha habido otra opción que dispararle a bocajarro en una zona vital? No hubo ni intento de detenerla.
Tampoco creo que esos de la rodilla en tierra protesten por ello.



Desde este ángulo se ve claramente que el disparo parte desde el pasillo al que pretende entrar por ese cristal roto. Disparo a bocajarro de uno de los miembros del Servicio de Seguridad del Capitolio. No hay intento de detención y mucho menos de intentar evitar víctimas. El policía que estaba detrás de ella apunta en la dirección de la que vino el disparo, o sea, al agente del Servicio de Seguridad del Capitolio, lo que indica un desconcierto total y falta de coordinación. 
El apoyo inicial de Trump a la manifestación y el que las RRSS censuraran y eliminaran sus mensajes en los que pedía a la gente que volviera a casa para evitar precisamente esto, hizo creer a muchos que estaban ahí para defender la democracia y la libertad, y hasta la policía dudaba del bando en el que debía estar. Me da la impresión de que el tremendo error de Trump fue aprovechado para criminalizarle. Suena mucho a un acto de falsa bandera. A esa mujer, exaltada o no, le costó la vida seguir lo que creyó una orden de su Presidente. No se merece el olvido y ni mucho menos la condena de su país, que debería honrarla, no por lo que hizo sino por lo que creyó hacer.

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