sábado, 18 de septiembre de 2021

Teodorico el último.




Si Casado no se da cuenta de que el problema es Teodoro, entonces es que el problema es él. Esa convención de Valencia no sirve más que para insuflar moral a los propios; y poca moral se va a insuflar a quienes se ven esperanzados por la firmeza y el éxito de Díaz Ayuso si no pueden verlos como propios. Y es eso lo que ya está sucediendo, hasta en el disgusto que se llevarán esos fans de Ayuso, que van a ir en autobuses fletados por el partido con la ilusión de hacerse una foto con ella, si ésta al final antepone el viaje a EEUU a acudir a esa convención montada con el fin de lanzar a Casado al estrellato.

A poco que siga insistiendo Teodoro, lo lanzará, sí, pero por la borda. No es Ayuso la que se enfrenta con Casado, es Teodoro el que se empeña en enfrentar a Casado con ella. Y con todo lo que se menea, excepto con Sánchez. Ayuso se ha convertido en la oposición a Sánchez porque Casado, aconsejado o no por Teodoro, no la ejerce como debiera. Se queda en mucho hablar pero en poco hacer, no vaya a ser que le acusen de crispar desde la izquierda y medios afines. El que El País se ponga ahora de su parte, en ese supuesto combate con Ayuso, evidencia que tiene que cambiar de entrenador, pues éste se ha empeñado en que su rival es ella en vez de Sánchez.

Es Casado quien debe subirse al caballo ganador de Ayuso, no descabalgarla a ella como hizo con Cayetana. Si quiere presumir de éxito, que presuma de haber lanzado a Ayuso al estrellato en vez de intentar hacer que se estrelle. Cuando estrelló a Cayetana se estrelló a sí mismo que fue quien la eligió como portavoz. Ayuso ganó por méritos propios tumbando a sus oponentes, él pretende ganar por abandono del rival. Y no es lo mismo. Es lo que hizo Rajoy y terminó sustituido por un bolso mientras estaba de copas en un comedor.

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